Ayer, de forma sorpresiva viajó a Trípoli la Secretaria de Estado de Estados Unidos -cargo equivalente a nuestro Ministerio de Exteriores-, Hillary Clinton.
En esta ocasión se trata de la primera visita oficial de un alto cargo estadounidense a Libia. Hace pocas pocas semanas lo hacían el primer ministro británico, David Cameron, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy que de forma precipitada volaban a Trípoli horas antes de que aterrizara el jefe del Gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan.
La pueril excusa oficial en esta ocasión dice que ha ido a «animar a las nuevas autoridades a que se celebren elecciones en los plazos previstos».
¿La realidad? Muy distinta, revisar los contratos de extracción de petróleo firmados bajo el régimen de Muamar al Gadafi y reclamar una buena parte de ellos después de que hace meses Abdel Jalil jefe de los rebeldes (quien aparece en la foto con Clinton) advirtiera sin ningún disimulo que empresas chinas y rusas podrían salir perdiendo por no apoyar la rebelión contra Gaddafi.
Como consecuencia de todo esto, Repsol que explotaba yacimientos en ese país, debe esperar al reparto de los «mayores» para ver si le quedan migajas, por lo que aún no ha reanudado sus extracciones en Libia.
Lo cierto es que los libios parece que no van a poder resistirse a esta otra tiranía -ahora internacional- y se preparan para ceder la soberanía productiva de sus todos sus recursos petrolíferos y gasísticos.
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20-10-2011
En Sirte capturan y asesinan a Gadafi