CADA SEMANA MÁS DOLOR
Así viene sucediendo desde aquel fatídico Mayo de 2010 en el que, el entonces presidente J. L. Rodríguez Zapatero, comenzó a ceder ante presiones externas y creyó necesario suicidarse políticamente y traicionar tanto sus principios como sus propuestas políticas a la cuidadanía, en pro de un nuevo credo o quizá no tan nuevo, que -etiquetas económicas al margen- básicamente consiste en salvar a los más ricos con el dinero de todos los demás.
Pero, sí eso ya lo vimos en el anterior gobierno de apellido socialista, aunque ejecutándolo con actitud culposa, salta a la vista la desfachatez del actual gobierno del PP, presidido por un débil mental como Mariano Rajoy que, en esta su última comparecencia rozó el paroxismo cuando se desdecía de sus propósitos jactándose de ello a lo largo de la enumeración de toda una batería de medidas de empobrecimiento general para con ello intentar pagar la ya pública estafa bancaria de los últimos años.
Llamó especialmente la atención, como durante la sangrante descripción de los puntos en los que dramáticamente va a incidir el saqueo a la población, toda esa banda de cretinos que engrosan el grupo parlamentario del partido en el gobierno aplaudía con sádico entusiasmo punto por punto lo que constituía una tragedia más infligida a la ciudadanía.
Y es algo más que anecdótico esta vez, el papel destacado de la sinvergüencería de esta tal Andrea Fabra, que de raza le viene su bajeza, ya que en otras numerosas ocasiones hemos tenido que soportar a ese psicópata de manual apellidado Montoro que desde su tribuna de ministro acostumbramos a ver babear sádicamente sus amenazas.
A estas alturas ya todo el mundo sabe de las medidas adoptadas a las que me refiero, pero para evidenciar una vez más que ninguna de ellas va a tocar el bolsillo de las grandes fortunas, conocemos entre otras:
-Subidas de IVA
-Reducción salarial y días de libranza a funcionarios.
-Reducción de la prestación por desempleo.
-Adelanto de las medidas de retraso y disminución de la jubilación.
-Recorte a la ayuda de las personas dependientes.
Y entre todas ellas, como no, reducción de cotizaciones a los empresarios, lo que hará que el fondo público de la Seguridad Social sufra otra importante merma de recursos que luego nos anunciarán deficitaria.
En fin, sorprende ver cuán poca gente hace falta para hacer tanto daño a tantos.