No me refiero a la tontería esa que corre de boca en boca profetizando que el mundo acaba en el 2012 según no se qué calendario y alguna que otra teoría pseudocientífica.
Lo que sí parece que está cerca es el final de algo llamado Europa, que nunca acabó su construcción pero que aún así inconclusa, se acerca a su fin, al menos tal como la conocemos ahora.
Y esto, ¿por qué?
Pues porque se han producido tantos acontecimientos en estos casi ya cuatro años de crisis y cada uno de ellos acompañado por desaciertos y torpezas de los mediocres líderes políticos europeos, que resulta muy lejano recordar el principio de esto y que no fue otra cosa que…, érase que se era, un día un buen puñado de bancos se descubrieron a sus propios balances y se descubrieron a sí mismos intoxicados por unos activos tóxicos con los que venían traficando alegremente y con unas sabrosas rentabilidades.
En cuanto se descubrieron infectados, se aislaron tratando de protegerse, y ante la ignorancia de las magnitudes a las que se enfrentaban, comenzó una época de desconfianza operativa que llevó a la paralización de la economía a un nivel global.
Los más listos dijeron que esto se resolvía inyectando descomunales cantidades de dinero a los bancos, por lo que durante un período -que aún continúa- nos dedicamos a dar dinero público a la banca esperando que en cualquier momento, al ser conscientes de ello les aquejara un agudo ataque benefactor y lo revirtieran a la sociedad para así resolver la crisis.
Pero resulta que no, que eso no funcionó, y que los ingentes volúmenes de recursos financieros utilizados llevaron a los estados a enormes cotas de deficit y, tras haber vaciado sus arcas, a endeudarse brutalmente para atender sus tareas fundamentales.
Y en estas estábamos cuando en la inmadura aunque vieja Europa, aquejada por este ataque de pánico, sin ninguna inteligencia al frente y con sus estados sometidos a los mercados especuladores, los que mandan, es decir «el dúo Merkozy» se organizan para el sálvese quien pueda y a ser posible utilizando los cadáveres de los demás como flotador.
Y todo parece que ahora, tras haber dinamitado las precarias instituciones europeas, Parlamento, Comisión, etc. se dirigen hacia una supuesta «refundación» de Europa a imagen y semejanza de este famoso dúo músico-vocal.
Evidentemente esta refundación pasa por trocear la vieja Europa y establecer categorías de estados de primera, segunda y no sabemos cuantos más.
Pero también puede suceder, que dada la conocida torpeza de estos personajes, no consigan su propósito, no consigan llevar a cabo ninguna reestructuración y Europa siga languideciendo en una decadencia asaeteada por los especulativos mercados, que han encontrado en ella una suculenta presa.
Preparémonos para lo peor.