Pensiones y mentiras

A continuación, algunas reflexiones e ideas respecto a la reforma de las Pensiones por parte de varios críticos con el sistema, y otras del autor de este blog:

El argumento demográfico que se viene dando para justificar la reforma de las pensiones lo puso en marcha el Banco Mundial hace casi tres décadas cuando se comprobó que la propuesta de privatizar completamente los sistemas públicos que deseaban las entidades financieras era demasiado cara y que podía acarrear gran rechazo y conflictos sociales.(Juan Torres López)


Vicens Navarro, catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y director del Observatorio Social de España:

Hace unos días el nuevo Ministro de Trabajo, el Sr. Valeriano Gómez, en una entrevista dijo que, aún cuando la productividad anual aumentara un 2% o un 2,5%, todavía sería insostenible seguir con el sistema de pensiones sin reformar.

Ello no es cierto. Si el crecimiento anual de la productividad fuera 2%, el PIB en 2050 sería 2.20 veces mayor que ahora. Ello quiere decir que si el PIB ahora es 100, en 2050 sería 220. Pues bien, mientras que ahora 9 unidades (el 9% del PIB) van a pensionistas, en 2050 serían 33 (el 15% del PIB), y para los no pensionistas, en 2050 serían 187 (220-33), mucho más que ahora, que son 91. Es decir, resultado del incremento de la tarta (más del doble), tanto pensionistas como no pensionistas tendrán muchos más recursos, pues estamos hablando de cantidades monetarias con la misma capacidad de compra en 2010 y en 2050. Es más, es probable que el PIB sea incluso mayor, resultado del crecimiento de la población que trabaja (ahora una de las más bajas de la OCDE). Si en lugar de 52% fuera 72% o 75%, el PIB sería incluso mucho mayor. La alarma en la que se basa la REFORMA de las PENSIONES es totalmente infundada. Lo que el estado debiera hacer es mejorar la productividad del país y facilitar la integración de la mujer al mercado de trabajo, en lugar de alargar obligatoriamente la edad de jubilación.

Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda Pública en la Universidad del País Vasco:

Se están aceptando como hechos incontestables posiciones puramente ideológicas.

Se ligan los cambios a la actual crisis cuando las pensiones no tienen nada que ver con la crisis actual.

El sistema sólo es «insostenible» si nos empeñamos en que debe financiarse exclusivamente con cotizaciones. ¿Por qué ha de ser así?

No me gusta la reforma del sistema de pensiones del Gobierno español, porque no hay ningún compromiso. El Gobierno no se compromete a mantener unas pensiones del 80% o el 70% del último salario, lo que dice es: «si el Señor provee habrá pensiones como hasta ahora y si no provee te dejaré la pensión en la mitad y te aguantarás»


Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla:

En España, un puñado de economistas financiados siempre por la banca han hecho un buen número de predicciones con resultados muy alarmistas que anunciaban déficits en las cuentas de la Seguridad Social en 1995, 2000, 2005, 2010 y hasta 2050. Nunca han acertado, ni siquiera en éste último ejercicio de 2010, en el que a pesar de que hay más de cuatro millones de parados, el sistema ha tenido un mínimo déficit de 278 millones de euros pero compensado sobradamente por el ingreso de los intereses del fondo, obteniendo finalmente un superávit de 2.383 millones de euros.

“Cuando el Gobierno, la patronal, los bancos y los economistas liberales hablan de pensiones, razonan al revés. Primero habría que reflexionar sobre qué parte del PIB se considera adecuada para garantizar una vida digna de los jubilados y luego estudiar cómo alcanzar la financiación necesaria».


Miren Etxezarreta, catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona

“El debate se ha planteado sobre una gran cantidad de trampas y de verdades a medias, encaminadas siempre a recortar derechos y fomentar las pensiones privadas”.

“Si el Gobierno quiere mejorar las pensiones, ¿por qué no presenta un plan de medidas de empleo para que los jóvenes empiecen a cotizar antes? ¿Por qué se tolera este altísimo paro juvenil?”

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Otras ideas al respecto:

– El discurso de la hipotética falta de financiación de las Pensiones parte de una premisa errónea, la de considerar a la Seguridad Social como algo distinto al Estado. Son todos los recursos del Estado los que tienen que hacer frente a la totalidad de los gastos de ese Estado. También a las Pensiones.

– No es creíble que en 30 años no habrá dinero para pagar las pensiones con el sistema actual. Es cierto que habrá más pensionistas, pero también habrá más trabajadores, no en vano la población española ha aumentado en cinco millones en los últimos años y debemos tener en cuenta que hay un 20% de paro, otros 4 millones que algún día tendrán que trabajar, a quienes deberemos sumar los millones de jóvenes que se incorporarán al mercado laboral cada año de los 30 que quedan para que supuestamente el sistema sea inviable.

– El colapso de las pensiones se ha pronosticado en muchas  ocasiones y el sistema público de pensiones aún no ha caído en ninguna de las crisis anunciadas.

– Las posibles soluciones de mejora al sistema no tienen porqué suponer un retroceso en los derechos adquiridos por la clase trabajadora. ¿Por qué no aumentar las cotizaciones sociales de las empresas con mayores beneficios y de los empleados con mayores salarios y construir de este modo un sostenible sistema de pensiones público, que no dependa de la avaricia de financieros que se puedan jugar en la Bolsa el dinero de nuestros fondos de pensiones? ¿Y qué decir de aumentar la presión fiscal a las rentas del capital y a las transacciones financieras, de perseguir el fraude fiscal, de aumentar los impuestos a los ricos, de no gastarse el dinero de los contribuyentes en armas y en guerras, y de tantas medidas que se tildan de demagógicas? Y cuanto más larga sea la agonía, más publicidad para que los Bancos y las Cajas -que dentro de poco serán de estos bancos, como nuestras pensiones- vendan más y más planes de pensiones a los atemorizados trabajadores.

– Dentro de 30 años habrá dinero para lo que se quiera, tan solo es y será una cuestión de marcar prioridades. A día de hoy, la reforma de las pensiones, al igual que la reforma laboral, son resultado del oportunismo de los poderes financieros de los países de nuestra órbita para colmar su infinita avaricia y hacer negocio también con nuestra jubilación.

– No nos olvidemos de que a ésto les seguirán reformas en otros campos como la sanidad y la educación, aunque quizá para ello haya que provocar otras crisis.

– Por último me parece frívolo hablar de reformas de Pensiones sin reformar el sistema financiero y el de crédito.

Fuentes: Jordi Calvo Rufanges, Miren Etxezarreta, Ignacio Zubiri, Vicens Navarro, Juan Torres

Un comentario sobre “Pensiones y mentiras

  1. Juan Francisco Martín Seco – Consejo Científico de ATTAC

    Quieren que nos alegremos de que hayan rebajado las pensiones y anunciado que en el futuro cada cinco años se revisarán (es decir, se volverán a bajar) en función de cómo se modifique la esperanza de vida.

    Sobre el discurso de las pensiones se ha venido acumulando todo tipo de falacias. No es la esperanza de vida, ni la pirámide de población, la variable estratégica a la hora de enjuiciar la sostenibilidad del sistema, sino la renta per cápita. Si esta se incrementa, como es previsible –en los últimos 30 años se ha duplicado–, no hay ninguna razón para que un colectivo, los jubilados, cercano al nivel de pobreza (el 77 % no llega a los mil euros mensuales), no pueda seguir teniendo la misma renta, e incluso mayor, incrementándose en la misma proporción que la renta per cápita.

    El error está en aceptar que las pensiones tengan que financiarse exclusivamente con las cotizaciones sociales y que la Seguridad Social sea algo distinto del Estado cuando es este, en función de su carácter social, el que tiene la obligación de mantener las pensiones con todos sus ingresos.

    Lo que pone en peligro el sistema público de pensiones es una mentalidad que denigra los impuestos, que destruye su progresividad, que reduce los gravámenes sobre las rentas de capital y que permite la elusión fiscal de las grandes fortunas y de las empresas. No deja de ser curioso que en un acuerdo que pretende compararse con los Pactos de la Moncloa no se haya escrito una sola línea sobre impuestos. Bueno, sí, para reducir las cotizaciones sociales bajo el eufemismo de las políticas activas de empleo.

    Lo único que implica el aumento de la esperanza de vida es que, tal como Galbraith afirmó hace ya bastantes años, se precisará una redistribución de los bienes a consumir a favor de los bienes públicos y en contra de los privados. Es decir, que será necesario que se destine progresivamente una parte mayor del PIB a pensiones, a Sanidad y a gastos derivados de las situaciones de dependencia.

    Pero nuestro país tiene un amplio margen para ello. Dedicamos a las pensiones un 9% del PIB, mientras la media de la eurozona se sitúa en el 12%; Francia, en el 13,3%; Italia, en el 14,6%; Alemania, en el 12,4%; Austria, en el 13,8% e incluso Polonia y Portugal dedican un porcentaje mayor que el nuestro (11,6% y 13,1% respectivamente). Como se ve, nuestro sistema es altamente generoso y no puede mantenerse.

    Artículo publicado en Público

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