En Libia, donde ya han muerto entre 6.000 y 8.000 personas, parece ser que la coalición de paises «democráticos» ha pasado de «adoptar todas las medidas necesarias para proteger a la población libia» mediante una zona de exclusión aérea, a directamente intentar el asesinato de Gadafi bombardeando las residencias de este tirano, tal como vemos en la siguiente secuencia fotográfica.
¿TODO VALE?
¿Ampara ésto Naciones Unidas?
Si no es así, ¿quienes son los responsables?
Pero, a estas alturas, que la ONU lo avale o no, es lo de menos. La ONU, esa institución basada en que quienes tienen mayor potencial de matar -potencial nuclear- pueden vetar cualquier resolución, esa institución que no es capaz de imponer nada a Israel, esa institución absolutamente esteril… nada puede hacer.
Por eso, independientemente de lo que diga la ONU, las preguntas son las mismas:
– ¿Se puede imponer la democracia? Es decir, ¿se puede crear democracia a partir de condiciones no democráticas?
– ¿Qué pasa una vez que Gadafi haya sido eliminado? ¿Hacemos como en Irak, adulterar elecciones o postponerlas hasta que salga quien queremos los invasores?
No me resigno a que no haya otra alternativa a los tiranos que una nueva tiranía impuesta desde fuera.
Sí, ciertamente no es la ONU para mí una autoridad moral pero trato de señalar la palanca en la que se apoya esta operación y que legitima estas tropelías para preguntar (en el desierto) si también este organismo ampara el asesinato selectivo.