ATUREM EL PARLAMENT

Al margen de las irresponsables actuaciones violentas que se han destacado en estos últimos días por los medios de comunicación en un notable intento de desprestigio y que fueron ajenas al pacífico movimiento «Acampada Barcelona», la actuación «Paremos el Parlamento» que tenía como objetivo mostrar el absoluto rechazo a los durísimos recortes sociales que finalmente se aprobaron, consistió en lo que a continuación se puede ver.

En las imágenes se puede apreciar como de forma festiva fueron acudiendo miles de personas a las puertas del Parlamento desde los distintos barrios y localidades cercanas a Barcelona.
Asimismo se puede ver cómo la inmensa mayoría de los convocados mantienen las formas y el estilo que ha caracterizado a este movimiento y que no es otro que una pacífica oposición radical a los atropellos a los que nos vemos sometidos por la pinza «Poderes políticos y Mercados financieros».

http://blip.tv/okupemlesones/aturemelparlament-que-no-ens-despistin-5280786

Una democracia que aún da para envolverse en ella

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Isaac Rosa, en Público

“El 15-M tiene que dejar absolutamente claro su respeto a la democracia, porque en España ha costado mucho conquistarla.” -Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno-

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“Ataque a la democracia”. “Democracia secuestrada”. “En defensa de la democracia”. Leyendo los titulares y editoriales de la mayoría de periódicos ayer, y oyendo a tertulianos y dirigentes políticos, cualquiera diría que Tejero ha vuelto a entrar en el Congreso. Pero no, no ha habido ningún intento de golpe de Estado, tranquilos.

Nadie defiende los empujones, escupitajos y sprays a los diputados catalanes. Fueron obra de unos pocos, y todas las asambleas del 15-M los han condenado. Es más: en las imágenes se ve a otros manifestantes interponiéndose para evitar agresiones, de la misma forma que decidieron marcharse antes de que el enfrentamiento fuese a mayores.

Ahora bien, el bloqueo al Parlament no fue un acto violento de unos pocos exaltados, sino que formaba parte de la convocatoria que se venía calentando en las redes sociales y en las asambleas de barrio desde hace días: no en vano se llamaba “Paremos el Parlament”, y hablaba sin medias tintas de “desobediencia civil” pacífica y de formar un cordón humano para frenar la aprobación de los recortes. No sólo eso: ¿hace falta recordar que los principales lemas del movimiento son “Lo llaman democracia y no lo es”, y “No nos representan”?

La clase política es dura de oído, ya lo sabemos. Sin que haya que llegar al extremo de lincharlos a la puerta del parlamento, sí parece que hay que gritar mucho para que se enteren de algo. De otra forma no se entiende que después de un mes con miles de personas tomando las plazas y manifestándose ante ayuntamientos y parlamentos, todavía no se hayan enterado de que el 15-M no sólo es una expresión de malestar por la crisis y las medidas anticrisis –que también-, sino una enmienda a la totalidad del sistema político e institucional, una exigencia de “democracia real” frente a esta democracia demediada que en los momentos críticos se muestra rehén del poder económico.

Si la única respuesta a ese descontento es envolverse en la bandera de esa misma democracia cuestionada, el desencuentro irá a más, y a peor. Siguen sin entender nada.

La imparable fuerza de la no violencia. MANUAL PARA DESACREDITAR A LOS “INDIGNADOS»

 Carlos Carnicero

Empecemos por el principio: toda manifestación de violencia es condenable; si va dirigida contra los legítimos representantes de los ciudadanos, es absolutamente intolerable. Si además pretende impedir que los diputados ejerzan sus responsabilidades parlamentarias, no sólo es radicalmente reprobable sino que representa un hecho insólito en la vida democrática española que no se puede consentir.

Hasta aquí, las manifestaciones de principios.

Pero analicemos un poco más los hechos, para que los principios enunciados no nos impidan ver la globalidad de lo ocurrido.

Cuando el Barça celebra una liga o una champions, es usual que grupos de descontrolados -o no tanto- terminen usando la violencia en Las Ramblas, sembrando el pánico en los transeúntes y motivando la actuación de la policía. Entonces, a nadie se le ocurre decir con los socios del Barça sean unos vándalos. Se dice que unos “incontrolados” al calor de la celebración, aprovecharon para armar actos de violencia.

El señor Félix Millet, que continúa en libertad, hizo un agujero tan grande en el Palau de la Música que nadie se explica como pudo haberse llevado tantos millones de euros sin que nadie se dirá cuenta. Ese hecho insólito, no suficientemente explicado, y judicialmente manejado de manera harto extraña,  no convierte a la burguesía nacionalista catalana en ladrona de fondos públicos.

Ahora veamos los golpes de efecto de los incidentes en las proximidades del Parlament. Primero, que más llamativo que un helicóptero para acudir al pleno. Se se utiliza un artefacto volador, será porque algo verdaderamente grave estaba pasando. ¿Había otra manera de resolver la situación? ¿Podía emplearse el helicóptero porque se sabía o al menos se intuía que iba a haber actos violentos. Serían, en todo caso, los primeros incidentes de violencia después de un mes de movilizaciones.

El movimiento de “indignados” es incómodo para demasiada gente. Al principio, casi nadie se tomó en serio la manifestación del 15-M. Cuando los asistentes desbordaron todas las previsiones, los medios de comunicación clásicos o tradicionales se llevaron las manos a las barbas para acariciárselas  y buscar un tratamiento adecuado. Hubo reacciones tardías, porque las primeras cuarenta y ocho horas, en las tertulias de radio y en los artículos de opinión, no hubo reprise para adecuarse al fenómeno.

Estaban los libros de Stéphane Hessel y de José Luis Sampedro. Demasiado éxito de ventas como para ponerles reparos, pero en el fondo era un aplauso de claque obligada; sin entusiasmo. La misma reacción que frente al pensamiento de José Saramago o Eduardo Galeano.

Al primero se le dio un premio Nóbel pero nadie del stablishment tomó en consideración su pensamiento sobre el capitalismo. Hay que leer lo que dice Galeano sobre los ejecutivos financieros, pero es como un jarrón chino de nuestro sistema de pensamiento: está bien que esté al lado de la chimenea, se dice que se le valora, no gustaría que se rompiera, pero nadie lo tiene en consideración ni siquiera para ponerle, al jarrón, flores frescas. Son como la coartada necesaria de una civilización que se tambalea pero que no quiere cambiar para sobrevivir, porque hay demasiado acomodo en este sistema imperfecto e injusto.

Con esos parámetros, la persistencia de la “indignación” había comenzado a ser terriblemente indigesta. Para los grandes partidos, incluida Izquierda Unida, era una amenaza que podría llegar a convertirse en alternativa. Con todas las dificultades que tiene un movimiento transversal hermanado sólo en la protesta podría -y todavía puede- generar una democracia alternativa e integrarse en el sistema sin el control de los partidos ni de las instituciones.

Y de repente fueron apaleados en la Plaza Catalunya. Ahí están los vídeos, los testimonios y la desproporción en el uso de la fuerza de los Mossos d’Esquadra. El conseller Puig, no sólo no aceptó responsabilidades sino que se inventó un futuro casco con vídeo para demostrar retroactivamente lo contrario de lo que todos los fotógrafos, testigos y cámaras de televisión observaron: unos ciudadanos que ejercían la resistencia pacífica fueron brutalmente aporreados por la policía.

Los Mossos d’Esquadra tienen una bien merecida fama de policía xenófoba, torturadora y racista, entre otras “cualidades”; bueno, para no caer en la descalificación generalizada que ahora se aplica a los “indignados”, diremos que sumergidos en esa policía que parece que tiene patente de gracia por su pátina de catalanidad, hay individuos, bastantes individuos, “adornados” con las cualidades que se han apuntado.

Cualquier periodista que haya hecho información de Interior sabe que las fuerzas antidisturbios son instruidas en las academias de policía en la infiltración para reventar manifestaciones. Hay vídeos tomados de los sucesos de ayer en el Parlament que cuanto menos dan para una investigación. Esas personas que llegaron juntas, con chaquetas hasta de cuero en día de tanto calor, e iniciaron los actos de violencia, ¿eran en realidad policías de paisano? Si no lo eran, nadie mas interesado que la Generalitat en demostrar la falsedad de esa imputación. Y, si lo eran, ¿nadie va a cargar con las responsabilidad de una maniobra tan sucia con respecto a un movimiento que hasta ese momento no había sido cogido en renuncio?

Es una preocupación que no puede quedar sin investigación, precisamente para señalar a todos los culpables de las agresiones y proteger el crédito de quienes se manifestaron de forma pacífica y no utilizaron la violencia.

Este esfuerzo mío me temo que va a ser solitario y además manipulado. No servirá de nada que haya condenado explícita y radicalmente el uso de la violencia y la coacción frente a los parlamentarios catalanes. La campaña ya está desatada. No conozco a nadie que le convenga que los indignados tengan recorrido político más que a ellos mismo y a quienes directamente les apoya.

Los medios de la caverna les llaman “perroflautas”, drogadictos, violadores y cualquier otra lindeza. Los medios tradicionales que no son de la derecha extrema, se están dando un baño de pureza democrática para condenar la violencia al mismo tiempo que no les viene mal desprestigiar un movimiento al que no le dan mucho recorrido y que además está motivando un sistema de comunicación alternativo a los medios tradicionales. La extensión de la responsabilidad por lo sucedido se generaliza a todo el movimiento de “indignación”. El juego de palabras del president Mas ha sido el pistoletazo de salida para el descrédito. “indignados” o “indignos”: demasiado fácil la disyuntiva; demasiado precipitado el diagnóstico.

Si en Italia las redes sociales han vencido a las cadenas de televisión de Berlusconi, por qué la democracia 2.0 no puede pasar por encima de las barreras de la prensa empeñadas en poner en cuestión la legitimidad, fundamento y desarrollo de las propuestas de los manifestantes.

Hay algo esencial para que todo no acabe en un falso sueño. La no violencia es un fin en sí mismo –por el rechazo a toda forma de coacción en un sistema democrático, y ésta sin duda lo es- y además la condición esencial de que el movimiento iniciado por quienes están siendo castigados por un sistema desproporcionado e injusto tenga futuro.

No es fácil controlar multitudes; es muy difícil, todavía más difícil, evitar que fuerzas policiales de paisano lleguen a infiltrarse como provocadores.

No es una acusación, es una invitación urgente a que se investiguen los hechos. Pero me temo que sus señorías están tan indignadas como la mayor parte de la prensa y los intelectuales orgánicos. Pensar independiente es correr riesgos incluso de ser despedido. No conozco mucha gente en este oficio ni en el oficio de pensar que esté por la labor de arriesgarse a nadar contra la corriente. El compromiso intelectual siempre fue un acto de soledad y que ha exigido prescindir de la condición de oportunidad. Los pensamientos no deben entender de narcisismo utilitarista frente a los espejos convexos de ésta sociedad.

Análisis sobre los sucesos frente al Parlament de Catalunya

Vicenç Navarro – Consejo Científico de ATTAC

Uno de los movimientos más positivos que han surgido en la vida política de Cataluña (y del resto de España) ha sido el movimiento definido como el de los Indignados o 15M. Su fuerza se basa en que las causas de su indignación son ampliamente compartidas por la mayoría de la población, como atestiguan las encuestas publicadas en varios medios. Una de estas causas ha sido los recortes del gasto público en las transferencias y servicios públicos del estado del bienestar en Cataluña (y, muy en particular, en sanidad, educación y servicios sociales). Estos recortes se están realizando a pesar de que ninguno de ellos estaba anunciado en el programa electoral de Convergencia i Unió, el partido que ganó las elecciones hace sólo unos meses. Es más, el entonces candidato de CiU, Artur Mas, durante la campaña electoral había subrayado que no haría recortes ni en sanidad, ni en educación. Y ahora lo está haciendo con el apoyo del Partido Popular, cuya suma de parlamentarios significa la mayoría del Parlamento. Estos recortes son impopulares y ello a pesar de que la mayoría de los medios, incluyendo los medios públicos de la Generalitat de Catalunya, tales como TV3 y Catalunya Ràdio, los han presentado como necesarios e inevitables, sin considerar alternativas a los recortes como el aumento de los impuestos de los sectores más pudientes que se han beneficiado durante estos años de los recortes de impuestos, recortes que siempre han contado con el apoyo de CiU y del PP. El gobierno de la Generalitat, y por tanto el Gobierno CiU, tiene plena responsabilidad fiscal para aumentar tales impuestos.

Los recortes del gasto público que afectarán muy negativamente al estado del bienestar en Cataluña, así como otras medidas y propuestas (que cuentan y/o contarán con el apoyo del Partido Popular) dañarán sobre todo a las clases populares. De ahí la gran simpatía de estas clases populares hacia el movimiento de los indignados e incluso en los medios de mayor difusión (tanto escritos, como orales, como visuales), que son de clara persuasión conservadora y/o neoliberal, han aparecido voces de apoyo a tal movimiento, aunque son claramente la excepción. Algunas voces, sin embargo, han sido claramente hostiles, aunque la mayoría han sido condescendientes, considerando al movimiento como gente joven, bien intencionada, pero profundamente equivocada. Esta actitud hacia el movimiento ha persistido hasta hoy, en que un cambio importante ha ocurrido.

LO QUE OCURRIÓ ESTA MAÑANA EN EL PARQUE DE LA CIUTADELLA

El movimiento de los indignados había decidido en su última asamblea hacer un acto simbólico de protesta frente a las decisiones que se iban a tomar en el Parlamento esta mañana, que incluía la apertura de un proceso parlamentario que conduciría a tales recortes aprobados por CiU con el apoyo del PP. En este acto simbólico se incluía rodear el Parlamento con una cadena humana, protestando por las decisiones que se iban a tomar en el Parlamento, dificultando además el acceso al mismo por parte de los parlamentarios. Estaba claro que una consigna de este movimiento (como consta en su web) era ser meticulosamente antiviolencia, habiendo enviado la consigna a todos los participantes. Esta consigna no se respetó y hubo unos grupos no representativos del colectivo general que cometieron actos de violencia, agrediendo a algunos parlamentarios (paradójicamente algunos parlamentarios de partidos de izquierda que iban a oponerse a tales recortes).

A partir de entonces ha habido un intento de los medios de mayor difusión de utilizar los actos irresponsables de algunos grupos poco representativos del movimiento 15M para desacreditar a todo el movimiento. Hubo una movilización masiva, incluyendo de los medios públicos de la Generalitat para desacreditar tal movimiento. De ahí que me vea en la necesidad de hacer las siguientes declaraciones:

1. Mi apoyo al movimiento de los indignados, a su causa y a sus métodos no violentos. Son continuadores de las generaciones anteriores que lucharon y luchamos por la democracia durante la dictadura y otras, más tarde, que lucharon para mejorarla. Como indiqué en una charla en la Plaza Cataluña a los indignados la semana pasada, tienen que ser conscientes de que son herederos de nuestros padres que perdieron la Guerra Civil defendiendo la República democrática, de mi generación que en los años 50 y 60, en condiciones muy duras, luchamos contra la dictadura y de los trabajadores que con sus huelgas forzaron la caída de aquel odiado régimen en los años 70. De ahí su enorme valor y responsabilidad, en su intento de reformar la democracia tan incompleta y el bienestar tan insuficiente que todavía existe en Catalunya y en España treinta y tres años después de terminar la dictadura.

2. Su gran fuerza deriva de tener razón, tener la simpatía de la mayoría de la población y ser herederos de otros que lucharon para alcanzar la democracia que el pueblo catalán y los pueblos de las otras naciones de España se merecen. Ello conlleva también una gran responsabilidad, lo cual implica que deban organizarse y excluir de sus movimiento a aquellos que con sus métodos violentos (que hasta ahora son una minúscula minoría) hacen al movimiento muy vulnerable a que pierdan el recurso más valioso que tienen, que es el apoyo de las clases populares. La estructura de poder en Catalunya y sus medios son enormemente poderosos y utilizarán todos los medios para desacreditarlos. De ahí la necesidad de organizarse, lo cual no quiere decir convertirse en partido o cualquier otra asociación, sino tener un criterio claro de pertenencia y de acción con un compromiso de no dar pie a que el adversario les destruya.

De ahí que deben reconocer que fue un error (tal como se lo comuniqué cuando lo estaban planificando) el intentar evitar el acceso de los parlamentarios al Parlamento, puesto que ello conllevaba un elevado riesgo de violencia y además asumía erróneamente que todos los políticos son iguales, postura que también había criticado en la presentación del domingo en Plaza Cataluña. Las fuerzas democráticas quedan debilitadas enormemente cuando estos errores son utilizados automáticamente para desacreditar al movimiento, como está ocurriendo ahora. El objetivo de un movimiento reformista no es la anulación del Parlamento, si no su necesaria y urgente mejora, exigiéndole que sea más sensible a los deseos ciudadanos y que no lo sea sólo cada cuatro años para, al día siguiente de salir elegido, hacer lo contrario.

3. Lo que ha ocurrido esta mañana no debe ocultar que la causa mayor de tales disturbios son aquellos políticos gobernantes en Cataluña y sus aliados, el PP, que están actuando de una manera antidemocrática, llevando a cabo políticas que no estaban explicitadas en sus programas electorales. Como bien dijo recientemente el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en su denuncia a los recortes de gasto público social de David Cameron, en Gran Bretaña, recortes que tampoco habían sido anunciados en su programa electoral, “el gobierno no tiene ni moralidad, ni legitimidad democrática para llevar a cabo estos recortes, excusándose bajo el argumento de que el déficit del Estado era mayor del esperado”. Como dijo tal dirigente eclesiástico británico, la rapidez con que el gobierno ha hecho estos recortes muestra claramente que esto ya estaba planificado. Es una lástima, aunque sea predecible, que los mal llamados “portavoces de la moralidad de Catalunya y de España” no hayan hecho declaraciones semejantes. Es un indicador de su baja calidad moral y escasa conciencia democrática que las autoridades eclesiásticas hayan permanecido silenciosas frente a tales recortes no programados en las ofertas electorales de sus partidos afines.

4. El argumento que se está utilizando más en el discurso político y mediático en Cataluña es que tales recortes son necesarios debido a la presión de los mercados financieros. Esta nota es plena admisión de que la democracia no funciona en Cataluña (y en España), puesto que nadie ha elegido a estos mercados. Pero la realidad es que no son los mercados los determinantes de estos recortes, puesto que éstas y otras medidas, como la desregulación del mercado de trabajo, son las medidas que los grupos que predominantemente apoyan y financian a CiU y PP han estado deseando que se hicieran, mucho antes de que aparecieran los mercados financieros.

5. Aunque la crítica mayor del movimiento 15M es hacia los partidos conservadores y neoliberales, el hecho es que también incluye a fuerzas y partidos políticos de izquierdas, que han también realizado políticas criticables en Cataluña e inaceptables en España. Debieran hacer una autocrítica más profunda de la que están realizando.

6. La democracia catalana y española es dramáticamente insuficiente. Indicadores de ellos son múltiples. Uno de ellos es que en las últimas elecciones municipales en Cataluña los votos a los partidos de izquierda suman más que los votos a los partidos de derecha. Y si a ellos se suman los votos en blanco y la abstención (la mayoría de izquierda, según muestran los sondeos de intención de voto), resulta que Cataluña continúa siendo un país de izquierdas y centro izquierda. Y es también interesante resaltar que incluso muchos votantes de centroderecha y derecha simpatizan claramente con políticas redistributivas y políticas expansivas del estado del bienestar, con una reforma fiscal profunda y progresista. De ahí que haber ganado unas elecciones no es suficiente para llevar a cabo políticas que no cuentan con un apoyo amplio de la sociedad. Como consecuencia, la distancia entre los gobernantes y los gobernados se está ampliando peligrosamente, cuestionando la propia legitimidad del sistema democrático, lo cual es sumamente preocupante para todas las personas que hemos luchado por tener democracia en este país.

7. La democracia no es sólo democracia representativa (que en Cataluña y en España es muy limitada), sino democracia directa y participativa. Democracia no es sólo votar cada cuatro años, democracia es también la participación ciudadana a través de varias formas y modos, tales como referéndums, formas comunitarias y asamblearias de participación, y otras formas de intervención más directa y menos delegada por parte de la ciudadanía. La transición inmodélica de la dictadura a la democracia se hizo en términos muy favorables a las fuerzas conservadoras que controlaban el estado. De ahí que tengamos una democracia que parece temer a la población, limitando enormemente las vías de participación. La población no tiene mecanismos para corregir decisiones que no tienen el apoyo popular, limitándose a expresar su frustración cuatro después del voto anterior. Esto es lo que está pasando hoy en Cataluña. El gobierno está proponiendo y haciendo políticas que no estaban en su programa electoral, lo cual también está ocurriendo con el gobierno español. Ello explica el enorme descrédito del partido gobernante español. No es democrático en Catalunya decirle a la población frustrada e indignada que se espere cuatro años más.

8. Para que exista una democracia es necesario que los medios de comunicación sean plurales y diversos ideológicamente. Esto no ocurre en Cataluña, como lo muestra que el mayor debate que ha tenido lugar en Cataluña sobre los recortes ha sido como hacerlos, sin nunca (o casi nunca) incluir voces que presentaran otras alternativas como la corrección de las políticas fiscales regresivas que se han ido siguiendo estos últimos años. Por cada recorte hay una alternativa que ni siquiera se ha considerado en el debate mediático. Uno de los mayores problemas que tiene la democracia catalana y española es precisamente esta falta de diversidad ideológica de los mayores medios de comunicación,

9. La criminalización de este movimiento 15-M por parte de un número significativo de estos medios es profundamente antidemocrática y es una defensa grosera y vulgar del pensamiento conservador y neoliberal dominante en tales medios que está asfixiando a este país.

10. La violencia debe denunciarse, ya sea física, oral o emotiva. De ahí que los que agredieron a los parlamentarios deben denunciarse con toda intensidad. Pero los medios que están utilizando esta evidencia para desacreditar a un movimiento auténticamente democrático y no violento, debieran también denunciar y condenar la violencia de la policía y sus responsables, así como los insultos y las agresiones verbales que realizan algunas y algunos periodistas, incluyendo columnistas de los medios públicos de la Generalitat de Catalunya que abusan de su forum público, pagado por todos los ciudadanos, para insultar constantemente a aquellos con los que están en desacuerdo (casi siempre son de izquierdas) y que saben que no les pueden responder porque no tienen acceso a tales medios. Esto es también violencia.

No me representan

Escolar.netIgnacio Escolar, en Público

Quienes escupen a los parlamentarios, quienes los zarandean, quienes lanzan piedras o pintura contra ellos o quienes llevan la protesta contra un político hasta las puertas de su casa, donde duerme su familia, no me representan. Tampoco representan a los indignados, cuyos portavoces se han desmarcado de estos actos violentos. Aquellos políticos que quieren deslegitimar este movimiento con estos sucesos graves pero anecdóticos –en este mes que llevamos desde el 15-M, la inmensa mayoría de las protestas han sido pacíficas– están haciendo la misma equiparación injusta de los que pregonan que todos los políticos son iguales.

Sin embargo, ayer todo el 15-M perdió fuerza por culpa de esta minoría violenta, con la que habría que poner kilómetros de distancia. Si hay alguna esperanza de que este movimiento consiga plantar cara a los abusos que está provocando la crisis no es porque 4.000 o 40.000 personas se manifiesten frente al Parlament, sino porque una gran mayoría social (entre el 66% y el 80%, según las encuestas) simpatice con sus propuestas.

Es una lástima que la violencia haya eclipsado el verdadero debate: el brutal recorte social que ayer aprobó CiU en Catalunya (con la inestimable ayuda del PP, que apoyó el plan mientras Mariano Rajoy disimulaba). Entre las víctimas de esta poda está la educación, que se queda sin gran parte de sus becas. O la sanidad, donde el tijeretazo pretende cerrar los quirófanos por las tardes o atender a 76.000 pacientes menos en urgencias (no sé cómo: tal vez los manden a casa). Esto, que no se contó en ningún programa electoral, también es violencia. Pero para responder ante este abuso sobran las pedradas o los escupitajos.

Anonymous: «No han detenido ninguna cúpula porque no tenemos»

La organización critica al Gobierno y a la Policía por usar su nombre como «cortina de humo» ante los desalojos de los acampados

PÚBLICO.ES

La organización Anonymous ha lanzado un mensaje grabado a través de YouTube en el que critican al Gobierno y a la Policía por usar su nombre «como una cortina de humo para desviar la atención de los desalojos» de las acampadas del 15M y niegan tener «cúpulas» y «nadie» que les «dirija».

«Vemos cómo se intenta maquillar la realidad social deplorable de un Gobierno ineficaz que no solo no sabe cómo arreglar las cosas, si no que no quiere escuchar al pueblo para arreglarlas», añade el comunicado del vídeo, que es leído por una persona ataviada con la máscara característica de Anonymous cuya voz está distorsionada.

Anonymous asegura no tener «ninguna vinculación con ninguna banda terrorista» ni apoyar «el terrorismo ni ningún tipo de violencia». «No vamos a publicar ningún dato de las fuerzas del estado en ningún foro de apología al terrorismo ni atacaremos ningún medio de comunicación porque entendemos que la libertad de expresión no es negociable para nadie», explican.

Además, en el vídeo se critica la actuación policial del pasado viernes, cuando se detuvo a tres miembros de la organización en España y se anunció como el descabezamiento de su cúpula. «La Policía Nacional tanto en su comunicado televisivo como posteriormente solo ha dicho mentiras. No han detenido a ninguna «Cúpula» porque no tenemos «Cúpula». El servidor que requisaron no era de Anonymous, era un pequeño servidor de IRC que anexamos a los nuestros. La prensa, los abogados, los profesionales de las tecnologías de la información, los ciudadanos, todos, se han mofado de tales declaraciones dejando en evidencia la ineptitud de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado».

A través de este mensaje, Anonymous pide a la gente que se implique «ahora más que nunca» y que «salgan a la calle con insistencia, constancia, alegría, contundencia y pacifismo» para «entre todos» poder «destruir la censura, la corrupción, el abuso de poder» y «vivir en libertad de expresión». Por último, vuelven a reiterar que sus «manifestaciones» no tienen «un carácter político» y que continuarán «con las mismas» hasta que «reflexionen al respecto».

19-J: Contra el PACTO DEL EURO. Democracia real en Europa ¡ya!

Juan Torres López y Alberto Garzón – Consejo Científico de ATTAC.

A finales de marzo los jefes de Estado o de Gobierno de la zona euro más otros seis países (Bulgaria, Dinamarca, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía) suscribieron un acuerdo con el que decían que trataban de hacer frente a la crisis y al problema de deuda que se había generado en Europa. En su virtud, establecieron una serie de obligaciones comunes y el compromiso de que los diferentes gobiernos aplicarán las medidas económicas oportunas para hacerlas efectivas. El acuerdo ha sido conocido como Pacto del Euro e implica que todas las medidas que lleve consigo habrán de sujetarse a las recomendaciones que establezca la Comisión Europea, la cual, además, actuará como principal supervisor y evaluador en su aplicación y desarrollo.

El objetivo general del Pacto según sus firmantes

Los firmantes del Pacto afirman que su objetivo general es hacer frente a la deuda incrementando la competitividad de la zona euro, es decir, facilitando la presencia comercial de las empresas de los países que utilizan el euro en los mercados mundiales.

Para lograr ese objetivo el pacto ha establecido cuatro pilares que deberían marcar las líneas principales de actuación económica por parte de los gobiernos nacionales.

El primer pilar del Pacto: impulsar la competitividad

El primer pilar para alcanzar ese objetivo general es el impulso de la competitividad, y los firmantes del Pacto entienden que eso solo se puede lograr bajando los precios y que estos, a su vez, solo se reducen si bajan los salarios. Para ello, se establece la necesidad de controlar los llamados costes laborales unitarios.

Puesto que estos últimos son el resultado de dividir los salarios nominales por la productividad, para bajarlos o se reducen los salarios nominales (el numerador) o se aumenta la productividad (el denominador).

El Pacto propone medidas en ambos sentidos.

Para bajar los salarios nominales recomienda reformas como las siguientes (Los entrecomillados son citas textuales del Pacto que se puede leer en:http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/120310.pdf):

-“Revisión de los acuerdos de fijación de salarios”, para restringir sus posibles subidas.

– “Revisión del nivel de centralización del proceso de negociación” para reducir el poder negociador de los trabajadores y así evitar que puedan presionar al alza los salarios al defender su capacidad de compra. Como es bien sabido, cuanto más centralizado esté un sistema de negociación colectiva más trabajadores participen en la negociación y, por tanto, más fuerza tienen. Por el contrario, cuanto más descentralizada sea la negociación (como quieren los líderes neoliberales europeos), más difícil resulta a los trabajadores defender sus derechos o conseguir salarios más elevados: si se negocia a nivel estatal, por ejemplo, los trabajadores pueden tener gran fuerza de negociación pero si se negocia a título personal, no tendrán ninguna. Los firmantes del Pacto proponen esta revisión para que se pueda ir descentralizando la negociación porque saben que así bajarán los salarios, que es lo que buscan.

– “Garantía de que la fijación de salarios en el sector público contribuye a los esfuerzos de competitividad en el sector privado”. Es decir, que los sueldos de los trabajadores públicos se reduzcan para que no sirvan de referencia al alza a los trabajadores del sector privado.

Es evidente que todas estas medidas del Pacto solo están encaminadas a disminuir los salarios, bien de forma inmediata (rebajándolos directamente) bien de forma indirecta (reduciendo la capacidad de negociación de los sindicatos y rebajando los salarios públicos que funcionan como referencia para los salarios privados).

Por tanto, podemos afirmar que el Pacto apuesta por un tipo de competitividad doblemente empobrecedora. Por un lado, porque no la basa en mejorar la calidad o el valor de los productos que ofrecen las empresas europeas sino en igualar a la baja los salarios europeos con el resto de economías del mundo reduciendo, por tanto, los ingresos de la inmensa mayoría de la población y empobreciendo a los trabajadores europeos. El Pacto del Euro es un pacto contra los trabajadores europeos.

Por otro, porque además, hundirá a la economía europea puesto que al reducir los salarios disminuirá también el gasto que se realiza en Europa lo que se traducirá en menos ventas para miles de pequeñas y medianas empresas que viven de las compras que realizan los asalariados europeos.

Desde este punto de vista, los únicos beneficiarios del Pacto son las grandes empresas globales europeas, las que actúan en los mercados mundiales y no solo en el europeo y cuyos beneficios, por tanto, no dependen solo del gasto que se realice en Europa, como suele ocurrir con la inmensa mayoría de las pequeñas y medianas empresas. Por esa razón se puede afirmar que el Pacto del Euro es un pacto también contra las pequeñas y medianas empresas europeas.

Y como estas últimas son las que crean la mayor parte del empleo (alrededor del 70% de media en toda Europa) podemos decir que el Pacto del Euro es igualmente un pacto contra el empleo.

Para aumentar la productividad el Pacto recomienda “Mayor apertura de los sectores protegidos”, “Mejorar los sistemas educativos y fomentar la I+D” y “Mejorar el entorno empresarial”.

Significativamente, el Pacto no solo menciona sino que incluso va en la dirección contraria de algunos factores que desde los tiempos de los primeros economistas se sabe que son muy beneficiosos para incrementar la productividad: buenos salarios, buenas condiciones de trabajo, seguridad en el empleo, participación de los trabajadores en la vida de la empresa, protección social adecuada y abundante… Lo que permite afirmar que el Pacto del Euro no busca en realidad aumentar la productividad sino solo reducir los salarios para hacer que aumenten los beneficios de las grandes empresas europeas.

Además, es sabido que de esas tres medidas que propone para aumentar la productividad la más determinante con diferencia es la segunda y todo el mundo sabe que para mejorar los sistema educativos y fomentar la I+D es necesario mucho dinero público.

Sin embargo, el Pacto, como veremos más adelante, propone también la reducción de gasto público, de modo que se puede aventurar con toda seguridad que en lugar de aumentar la productividad, lo que provocará el Pacto del Euro será su disminución, al deteriorar las condiciones de trabajo y la dotación de capital social que es imprescindible para que aumente.

Y, por otra parte, el Pacto olvida algo esencial: aunque se lograse que con esas medidas se produjeran incrementos de productividad no es seguro que, unidas a rebajas paralelas de salarios, dieran lugar automáticamente a mayor competitividad ya que ésta, como los propios firmantes del Pacto asumen, depende del precio de los productos en venta. Y si resulta que los mercados, como ocurre en Europa -y el Pacto no propone nada para arreglarlo-, son muy imperfectos, es decir, que están muy concentrados y en ellos dominan pocas empresas con gran poder de mercado, lo más seguro que ocurra es que la bajadas en los costes laborales unitarios se aprovechen por estas empresas para aumentar su beneficio y no para rebajar los  precio de sus productos. De hecho, eso es lo que hemos podido comprobar que ocurre constantemente en los mercados europeos (y muy especialmente en los españoles).

Por tanto, podemos decir que, en contra de lo que dice, el Pacto del Euro es en realidad un pacto contra la competitividad de la economía europea.

Finalmente hay que hacer una observación general. Según las tres cuartas partes de las exportaciones de los países europeos son de tipo “intraeuropeo”, es decir, con otros países europeos como importadores. Eso quiere decir que si se reduce la capacidad de consumo de las economías europeas (como consecuencia de las rebajas salariales y de la caída del gasto público) necesariamente también caerán las importaciones… de modo que de nada habrá servido que bajen los precios de los productos exportados, si es que se consiguiera que bajen. Lo que significa que lo que el Pacto del Euro va a producir es una caída de la actividad económica en toda Europa.

El segundo pilar del Pacto: el impulso del empleo.

El impulso del empleo en Europa se trata de conseguir partiendo de la idea de que el desempleo está provocado por un mal funcionamiento en el mercado laboral de manera que, para evitarlo, lo que hay que hacer son reformas que modifiquen su regulación y estructura. En concreto, el Pacto propone medidas como “Fomentar la ‘flexiseguridad’”, la “reducción del trabajo no declarado”, el “aumento de la tasa de actividad” y la “educación permanente”, además, por supuesto, de la reducción del coste del trabajo antes señalada.

Para lograr esto último el pacto también recomienda la “reducción de la presión impositiva sobre las rentas del trabajo”, es decir, de las cotizaciones sociales. Una propuesta que es doblemente negativa y perjudicial para la inmensa mayoría de la población. Por un lado, porque debilita el sistema público de pensiones cuya sostenibilidad tanto dicen los dirigentes neoliberales que les preocupa. Por otro, porque lo que en realidad significa es disminuir la masa salarial y, por tanto, generar más desigualdad, más empobrecimiento y menos gasto, con los problemas que esto lleva y que hemos apuntado más arriba apuntados. Y, con independencia de ello, también supone aumentar la regresividad del sistema fiscal puesto que, como al mismo tiempo se propone mantener los ingresos fiscales globales, se propone que esa tributación directa (que se sostiene sobre la capacidad de cada persona) se sustituya por impuestos indirectos, que se pagan con independencia del ingreso de los individuos. Es precisamente lo que acaba de proponer la Comisión Europea a España.

La idea de que lo que hay que hacer para crear empleo es abaratar el trabajo y facilitar las condiciones de contratación en los mercados laborales “flexibilizando” las relaciones laborales, de la que parte el Pacto, se demostró que es falsa hace más de setenta años. Es la idea que supone que el empleo se crea solo en función del precio del trabajo sin considerar que el empleo depende, en realidad, de la demanda efectiva que haya en el mercado de bienes y servicios porque, por muy barato que sea el trabajo, si los empresarios no venden los productos que fabrican no contratarán trabajadores.

Por eso el Pacto del Euro es una falacia y un engaño como instrumento para crear empleo: abarata el salario pero como al mismo tiempo debilita el mercado de bienes y servicios porque éste depende del gasto que en su mayor parte realizan los trabajadores, resulta que hace imposible o dificulta, como hemos mencionado ya anteriormente, la creación de empleo. De hecho, los estudios empíricos demuestran que las condiciones que han sido más favorables para la creación de empleo en Europa en las últimas décadas no han sido las que tienen que ver con la flexibilidad en los mercados laborales sino con las condiciones macroeconómicas generales: nivel de salario, tipos de interés, actividad económica, que son precisamente las que deteriora el pacto del Euro (Engelbert Stockhammer y Erik Klär, Capital accumulation, labour market institutions and unemployment in the medium run . Cambridge Journal of Economics, 2011, 35; pp. 437–457).

Lo que sí conseguirá el Pacto del Euro será precarizar aún más el empleo en Europa, hacerlo más inseguro y temporal, además de más barato. Y, por tanto, menos productivo porque con la generalización de ese tipo de mano de obra será cada vez más difícil que se impulse en Europa la actividad económica de alto valor añadido y más competitiva. Lo que conseguirá el Pacto del Euro será especializar a Europa en la oferta de mano de obra barata vinculada a la oferta de servicios personales de baja calidad, como ya ha ido pasando con los países, como España, en donde se han ido adelantando estas políticas.

En lugar de hacer que Europa sea más competitiva, el Pacto del Euro convertirá a Europa en una especia de gran parque de atracciones de bajo costo del que solo se aprovecharán, como hemos dicho, las grandes empresas europeas que tienen mercados cautivos dentro y fuera de Europa y que son verdaderamente las que han impulsado este pacto y obligado a los gobiernos a firmarlo.

El tercer pilar del Pacto: el “incremento de la sostenibilidad de las finanzas públicas”.

El Pacto recalca la necesidad de garantizar la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que obliga a reducir los déficits presupuestarios por debajo del 3%, para lo cual se recomienda reformar el sistema de pensiones, el sistema sanitario y las prestaciones sociales, es decir, los gastos que tienen un impacto más directo sobre el bienestar social pero, eso sí, que significan provisión de bienes (pensiones privadas, sanidad privada, cuidados privados, etc.) muy rentables para las empresas privadas (Para entender las falsas razones en que se basa el Pacto de Estabilidad puede verse,¿Por qué el 3% de déficit público y no el 2 o el 7? Mentiras y verdades sobre los déficit y la deuda de Juan Torres López).

En particular se recomienda “el ajuste de la edad de jubilación efectiva a la esperanza de vida”, “la limitación de los planes de jubilación anticipada” y el “uso de incentivos específicos para emplear a trabajadores de más edad”, todo lo cual no sirve sino para debilitar el sistema público de pensiones y así favorecer su progresiva privatización que es en realidad lo que se busca como hemos analizado con más detalle en otro trabajo (sobre la falsedad de esos argumentos puede verse Están en peligro las pensiones públicas? Las preguntas que todos nos hacemos, las respuestas que siempre nos ocultan de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón).

Además, en algunas recomendaciones adicionales la Comisión Europea propone también avanzar en los procesos de privatización de las empresas y servicios públicos, es decir, simplemente proporcionar más suculentos negocios al capital privado porque no es cierto que las privatizaciones constituyan ingresos netos para las arcas públicas: se suelen vender a precios bajos, cuando no regalados, y no se tienen en cuenta los ingresos que se dejan de percibir desde el momento en que las empresas o servicios públicos pasan al sector privado.

Para reafirmar estas medidas antisociales, el Pacto insta a “traducir en legislación nacional las normas presupuestarias de la UE establecidas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento” con objetivo de garantizar que posean un “carácter vinculante y duradero suficientemente sólido”. De hecho, se propone que se introduzcan en leyes marco o incluso en las propias constituciones.

Esta recomendación del Pacto es profundamente antidemocrática y se puede calificar como un auténtico golpe de estado económico ya que significa, por un lado, proponer el blindaje de un determinado tipo de política económica, prohibiendo legalmente todas las alternativas posibles; y, por otro, impedir que los países con más atraso en la dotación de inversiones e infraestructuras sociales puedan recurrir en el futuro al endeudamiento que suele ser el único medios que permite conseguirlas. Es decir, significa condenarlos al atraso y al empobrecimiento.

Esta medida es, además de todo ello, profundamente inútil y a la postre solo va a provocar que haya mucha más deuda de la que se quiere evitar.

El Pacto del Euro ni siquiera va a conseguir reducir el déficit y la deuda con estas imposiciones porque es falso que para aliviar la deuda sea suficiente con limitar el gasto, tal y como han demostrado numerosos estudios empíricos como, por ejemplo, el de Mark Weisbrot y Juan Montecino Alternativas a la austeridad fiscal en España. Lo más probable es que estas medidas terminen produciendo una caída semejante o sustancial en los ingresos porque reducen la actividad y, por tanto, la generación de ingresos para las arcas del Estado, lo que al final impide que desaparezcan los desequilibrios presupuestarios. Con ellas solo se consigue aumentar el malestar social, las carencias sociales y e incluso la falta de los recursos públicos que precisa el capital privado para crear actividad y empleo.

El cuatro pilar del Pacto: el refuerzo de la estabilidad financiera.

En este punto se propone un programa de “coordinación de la política tributaria” pero sin que se determine de antemano. De hecho los Estados simplemente “se comprometen a entablar debates estructurados en torno a la política tributaria”, lo que muestra que la voluntad de avanzar hacia una necesaria hacienda europea con potentes figuras impositivas que promuevan una tipo de economía más productiva y sostenible con un reparto más justo de la renta o hacia la coordinación de la lucha efectiva contra el fraude y la evasión fiscal es nula.

En lo que se refiere a regulación bancaria únicamente se afirma que “efectuarán periódicamente pruebas rigurosas de resistencia bancaria”, una auténtica tomadura de pelo a la ciudadanía europea si se tiene en cuenta que las que se han realizado han sido un completo engaño: baste recordar que afirmaron que los bancos irlandeses se encontraban en perfectas condiciones y que solo unas semanas más tarde hubo que inyectarles 80.000 millones de euros para tapar sus agujeros patrimoniales.

En el caso de España la Comisión Europea también ha recomendado avanzar en el proceso de privatización de las cajas de ahorro, pero permitiendo que, antes de eso, se gaste dinero público en dejarlas saneadas. Con total desvergüenza, las autoridades que suscriben el Pacto y que en tantas ocasiones manifiestan su gran preocupación por el mal uso del dinero público recomiendan “reestructurar las entidades vulnerables, que incluirán soluciones del sector privado” y la “prestación de apoyo público en caso de necesidad”.

Finalmente la problemática de la deuda pública queda al amparo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que tiene como objetivo “salvaguardar la estabilidad financiera de la zona euro” y que tendrá como función prestar asistencia financiera a los países que lo demanden. Esa asistencia la efectuará la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional en colaboración con el Banco Central Europeo y se afirma en el Pacto que dicha asistencia se realizará “bajo unas condiciones estrictas” y tendrá que estar dirigido a “conseguir y conservar la mayor calificación de solvencia de las principales agencias de calificación crediticia”.

La asistencia financiera se realizará en forma de préstamos y de forma excepcional con la compra de deuda en los mercados primarios, pero siempre “con arreglo a un programa de ajuste macroeconómico sujeto a condiciones estrictas”. Es decir, que el Pacto implica sujetar a Europa a la condicionalidad que siempre han usado esos organismos para imponer las políticas de ajuste neoliberal y cuyos resultados han sido nefastos en todos los países en donde se han aplicado.

Conclusiones

El Pacto del Euro es un torpedo hacia la línea de flotación de la Europa social.

Es técnicamente deficiente porque se basa en simples concepciones ideológicas que no tienen más fuerza que el poder de quien resulta beneficiado con las medidas que se proponen.

El punto de partida del que parte (que para hacer frente a la deuda que atenaza a Europa es preciso aumentar la competitividad de las economías nacionales y que eso solo se puede conseguir reduciendo el coste del trabajo) es doblemente falso.

Por un lado es falso porque  la deuda que está provocando problemas gravísimos a muchos gobiernos europeos y a las empresas y familias no se ha originado porque las economías europeas sean poco o muy competitivas. La deuda pública generada en los dos últimos años es consecuencia de que los gobiernos han debido afrontar la crisis financiera que han causado la banca internacional y los grandes fondos especulativos. Y la deuda privada es el efecto de la pérdida de ingresos producida por las políticas, como las que ahora se vuelven a proponer, de reducción salarial que se han aplicado en los últimos años. Así lo demuestra el que la crisis y la deuda hayan afectado a países y economías con muy desigual nivel de competitividad.

Y es falso también porque no es verdad, como hemos comentado, que la causa de la deuda sean los salarios excesivos o que se pueda alcanzar más productividad disminuyéndolos.

Por lo tanto, el Pacto de Euro es una colosal estafa concebida solo para favorecer los beneficios de la banca y de las grandes empresas porque diciendo que trata de luchar contra la deuda lo que provocará con el tipo de medidas que propone será que haya menos empleo, menos ingresos salariales y de pequeñas y medianas empresas y, por tanto, que la deuda aumente en realidad aún más en el futuro. ¡Que es justamente lo que le interesa y pretende la banca! porque no hay que olvidar que el negocio que le proporciona beneficio y poder es precisamente la generación de deuda.

La lucha contra la deuda de los líderes europeos es solo aparente. Es falsa. La verdadera causa del incremento brutal de la deuda en Europa ha sido la pérdida de peso de las rentas salariales de los últimos años y de la recaudación impositiva que han producido las políticas que vienen defendiendo. Lo que el Pacto del Euro dice que es luchar contra la deuda es, en realidad, una lucha contra el gasto público destinado a suministrar bienes y servicios sociales a la población de ingresos más bajos para justificar de esa forma su conversión en negocio privado mediante las privatizaciones que propone. Buena prueba de ello es que el Pacto de Euro no haga mención alguna del gasto público dedicado a subvencionar a los grandes grupos empresariales, a la banca o a la industria militar a la hora de ahorrar dinero público. Si de verdad quisiera reducir el gasto improductivo ¿cómo es que no propone reducir este último?

Y el Pacto del Euro no solo es una estafa por lo que dice sino también por lo que calla, es decir, porque no aborda los verdaderos problemas de la economía y la sociedad europeas: nada se hace para garantizar que el sistema bancario funcione y vuelva a financiar a empresas y consumidores; nada se propone para frenar a los especuladores que son los que realmente provocaron la crisis y los que ahora se hacen de oro gracias a las emisiones de deuda; guarda silencio sobre el incremento espectacular de las desigualdades, o sobre el uso criminal de los paraísos fiscales dentro del propio territorio europeo…, por citar solo algunos.

El Pacto del Euro, en fin, es un engaño para ocultar que el problema radica en la propia constitución de la unión monetaria sobre bases técnicamente erróneas, antisociales  y solo favorables para el gran capital empresarial y bancario.

Europa es cada vez más necesaria pero su constitución monetaria y política se acerca más al diseño de una dictadura que al de una democracia real y por eso las mujeres y los hombres decentes que aspiran a vivir en un mundo justo, respetuoso con la naturaleza y en paz con los seres humanos, debemos oponernos con fuerza a este nuevo intento del Pacto del Euro dedicado a someter a las personas a la única razón del beneficio privado.

La Europa del euro neoliberal ha dado ya de sí todo lo que podía dar y esto solo ha sido el incremento de las desigualdades, crisis financieras, pérdida de puestos de trabajo, degeneración del empleo y cierre de millones de pequeñas y medianas empresas. Solo los beneficios del gran capital se benefician netamente del euro así que o se cambian las condiciones en que se encuentra Europa esclavizada por esta unión monetaria o no habrá otra alternativa que luchar por salir del euro para poder aplicar otras políticas económicas que proporcionen bienestar humano, sostenibilidad y equilibrio social y de cuyo contenido nos ocuparemos en un artículo posterior.

Artículo publicado en Altereconomía

Casi mejor que se queden acampados

Isaac Rosa – Comité de Apoyo de ATTAC, para Público

“Este no es el camino, cortar calles, entrar en televisiones, ir a supermercados y coger sin pagar, u obstaculizar un acto en democracia.” -Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Comunidad de Murcia-

Ya verán como al final, tras tanto insistir en que los indignados levantasen las acampadas, vamos a tener que pedirles que mejor no se vayan, que se queden una temporadita en el campamento, que no tengan prisa, que en verano da gusto dormir en la calle y a los comerciantes ya los compensaremos.

Visto lo que hacen cada vez que salen del campamento, lo mismo manifestarse ante el Congreso que plantarse ante las Cortes valencianas, la CEOE o el Ministerio de Trabajo, o recibir con ruido a las nuevas corporaciones municipales como planean hacer hoy, casi mejor que se queden bajo las lonas, entretenidos en sus interminables asambleas y disfrutando del inigualable “efecto campamento”.

No sabemos hasta dónde llegarán las protestas del 15-M, pero por ahora siguen invalidando pronósticos. Se dijo que tras las elecciones se apagarían, y ahí están. Se confiaba en que el paso del tiempo, el cansancio, las tormentas, la lentitud del funcionamiento asambleario y los “problemas de convivencia” -que los medios han magnificado a placer- acabarían con el movimiento, y nada.

No solo no desfallece, sino que sigue creciendo, incorporando nuevas asambleas en barrios y pueblos, cada vez más numerosas y activas. También fuera de España, donde se suman nuevas plazas. Y por supuesto en las redes sociales, donde la temperatura sigue alta. No sólo crece en número y presencia: también en actividad, con un intenso calendario de acciones para las próximas semanas.

Eso sí, la clase política sigue como quien oye llover, mientras acumula desprestigio en las encuestas. Por ahora los grandes partidos se limitan a mostrar su comprensión, con paternalismo. Pero ni caso a las reivindicaciones, hasta tal punto que las cuatro propuestas de regeneración democrática que el 15-M consensuó, y que a muchos nos parecían más bien moderadas, suenan tan revolucionarias como las ‘Tesis de abril’ de Lenin a la vista de la escasa disposición de la clase dirigente a tocar una coma del sistema. Pues nada, que sigan oyendo llover, que acabarán empapados.

Artículo publicado en Público