Arsenio Escolar
Los planes contra el déficit público se multiplican en Europa: Portugal, Francia, Italia… Y todos tienen algo en común que no tiene el que Zapatero presentó la semana pasada: se hace un esfuerzo en los gastos, sí, recortando cuanto se puede (y casi siempre es en derechos sociales; es decir, lo pagan los ciudadanos económicamente menos afortunados), pero se hace también en los ingresos, aumentando la presión fiscal sobre los más ricos. Lo hacen el socialista Sócrates en Portugal, pero parece que lo van a hacer también presidentes no precisamente de izquierdas, como el francés Sarkozy y el italiano Berlusconi.
Francia ya adelantó ayer que recortará en pensiones, pero que cambiará la fiscalidad de las rentas altas. El ministro italiano de Bienestar prometió ayer que el Gobierno “contendrá el perímetro del sector público”, pero también que será “fiscalmente equitativo con los ciudadanos”.
A medida que pasan los días y se conocen los planes de otros países, se entiende menos que Zapatero el Rojo, el Zapatero que había hecho de la política social su bandera estrella, haya renegado de ella de un plumazo sin, al mismo tiempo, tomar anunciar medidas fiscales de izquierdas.