
Palabras sin sentido
«Power Balance es una frecuencia en sí, almacenada en un medio (el holograma), que restaura el equilibrio eletromagnético de tu cuerpo aislando a cada célula viva de los factores externos que le impiden funcionar al 100% de sus capacidades», dice la compañía. La frecuencia, añade, procede de «materiales naturales conocidos por sus efectos beneficiosos para nuestro cuerpo». Y explica: «Casi todo tiene una frecuencia que le es propia. Algunas frecuencias reaccionan de manera positiva con tu cuerpo y otras negativamente. Cuando el holograma se pone en contacto con el campo de energía de tu cuerpo, permite a tu cuerpo interactuar con la frecuencia beneficiosa natural almacenada en el holograma». La compañía asegura que esa tecnología «se diseñó originalmente para ayudar a los atletas profesionales a lograr su máximo rendimiento, pero sus beneficios han sido reconocidos por personas con muy distintos estilo de vida. No importa si estás buscando mejorar el equilibrio y la flexibilidad, renovar tu fuerza y energía o mejorar tu bienestar, Power Balance te puede ayudar».
Veamos, una frecuencia es el «número de veces que se repite un proceso periódico por unidad de tiempo» y un holograma, una imagen tridimensional. Una frecuencia es, por tanto, una medida; no existe aisladamente. Un proceso periódico como el paso de trenes por una estación -«uno cada cinco minutos en hora punta»- tiene una frecuencia, pero nosotros no, aunque nuestro corazón lata a una frecuencia determinada y respiremos a otra. Los responsables de Power Balance, en su descaro, dicen que su holograma almacena frecuencias beneficiosas que hacen que mejoren nuestro equilibrio, flexibilidad y energía. «No es posible capturar una frecuencia en un holograma, como no es posible fotografiar un gramo o grabar un kilómetro en CD», indica con su habitual claridad el periodista científico Mauricio-José Schwarz. Como almacenar una frecuencia en un holograma es imposible, nuestro cuerpo no tiene una frecuencia y un holograma tampoco es un emisor de nada -exeptuando la radiación infrarroja, que emite todo-, no hace falta seguir adelante: el principio es falso y todo se reduce a jerga destinada a engañar a los ingenuos para que paguen más de 30 euros por un amuleto.
A pesar todo esto, hay usuarios de la pulsera que dicen sentirse mejor. ¡Pura sugestión! Se sentirían igual de bien si creyeran que dar el primer paso del día con el pie derecho hace que la jornada sea afortunada y cumplieran el rito. Y se sentirían mal, muy mal, si creyeran que las frecuencias almacenadas en la pulserita pueden interferir con su energía vital y provocarles mutaciones monstruosas, cáncer incluido. De hecho, hay tantas pruebas de esto último como de la efectividad de las pulseras Power Balance, así que más vale no ser crédulo. La compañía no puede presentar ningún estudio que apoye sus afirmaciones, y las pruebas que se han hecho demuestran que estamos ante un puro placebo aderezado con testimonios e imágenes de famosos -talonario de por medio-, mentiras como que están prohibidas en las competiciones de surf por la ventaja que proporcionan y un envoltorio pseudocientífico incomprensible para la mayoría de la población.
La abdicación del periodismo
Las pulseras Power Balance llevaban meses a la venta en nuestro país cuando, el 28 de abril, Facua las denunció ante las autoridades sanitarias y el Instituto Nacional de Consumo, dependiente del Ministerio de Sanidad, alertó a las comunidades autónomas de que el fabricante incurre en publicidad engañosa. ¿En qué planeta habían estado hasta entonces las organizaciones de consumidores y las autoridades de consumo?, ¿qué han hecho las segundas desde entonces? Si algo demuestra el caso Power Balance, además de que vivimos rodeados de ingenuos, es la lentitud de las organizaciones de consumidores y el pasotismo absoluto de la Administración. ¿Dónde están los expedientes a Power Balance y las otras marcas de timopulseras?
Los medios de comunicación también han quedado en evidencia. La mayoría sólo ha hablado de la estafa después de la denuncia de Facua, y eso que el tema era goloso desde el punto de vista periodístico. El primer medio que llamó la atención críticamente sobre las pulseras del equilibrio fue el diario Público a mediados de abril, en un reportaje del periodista y bloguero José María Mateos. La Prensa, la radio y la televisión han llegado al asunto, en general, tarde y mal. Sólo cuando ya había denuncias como la de Facua -y, en algunos casos, después de haber hasta vendido las pulseras de marras-, se subieron a un carro del que llevaban meses tirando varios blogueros.
Los que mejor lo han hecho en este caso han sido algunos blogueros. Tan bien que ha habido periodistas de medios que han copiado usado como fuente algunas bitácoras, sin citarlas, por supuesto. J.M. Hernández denunció el fraude ya en noviembre, Miguel Artime lo hizo en enero y, además, explicó cómo hacer un artefacto casero igual de (in)efectivo; Gorka Cabañas publicó los resultados de una prueba experimental de su inutilidad en febrero; y Kurioso metió en el ajo a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a mediados de abril. Todos ellos, y otros blogueros, han hecho en el caso de la timopulsera lo que no han hecho ni periodistas, ni representantes de la Administración, ni asociaciones de consumidores: denunciar un engaño palmario para proteger al ciudadano.
Lo único bueno de toda esta historia es que el amuleto nos puede ayudar a identificar a una parte de la población, como ilustra esta viñeta del humorista gráfico J.R. Mora:
Noviembre de 2010:
La Junta de Andalucía ha multado a la empresa que comercializa las pulseras «seudomilagrosas» ‘Power Balance’, que tiene su sede en Marbella (Málaga), con una multa de 15.000 euros, según ha informado este miércoles Facua-Consumidores en Acción, que ha reprochado, no obstante, que con esta «simple multa» se siga así permitiendo a la empresa que continúe en el mercado.
5 de Enero de 2011
Power Balance Australia ha admitido que las propiedades atribuidas a sus productos no tienen base científica, después de la intervención de la Comisión Australiana de Competencia y Consumo (ACCC, en sus siglas en inglés). La empresa ha reconocido que puede estar vulnerando la sección sobre conductas engañosas del Acto de Prácticas de Comercio en ese país.
La ACCC ha obligado a la compañía comercializadora de las pulseras Power Balance en Australia a eliminar los reclamos engañosos sobre las supuestas propiedades beneficiosas de sus productos y a ofrecer a los consumidores que se sientan engañados el reembolso del dinero.
«Los proveedores de este tipo de productos deben asegurar que no están atribuyéndose supuestos beneficios cuando no existen evidencias científicas que los apoyen», ha declarado el presidente de la ACCC, Graeme Samuel.
«Los consumidores deberían ser cautelosos con otros productos similares en el mercado que hagan reclamos insustanciales, cuando puede que no sean más beneficiosos que una banda de goma», ha dicho Samuel.
Anuncio correctivo
Power Balance Australia ha sido obligada por la ACCC a insertar un anuncio correctivo en distintos medios de comunicación previniendo a los consumidores sobre lo engañoso de sus reclamos publicitarios.
«Admitimos que no existe evidencia científica creíble que apoye nuestros reclamos y por ello hemos incurrido en una conducta engañosa», dice el anuncio. «Si usted se siente engañado por nuestras promociones», continúa el anuncio, «queremos disculparnos profusamente y ofrecer un reintegro completo».