¿QUÉ PASARÁ CUANDO LOS SACRIFICIOS NO ACABEN CON LA CRISIS?

 Reportaje a Ignacio Ramonet, director de «Le Monde Diplomatique», edición española.

Boletín de ATTAC

“La mundialización financiera ha creado su propio Estado. Un poder sin sociedad. Este rol es ejercido por los mercados (…). Las sociedades realmente existentes son sociedades sin poder. Y todo esto no deja de agravarse”.

Esas palabras tienen 14 años. En diciembre de 1997, Le Monde Diplomatique publicaba el editorial del director de su versión en español, Ignacio Ramonet, Desarmad los mercados financieros. Una alerta que sería germen del movimiento Attac, hoy presente en 40 países, que lucha por la creación de una tasa a las transacciones financieras mundiales (inspirada en la Tasa Tobin) para ir echando “granos de arena” en el engranaje de la especulación.

14 años después, dos países del Viejo Continente han visto cómo sus gobiernos elegidos en las urnas eran sustituidos por unos gestores de quiebras mientras el resto atribuye al mercado decisiones y recortes. Podría decirse que Ramonet, que participó esta semana en el Foro Burgos organizado por Banca Cívica, acertó.

¿Se cae Europa?

Es un momento extremadamente delicado. Da la sensación de que no hay a la cabeza una generación política a la altura de la crisis apocalíptica que estamos viviendo. Y no nos hemos sorprendido lo suficiente de que, en los últimos meses, Alemania y Francia hayan asumido un poder que nadie les ha dado. Hemos leído: ‘Rajoy habla con Merkel’. ¿Lo primero que hace el vencedor de unas elecciones con un resultado abrumador es llamar al jefe? No estamos en un Estado federal. España no es Dakota ni Berlín, Washington. Pero manda Merkel con Sarkozy de coartada.

Hay quien dice que Merkel asume el liderazgo porque no hay otro poder fuerte .

Si Merkel es quien está pilotando la crisis, el resultado es muy malo. Grecia va cada vez peor. Su PIB es el 3% de la zona del euro. Cuando estalló la crisis, se podía haber solucionado con un pequeño esfuerzo económico. Ahora, la gangrena ha subido. Austria y Francia tienen triple A (máxima calificación en su deuda) y las atacan. No se sabe si el euro será capaz de resistir. A Portugal se le ha impuesto una cura de caballo, se le ha impuesto la recesión y como resultado, le acaban de volver a bajar el rating. Esto no funciona.

¿Tampoco para Alemania?

Los alemanes se van a despertar dentro de poco constatando que la mayoría de los países europeos no compran. Y que ellos no exportan.

¿Por qué no lo ven?

No están a la altura. Están aplicando recortes de manual a situaciones que no se corresponden. Están alentando a los mercados a seguir ejerciendo presión. Los mercados están desbocados porque durante años ha habido una desregulación que les dejó hacer lo que querían. Los políticos prometieron cambiarla en el G-20. Sarkozy prometió la tasa a las transacciones. Pero los mercados no quieren y no se adopta.

¿A qué nos enfrentamos?

Si seguimos así, la primera amenaza es que no estamos seguros de que el euro vaya a resistir. Nadie puede afirmar que seguirá siendo lo que es dentro de tres meses o de un año. Mucha gente apuesta por que desaparecerá o quedará restringido al área de influencia de Alemania.

¿Europa se ha convertido en la primera ficha de un nuevo dominó?

La crisis de la deuda europea puede tener incidencia a escala global. Muchos se han olvidado, entre ellos Alemania, de que la globalización es la articulación de todos los mercados. Si la zona euro entra en congelación por la austeridad, no se potenciará el consumo. Ya hay en Europa 23 millones de desempleados cinco millones en España y 80 millones de pobres, personas que no consumen. El mundo funciona con dos motores, dos grandes centros de consumo: EEUU y la Unión Europea, ambos amenazados por la recesión. Si se paran, China va a fabricar menos. De hecho, el ritmo de crecimiento chino ya ha bajado. Si China deja de importar, dejará de comprar también materias primas, los minerales que compra a Perú y Chile y los productos agrícolas que compra a Brasil y Argentina. Esos países dejarán de crecer. Y en 2013 o 2014 podemos encontrarnos con una recesión internacional.

¿Puede el mundo soportarlo?

La pregunta es, si la recesión se prolonga en Europa, hasta dónde soportarán las sociedades europeas la purga a la que se está sometiendo a la población. Cuánto va a crecer la extrema derecha, cuánto la protesta social. La historia no se detiene y esto es un golpe de Estado financiero. Los mercados han decidido tomar el poder. En Grecia e Italia, la evidencia es total. Se han colocado personas que han trabajado de uno u otro modo con Goldman Sachs, especialista en colocar a su gente en puestos de poder, pero ahora al frente de países.

¿Qué se puede hacer?

La sociedad debe reflexionar para seguir defendiendo que otras soluciones son posibles. Hay que volver a planteamientos keynesianos (estimular el crecimiento económico inyectando dinero público). No lo digo yo. Lo dicen (Paul) Krugman y (Joseph) Stiglitz. Hay que hacer políticas anticíclicas, encontrar soluciones para salir de la situación. Veo difícil que se adopten en el contexto actual pero, si los gobiernos no se deciden, vamos a la catástrofe. Quizás si Francia pierde la triple A, Alemania verá que se hunde la última barrera que los protege. Los eurobonos podrían ser una solución a la crisis de la deuda, pero por otro lado habría que prohibir los hedge funds (fondos de alto riesgo), implantar la tasa a las transacciones, no operar con bancos que utilicen paraísos fiscales. Quién lo va a hacer si no hay autoridad. El euro es la única moneda que no está respaldada por una autoridad política, no tiene Gobierno y los mercados se han dado cuenta, han visto que se podían enriquecer fácilmente.

¿Por qué arrasa la derecha en Europa si trae recortes aún mayores que los que se han visto?

Es posible que una parte de la sociedad, teniendo en cuenta que muchos medios de comunicación dominantes insisten en que la línea de la ortodoxia es la única, acepten la idea de los recortes. El pánico a que el euro desaparezca genera mucha disciplina. Se ha visto en Catalunya en estas elecciones. Una parte del electorado piensa que es o recortes o caos, y votan recortes. El problema es qué pasará cuando no pase nada. Cuando los sacrificios no hayan puesto fin a la situación de crisis. Esa es la preocupación.

¿Piden realmente los mercados ajustes y reformas, teniendo en cuenta que no funcionan?

Los mercados no saben lo que quieren. No hay un objetivo concreto. Buscan ganar dinero. Pero es posible que la especulación acabe por destruir el sistema.

PRIORIDAD ABSOLUTA al pago de la deuda y los intereses frente a cualquier otro compromiso de pago del Estado

Los Trileros Mayores del Reino y la clave de la reforma constitucional

Juan Torres López – Consejo Científico de ATTAC

No hace ni siquiera un mes Mariano Rajoy decía a los cuatro vientos que cuando ganase las elecciones “volverá el déficit cero” (es decir, que en ningún caso la administración pública podría gastar más de lo que ingresara). Antes, le había propuesto a Rodríguez Zapatero reformar la Constitución para introducir la obligación de alcanzarlo y el Presidente del Gobierno se rió de la propuesta en el debate sobre el Estado de la Nación de 2010: “Una reforma que, como saben, es rápida, dado cómo es nuestro procedimiento de reforma constitucional, y que sería muy eficaz para combatir la coyuntura de la crisis. Ésa ha sido toda la reforma original que le hemos oído en los últimos meses y que no tiene ni fundamento, ni eficacia, ni capacidad”. El ahora candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba terció en el debate y también descalificó la propuesta de reforma constitucional diciendo: “Como todos sabemos, la Constitución es una ley que se cambia fácilmente y en un plis-plas nos arregla la crisis” y en marzo de 2011, durante una sesión de control al Gobierno, Rubalcaba recalcó de que “no vamos a imponer por ley del Estado un techo de gasto a las comunidades autónomas, no lo vamos a hacer porque creemos que va contra la Constitución”.

Ahora, de repente, estos tres grandes dirigentes han desarrollado un auténtico trile para hacer que la población mire a otro lado cuando se disponen a someter los intereses nacionales a los poderes financieros con una ilegítima y muy dañina reforma de la Constitución. *

Quien decía que la reforma constitucional no tiene fundamento, ni eficacia ni capacidad, propone en el Parlamento llevarla a cabo urgentemente. El opositor que defendía el déficit cero acepta ahora una fórmula que en la práctica puede permite que los gobiernos de turno se salten la estabilidad presupuestaria cuando les venga en gana. El candidato que ironizaba sobre la propuesta de los conservadores afirmando defender posiciones más progresistas, tercia en el debate y entre los tres desvían la atención de los ciudadanos para aprobar una reforma mucho más lesiva para los intereses sociales que el simple control del déficit.

Veamos qué es lo que ha ocurrido.

El Pacto que no es lo que decían que iba a ser

El pasado 23 de agosto Zapatero anunció en el Congreso su propuesta de modificar la Constitución para controlar los déficit presupuestarios e inmediatamente Rajoy le mostró su apoyo. Enseguida hay protestas incluso en el propio grupo parlamentario socialista, cuyos miembros han sido ninguneados y en la sociedad y Rubalcaba se incorpora al debate proponiendo que el acuerdo contemple suficiente flexibilidad en la aplicación del principio de estabilidad (que en realidad es malo en sí mismo y no en función de que sea más o menos flexible).

En unas horas se presenta el acuerdo y aparece entonces la sorpresa que la inmensa mayoría de los ciudadanos son incapaces de descubrir porque sus representantes ocultan lo fundamental del pacto para seguir hablando de lo que en realidad ha terminado por resultar accesorio.

Lo que ha ocurrido es que el PSOE el PP han “descafeinado” la propuesta que ambos habían hecho con anterioridad.

Inicialmente hablaban de constitucionalizar el déficit cero en sentido estricto, en la misma línea del artículo de la constitución alemana que terminantemente pone un límite al déficit público. Pero en lugar de eso el acuerdo señala que una posterior ley orgánica establecerá un límite al “déficit estructural”, un concepto mucho más sutil que puede permitir que el gobierno de turno tenga mucha más facilidad para saltarse el principio de estabilidad que defienden.

El concepto de déficit estructural no es el resultado del simple saldo de las cuentas anuales del Estado sino el saldo que tendrían esas cuentas en unas condiciones ideales: cuando la economía estuviera en pleno empleo y, por tanto, cuando el PIB realmente registrado fuese igual al potencial (el que se alcanza cuando se utilizan todos los recursos de una economía). El acuerdo político que ampara la reforma lo define como “aquel que se deriva de no considerar los ingresos y gastos públicos relacionados con las expansiones y recesiones normales de los ciclos económicos, garantizando así la sostenibilidad a largo plazo de los servicios públicos fundamentales”.

En la práctica esto significa que a la hora de calcular el saldo presupuestario (estructural) al que se le pondrá techo en la próxima ley orgánica habrá que descontar los ingresos y los gastos que no sean “estructurales” (es decir, los que sean resultado de circunstancias más o menos “anormales” que alejan a la economía de esa situación ideal, por ejemplo de una recesión). Pero su cálculo es muy problemático ya que la forma en que se haga será siempre discutible, nunca objetiva y, además, muy fácilmente manipulable.

Por eso, como dice David Lizoain (El insoportable error del 0,4% ) limitar el déficit estructural del país al 0,4% (que es lo que se prevé que establezca la futura ley orgánica) es “una política radicalmente aberrante para una economía avanzada”. En primer lugar sostiene con razón, siguiendo el análisis de Nick Rowe ((What is a “structural” deficit?), que este concepto de déficit estructural no tiene mucho sentido económico ya que responde a criterios políticos más que económicos. Por ejemplo, si dos gobiernos hacen exactamente lo mismo generando un déficit de la misma cuantía pero uno había anticipado lo que pensaba hacer con los ingresos y gastos cuando llegara una recesión y el otro no hubiera adelantado nada sino que se hubiera limitado a hacer lo mismo una vez que se produjo la recesión, la consideración de su saldo debería ser distinta. En el segundo caso se consideraría que el déficit es estructural (porque sería teóricamente resultado de la recesión) y en el primero no.

Y además, Lizoain indica que la medida es completamente irreal: ni la zona euro ni la OCDE en su conjunto tuvieron un déficit estructural inferior al 0,4% ni un solo año en los últimos veinte.

Podemos concluir, por tanto, que lo que finalmente han pactado los dos partidos mayoritarios no ha sido el criterio de déficit cero como habían dicho sino algo muy irrealista y que seguramente solo se pueda cumplir manipulando los registros presupuestarios. Posiblemente, porque así pueden vender a la población, como está haciendo Rubalcaba, que así no hay peligro de que la estabilidad presupuestaria ponga en cuestión los programas sociales (que es lo que lleva consigo la política de estabilidad presupuestaria, sobre todo, en países con déficits sociales como España, tal y como he explicado en mis artículos Razones económicas para rechazar el acuerdo neoliberal entre el PSOE y el PP y Acuerdo PSOE-PP sobre la deuda: un pacto que perjudica a España). Pero eso no quita que, al mismo tiempo, al introducir en la Constitución el principio de la estabilidad, se esté imponiendo (y además sin debate social) la filosofía neoliberal que implica renunciar a la política fiscal discrecional, con los efectos negativos que ello conlleva y que he tratado de explicar en esos mismos textos.

El contenido verdaderamente nefasto del acuerdo

Pero lo que realmente han conseguido de esta manera los líderes de ambos partidos, es decir, haciendo creer que asumen rígidos criterios de austeridad cuando en realidad no los van a ser, ha sido comportarse como verdaderos trileros porque mientras llamaban la atención sobre el debate del techo presupuestario lo que estaban haciendo era incluir, sin apenas comentarlo públicamente, un nuevo precepto en la Constitución que da “prioridad absoluta” al pago de la deuda y los intereses frente a cualquier otro compromiso de pago del Estado.

Es decir, los parlamentarios del Partido Popular y del PSOE están dispuestos a aprobar sin recurrir al referéndum que permitiera que el pueblo se pronuncie al respecto que si en algún momento faltaran ingresos se dejarían de pagar los servicios más básicos del Estado para hacer frente antes que nada a los compromisos de la deuda.

Esta es, pues, la auténtica clave de la reforma. Una concesión vergonzosa a los poderes financieros que es muy grave por cuanto que supone una cesión de la soberana capacidad de decisión del pueblo español para determinar en un momento dado la prioridad que quisiera darle a sus compromisos de financiación.

En mi opinión, quienes promueven esta medida siguiendo el mandato de intereses extranjeros están traicionando a los intereses nacionales y al impedir que el pueblo español, que es el verdadero poder constituyente que podría cambiar con legitimidad la Constitución, se pronuncie sobre una cuestión tan fundamental están prostituyendo la Carta Magna y convirtiéndola en papel mojado para quienes de verdad asuman los principios del constitucionalismo democrático. Como acaba de señalar claramente Rubén Martínez Dalmau en su artículo ¿Quién puede reformar legítimamente una Constitución democrática?

“Cualquier modificación de la Constitución por parte de un órgano que no es el poder constituyente, aunque sea legal -también autoritarismos y fascismos se han fundamentado en la legalidad- no es otra cosa que la apropiación de la soberanía popular por un órgano ajeno al pueblo; es decir, el fin del constitucionalismo democrático (…)

Si la Constitución no es otra cosa que la voluntad del poder constituyente, la respuesta a esta pregunta, desde el constitucionalismo democrático, no puede ser otra: sólo el pueblo puede modificar legítimamente su Constitución. Lo contrario es negar la naturaleza de la legitimidad del sistema democrático en el que creemos vivir. Si la Constitución queda en manos de otras personas -gobiernos, mayorías en los parlamentos, reyes-podremos hablar de otra legitimidad del poder político, de democracias más o menos limitadas, de decisiones mayor o menormente acordadas. pero nunca de constitucionalismo democrático”.

La alternativa, Asamblea Constituyente

Frente al engaño con que se quiere llevar a cabo esta reforma ilegítima de la Constitución que además puede comportar en el futuro un grave daño para los intereses de la nación no cabe otra alternativa, como también indica Rubén Martínez, que activar un nuevo poder constituyente que elabore una nueva Constitución en una nueva Asamblea, un horizonte que me parece fundamental que asuman los movimientos que giran en torno al 15-M y, en general, todas las personas sin distinción de ideologías o posiciones políticas que deseen vivir en una verdadera democracia.

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* Anexo:   El artículo 135 de la Constitución Española quedará redactado como sigue:

«1. Todas las Administraciones Públicas adecuarán sus actuaciones al principio de estabilidad presupuestaria.
2. El Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión Europea para sus Estados Miembros.
Una Ley Orgánica fijará el déficit estructural máximo permitido al Estado y a las Comunidades Autónomas, en relación con su producto interior bruto. Las Entidades Locales deberán presentar equilibrio presupuestario.
3. El Estado y las Comunidades Autónomas habrán de estar autorizados por Ley para emitir deuda pública o contraer crédito.
Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la Ley de emisión.
El volumen de deuda pública del conjunto de las Administraciones Públicas en relación al producto interior bruto del Estado no podrá superar el valor de referencia establecido en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
4. Los límites de déficit estructural y de volumen de deuda pública sólo podrán superarse en caso de catástrofes naturales, recesión económica o situaciones de emergencia extraordinaria que escapen al control del Estado y perjudiquen considerablemente la situación financiera o la sostenibilidad económica o social del Estado, apreciadas por la mayoría absoluta de los miembros del Congreso de los Diputados.
5. Una Ley Orgánica desarrollará los principios a que se refiere este artículo, así como la participación, en los procedimientos respectivos, de los órganos de coordinación institucional entre las Administraciones Públicas en materia de política fiscal y financiera. En todo caso, regulará:
a) La distribución de los límites de déficit y de deuda entre las distintas Administraciones Públicas, los supuestos excepcionales de superación de los mismos y la forma y plazo de corrección de las desviaciones que sobre uno y otro pudieran producirse.
b) La metodología y el procedimiento para el cálculo del déficit estructural.
c) La responsabilidad de cada Administración Pública en caso de incumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria.
6. Las Comunidades Autónomas, de acuerdo con sus respectivos Estatutos y dentro de los límites a que se refiere este artículo, adoptarán las disposiciones que procedan para la aplicación efectiva del principio de estabilidad en sus normas y decisiones presupuestarias.
Disposición adicional única
1. La Ley Orgánica prevista en el artículo 135 de la Constitución Española deberá estar aprobada antes de 30 de junio de 2012.
2. Dicha ley contemplará los mecanismos que permitan el cumplimiento del límite de deuda a que se refiere el artículo 135.3.
3. Los límites de déficit estructural establecidos en el 135.2 de la Constitución Española entrarán en vigor a partir de 2020.
Disposición final única
La presente reforma del artículo 135 de la Constitución Española entrará en vigor el mismo día de la publicación de su texto oficial en el Boletín Oficial del Estado. Se publicará también en las demás lenguas de España».

Acuerdo PSOE-PP sobre la deuda:

Un pacto que perjudica a España

Juan Torres López / Alberto Garzón Espinosa – Consejo Científico de ATTAC.

La reforma que proponen los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, consistente en limitar desde la constitución el déficit y la deuda pública es una medida que impedirá salir de la crisis y que España elimine el déficit social que tiene respecto a los países de su entorno y, además, constituye un ataque frontal a los principios más elementales de la democracia que demuestra que el capitalismo neoliberal es cada vez más incompatible con esta última. No sólo por la forma sugerida para aprobar la reforma de la constitución, sin que medie referéndum y pronunciamiento directo del pueblo, sino también porque su contenido mismo restringe el margen de maniobra que tienen los Estados para gestionar su economía. Por esa razón hemos decidido escribir este artículo, de ánimo divulgativo, en el que revelamos los enormes problemas económicos de una medida profundamente antidemocrática.

Los ingresos y gastos de un Estado

Un Estado, como cualquier otro agente económico, tiene una partida de ingresos y una partida de gastos.

Los ingresos pueden provenir de muchas fuentes, pero en la actualidad y como consecuencia de decisiones erróneas de política económica la gran mayoría se obtienen únicamente de los impuestos. En otro tiempo el Estado también obtenía cuantiosos ingresos de los beneficios de las empresas públicas, pero en las últimas décadas y debido a la avalancha de privatizaciones (más de 110 empresas en España) esta fuente de ingresos se ha agotado. Por otra parte, actualmente de todos los impuestos los más importantes son el de la renta (IRPF), el de sociedades (IS) y el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Hasta 2007 también existía el impuesto del patrimonio (IP), que afectaba únicamente a las personas con más riqueza, pero fue eliminado por el gobierno actual.

Los gastos también pueden ser de diferente naturaleza. Desde el mantenimiento de los servicios públicos del Estado del Bienestar (como la sanidad pública, la educación pública o el transporte) y el pago de todo el personal asociado (médicos, profesores, bomberos…), hasta el simple despilfarro y la corrupción política.

Por lo tanto tenemos que los ingresos de un Estado dependen fundamentalmente de los impuestos, pero estos a su vez dependen de la actividad económica. El Estado recaudará más cuantos mayores salarios tengan los trabajadores (impuesto sobre renta), cuanto mayor sea el nivel de beneficios empresarial (impuesto sobre sociedades) y cuanto más consumo haya en la economía (impuesto sobre el valor añadido). Así que en momentos de bonanza económica los ingresos del Estado serán elevados. Y con ingresos elevados se permitirá gastar más, o incluso ahorrar.

Lo que ha ocurrido en España en los últimos años es que la economía ha estado creciendo a ritmos muy altos debido a una burbuja inmobiliaria, que tarde o temprano tenía que estallar. Pero mientras la burbuja duraba los ingresos del Estado han sido cuantiosos porque había muchos trabajadores cobrando sueldos, las empresas ganaban mucho dinero y el consumo era muy importante (ayudado por el crédito bancario, eso sí). Sin embargo, en lugar de modificar el patrón de crecimiento y promover un modelo productivo distinto que permitiera que el país no dependiera de la existencia de una burbuja, los partidos políticos en el gobierno prefirieron (PP y PSOE) dejar pasar el tiempo y aprovechar las ventajas de un ciclo económico positivo pero ilusorio.

Además, estos gobiernos aprovecharon las circunstancias de bonanza para beneficiar principalmente a los propietarios de capital y sobre todo a los del inmobiliario rebajándoles los impuestos. Redujeron los tramos del impuesto sobre la renta y rebajaron los tipos impositivos (el porcentaje de impuestos) tanto del impuesto sobre la renta como de el de sociedades. Y al mismo tiempo iniciaron un proceso de desgravaciones fiscales (también principalmente beneficiosas para los más ricos) que suponían que el Estado ingresara menos. Aún así, y debido a que el gasto público no crecía suficiente para acercarse a los estándares del resto de países europeos, existía capacidad para ahorrar. Por eso la economía española ha tenido superávits en las cuentas públicas, es decir, ha gastado menos de lo que ingresaba. A pesar, como hemos dicho, de que la capacidad recaudatoria había disminuido.

Pero cuando llegó la crisis, primero por la vía del contagio financiero internacional y luego como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria, las cosas se pusieron feas. Los bancos dejaron de prestar dinero a empresas y hogares, y se dejó de invertir y de consumir. Cayeron entonces los beneficios y el consumo, lo que llevó a la baja la recaudación por impuestos y, por lo tanto, los ingresos públicos. Pero por el contrario los gastos se incrementaron. Y se incrementaron porque el Estado tuvo que salir a ayudar a la banca, pero sobre todo porque para intentar frenar la crisis tuvo que comenzar proyectos de estímulo económico que suponían un importante gasto. Además, el Estado tiene medidas llamadas anticíclicas, como las prestaciones por desempleo, que hicieron aumentar el gasto. En definitiva, como consecuencia de la crisis el Estado vio cómo sus gastos se disparaban y sus ingresos se reducían. El Estado entraba, por lo tanto, en déficit.

Cómo pagar el déficit

Cuando el Estado tiene que gastar más de lo que ingresa necesita obtener el dinero de algún lado. Existen diferentes herramientas económicas para conseguir ese dinero, pero algunas han sido delegadas a instituciones independientes y de la Unión Europea (como la potestad de imprimir dinero, ahora dominio del Banco Central Europeo). Por lo tanto lo común es que el Estado se endeude en el mercado de deuda pública, donde pide prestado a los inversores financieros. Y estos inversores financieros son aquellos que tienen dinero de “sobra”, como los bancos y las grandes fortunas que hacen anualmente millones de beneficios y que cada vez pagan menos impuestos. Así, al final la paradoja emergió cuando los propios bancos culpables de la crisis y las grandes fortunas beneficiadas de las rebajas de impuestos en todo el mundo eran las que finalmente prestaban dinero al Estado para que éste enjugara los déficits que habían surgido por su culpa.

En cualquier caso, es obvio que la deuda contraída deberá ser pagada de alguna forma, y en una situación en la que los gastos superan a los ingresos eso parece difícil. Por esa razón los economistas neoliberales –que son los que dominan las instituciones europeas y los que han asesorado a los distintos gobiernos españoles- proponen lo que se llaman “planes de ajuste”. Estos planes tienen como objetivo prioritario reducir el gasto público hasta el punto en el que se equilibran de nuevo los ingresos y gastos o incluso, si es posible, hasta que los ingresos vuelven a ser superiores a los gastos. Por eso se llaman “políticas de austeridad”.

Las políticas de austeridad no funcionan

El problema es que lo que parece muy intuitivo a nivel doméstico (por ejemplo de una familia) no lo es tanto para la economía en su conjunto. Es lo que en economía se llama “falacia de la composición” y que significa que aunque haya medidas que individualmente sean buenas en realidad si se aplican colectivamente pueden ser catastróficas. Por eso rebajar los gastos en un momento en el que los gastos superan a los ingresos puede ser fatal para la economía.

La razón es que el gasto público es un estimulante del crecimiento económico, como a continuación explicaremos. Eso significa que si se rebaja el gasto público se reduce la capacidad de crecimiento económico de una economía, y eso conlleva que habrá menos beneficios empresariales y menos consumo. Dado que como hemos visto antes los ingresos dependen de esas variables (beneficios y consumo) al final tenemos que los ingresos también caen. Así, aunque bajemos el gasto público lo que conseguiremos será deprimir la economía (que entrará en recesión) y por lo tanto también los ingresos públicos, lo que significa que la relación ingresos-gastos se mantendrá igual. O, lo que es lo mismo, tendremos los mismos problemas de deuda que antes de comenzar a rebajar el gasto pero, además de ello a una población que en conjunto será más pobre (porque verá cómo los servicios públicos se deterioran y se pierden puestos de trabajo y caen los salarios).

Se necesita más gasto público, pero más eficiente

En realidad, y aunque sea contraintuitivo, lo que se requiere es precisamente más gasto público. Porque lo que se necesita es recuperar los ingresos, no rebajar los gastos, y eso puede hacerse bien subiendo los impuestos (medida recomendable y necesaria, como recordaremos) bien incrementando la recaudación vía beneficios y consumo. O, dicho de otra forma, lo que necesitamos es crecimiento económico. Aunque no de cualquier tipo.

Durante la crisis los economistas neoliberales proponen medidas aparentemente orientadas a facilitar que las empresas creen empleo. Para eso reducen los tipos de interés y facilitan préstamos baratos a los bancos, siempre con el objetivo de promover que las empresas se endeuden para que inviertan (contratando trabajadores y mejorando la capacidad productiva). Pero sucede que en un contexto de crisis todas esas medidas no funcionan debido a lo que se llama “trampa de liquidez”, y que se explica porque las empresas no quieren invertir porque saben que nadie va a comprar sus productos. Y como no pueden vender, lo que hacen es despedir trabajadores, y dado que esos trabajadores son también los consumidores de los productos de otras empresas, al final la economía profundiza su crisis. Es decir, por más facilidades monetarias que se les de a bancos y empresas no se saldrá de la crisis en ningún momento.

Lo que se requiere, entonces, es que el Estado empuje la economía a través del gasto público y de lo que se llama el “multiplicador keynesiano”. Cuando el Estado gasta dinero en, por ejemplo, construir una carretera, lo que está haciendo es pagar sueldos a trabajadores que antes estaban en paro y pagar a empresas del sector que antes estaban desocupadas. Eso pondrá dinero en la economía, ya que esos trabajadores gastarán ese dinero en otras empresas, y esas otras empresas contrataran más trabajadores que a su vez gastarán también el dinero en más consumo, y sucesivamente. Si el impulso inicial del gasto público está bien planificado y es suficientemente poderoso, puede salirse de la crisis. Y además eso permitirá que el Estado recaude mucho más y por lo tanto que sus ingresos crezcan. Ese crecimiento de los ingresos reducirá la brecha con los gastos e incluso podrá conseguir que sean superiores.

Lo que importa es, por supuesto, que el gasto público tenga sentido y esté programado. El llamado “Plan E” tuvo un efecto muy temporal porque la economía estaba atrapada en los restos de la burbuja inmobiliaria y el plan lo único que hizo fue intentar resucitar esos restos. Lo que se requiere, por el contrario, es planificar un programa de gasto público potente encaminado a cambiar el modelo productivo y promover sectores como las energías renovables y las nuevas tecnologías, teniendo presente también el reciclaje del sector de la construcción.

Es importante remarcar que no cualquier gasto público es bueno, y por eso es necesario incrementar la eficiencia de dicho gasto. Eso quiere decir que hay que iniciar programas destinados a mejorar la eficiencia en la administración pública, a racionalizar mejor el dinero público y también a perseguir todos los casos de corrupción y de privilegios desorbitados de la clase política (amén del gasto militar).

La recaudación de los ingresos

Si bien los gastos, como hemos dicho ya, deben ser eficientes y bien planificados (y no basados en el derroche), a su vez los ingresos deben ser suficientes y estar igualmente bien planificados.

Los impuestos no son todos iguales ni afectan a todos los sectores y personas por igual, de modo que cualquier modificación impositiva tendrá consecuencias variadas. Por eso conviene planificar un sistema de incentivos adecuado que organice qué tipo de impuestos y qué nivel para los mismos tienen que existir.

En unos momentos como los actuales, en los que la desigualdad se ha incrementado extraordinariamente y la financiación del Estado del Bienestar depende de facto de los ingresos de las clases medias (porque las grandes fortunas evaden impuestos en paraísos fiscales) se requieren medidas de shock.

Hay que incrementar los impuestos a las rentas altas, lo que significa incrementar los tipos impositivos y también crear nuevos tramos. Simultáneamente hay que incrementar los impuestos a las rentas del capital y a las empresas, amén de recuperar el impuesto de patrimonio. Pero todo eso será insuficiente si no se combate con firmeza el sistema financiero especulativo que permite la existencia de paraísos fiscales. En definitiva y sin ánimo de profundizar en un programa detallado, hay que incrementar los impuestos a las rentas altas (que consumen menos pero especulan más) sin modificar mucho la presión fiscal de las rentas populares. Eso permitirá incrementar los ingresos del Estado sin que el consumo privado se vea mermado.

Limitar por ley el gasto y la deuda es una aberración económica

Por todo lo expuesto debe quedar claro que limitar por ley el gasto es una verdadera barbaridad, que no sólo afecta al carácter democrático del sistema político (al restringir el margen de maniobra) sino también al propio funcionamiento del sistema económico.

Los déficits son necesarios y una herramienta “extra” en el ámbito económico. Es cierto que no pueden sostenerse indefinidamente, pero precisamente para combatir la crisis y los déficits crónicos es necesario que en determinadas fases del ciclo económico se incurra en déficits importantes. Y sin esa herramienta es más que evidente que no se podrá salir de la crisis.

Y en economía como la española que tiene un gran déficit social respecto a los países de nuestro entorno, los déficits presupuestarios serán imprescindibles incluso en etapas de bonanza. Las infraestructuras públicas, los servicios educativos y sanitarios (hospitales, colegios, universidades, centros de investigación…) y en general la inversión a largo plazo necesaria no solo para el bienestar de los grupos de población de menos renta que no se podrían pagar los proporcionados por el mercado sino también para las empresas obtengan beneficios no se pueden pagar al contado. Sin endeudamiento es muy probable que no se puedan crear y al no crearse se perderá empleo y riqueza en el futuro.

¿Por qué se proponen entonces este tipo de medidas que van a ser tan negativas para el conjunto de la población?

Sencillamente porque favorecen al capital privado. Por un lado, menos posibilidades de financiar servicios públicos abrirá la puerta al negocio privado en salud, educación, servicios de dependencia… Y, por otro lado, todos ellos, serán financiados por los bancos privados.

Porque lo que pone de relieve el cinismo de la propuesta que hacen PP y PSOE es que limitar el endeudamiento del Estado para financiar la provisión de los bienes y servicios púbicos que se requieren para que haya suficiente y buena actividad económica y empleo, no va a evitar que haya más deuda. No la habrá pública pero sí privada como consecuencia de la financiación de los mercados, mucho menos eficiente además, y del mayor endeudamiento familiar como consecuencia de la pérdida de nivel de vida.

Obstáculos importantes

Para terminar debemos reconocer que España tiene dificultades añadidas porque está especialmente endeudada a nivel privado y porque tiene una camisa de fuerzas muy incómoda en la Unión Europea. Para superar estas dificultades España necesita que la Unión Europea cambie su política de actuación y comience a desarrollar un programa similar al aquí apuntado pero en el marco de la Unión Europea. Además, ninguna de estas medidas será efectiva si no se regula masiva y estrictamente el sistema financiero internacional que sirve para que las grandes fortunas y las grandes empresas especulen sin fin a costa de las arcas públicas de todos los Estados y, por lo tanto, del bienestar de todos los ciudadanos. Eso supone establecer prohibiciones de prácticas como las operaciones a corto, operaciones al descubierto, el uso de instrumentos financieros altamente especulativos (como los hedge funds y los Credit Default Swap) y el establecimiento de controles de capitales en toda la Unión Europea.

En lo que a nivel privado se refiere, el endeudamiento privado puede resolverse promoviendo mayores ingresos (en este caso salarios). Por eso es necesario promover un pacto capital-trabajo basado en la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, el refortalecimiento del poder de negociación de los trabajadores y en la regulación de los beneficios empresariales (para que se destinen a la creación de empleo). Entramos así de lleno en el mundo de la política y las relaciones de fuerza, lo que requerirá el uso de herramientas económicas como las nacionalizaciones para imponer las condiciones a los empresarios reticentes. Con un pacto capital-trabajo y con una estrategia de coordinación salarial a nivel europeo España puede superar su alto nivel de endeudamiento privado y acabar con los desequilibrios comerciales que arrastra desde hace tanto tiempo, y sin salir del euro.

Por el contrario, aplicando el recetario neoliberal del Partido Popular y del gobierno de Rodríguez Zapatero es completamente seguro de que nuestra economía se resentirá. Se crearán más oportunidades de beneficio para el capital privado y las clases más ricas pagarán menos impuestos aún, pudiendo adquirir sus servicios de bienestar en el mercado, pero las clases populares perderán cada vez más calidad de vida.

Bibliografía complementaria:

En Octubre la editorial Aguilar publicará un libro titulado “¡Hay Alternativas!” en el que Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón explican de forma pedagógica las causas últimas de la crisis y las medidas necesarias para salir de una forma justa y social.

Debe tenerse en cuenta que la medida en este artículo analizada fue una recomendación incluida en el llamado Pacto por el Euro, que dio lugar a las movilizaciones del 19 de junio promovidas por la plataforma Democracia Real Ya y los sindicatos. Por eso es recomendable leer el artículo de Juan Torres y Alberto Garzón (19-J. Contra el Pacto del Euro. ¡Democracia real en Europa ya!) en el que criticaban con detalle los argumentos esgrimidos por los economistas neoliberales. De una forma más genérica merece la pena leer los artículos de Juan Torres titulados ¿Por qué el 3% de déficit público y no el 2 o el 7? Mentiras y verdades sobre el déficit y la deuda, de 2010, y Pacto de Estabilidad y Estado del Bienestar: una nota sobre su dudosa credibilidad, de 2005.

En lo que se refiere al comportamiento de los mercados financieros es interesante leer la descripción que hace Alberto Garzón en ¿Qué son los mercados financieros y la especulación financiera? y las propuestas que existen para solucionar el problema de deuda pública y desactivar el chantaje de los mercados financieros en ¿Por qué debemos reestructurar la deuda pública y cómo hacerlo?. De forma paralela el papel de la desigualdad en el crecimiento económico queda explicado en “La importancia económica de la desigualdad” que se suma al estudio de la “Evolución de los Salarios en España (1978-2011)“, donde se puede comprobar que la desigualdad es la causa principal de la crisis que padecemos. De forma más general la página personal del profesor Vicenç Navarro (http://www.vnavarro.org) contiene gran cantidad de artículos que analizan la situación actual y en particular la importancia clave de la desigualdad.

Dado que este debate no está solo limitado a España, y ni siquiera a Europa, conviene leer también los documentos académicos escritos sobre la situación de Estados Unidos. Por eso recomendamos leer el artículo de Robert Pollin “U.S. Government Deficits and Debt Amid the Great Recession: What the Evidence Shows“, el de James Crotty “The Great Austerity War: What Caused the Deficit Crisis and Who Should Pay to Fix It?“ y otro de Robert Pollin “Fighting Austerity and Reclaiming a Future for State and Local Governments“.

El techo de gasto o como despistar para acabar recortando servicios públicos

Carlos Martínez García – ATTAC Andalucía

Creo que debemos comenzar a ridiculizar muchas de las afirmaciones que se escuchan de boca de tertulianos, “expertos”, y de políticas y políticos profesionales. Sobre todo por que todas ellas poseen una clara intencionalidad propagandística y un objetivo último, generalmente oculto.

Repite hasta la saciedad el profesor Navarro -entre otros- que una de las causas de la repercusión de la crisis financiera sobre las personas es el adelgazamiento de los estados en Occidente, en las potencias centrales y en Europa en especial, fruto entre otras cosas de las rebajas de impuestos generalizados a las fortunas, especuladores y detentadores de la riqueza en general. Igualmente en el endeudamiento de los estados, dado el esfuerzo hecho por estos para tratar de salvar a los bancos.

Esto anterior es cierto y es una de las más claras consecuencias de la REVOLUCIÓN CONSERVADORA. El origen de esta crisis, que no son solo las hipotecas basura, es de origen político.

Las ideas ultraconservadoras de Ronald Reagan y Margaret Thatcher eran, como diríamos ahora, globales, pues contenían aspectos para casi todas las facetas de la vida del planeta, siendo las que han traído estos lodos. Sus principales enemigos a batir fueron el estado del bienestar y los sindicatos, al objeto de lograr la desregulación económica y laboral y de esta forma iniciar una nueva era de crecimiento económico para el capitalismo, llevando al extremo las ideas liberales.

Las derechas conservadoras iniciaron una exitosa ofensiva ideológica, que contaminó a la socialdemocracia y dobló el espinazo a los sindicatos de las potencias centrales, insisto.

Creo por tanto que, si no iniciamos la lucha de las ideas, caeremos en un simple debate económico y de métodos, pero no iremos a la raiz del problema. Mientras que los ideólogos y centros de pensamiento derechistas y conservadores sí que han ido a imponer su visión del mundo. Que estén triunfando es otra cosa, porque los relativos fracasos de sus cruzadas en el mundo árabe o los BRICS -entre otros asuntos- son parte de sus fallos. Ni pueden imponer totalmente por la fuerza sus ideas, ni han podido imponer su total dominio mundial, al menos en la medida por ellos deseada.

Insisto en lo de las ideas, por que el neoliberalismo es una ideología política, de la que su gestión económica es parte. El objetivo final era el pensamiento único y esto se traducía en la supremacía cristiana conservadora y sectaria, exportar la democracia representativa de muy baja calidad vigente y desregular los mercados. En suma, el mundo era lo que era y por tanto propiedad de los imperios centrales y su visión de la vida.

Eliminada la URSS creyeron que el virus del comunismo y del socialismo y de las revueltas sociales finalizaría. Fracasado el mal llamado socialismo real -yo diría capitalismo de estado-, ya nada volvería a ser igual.

Pero los pueblos tienen capacidad de resistencia, de caer y levantarse, reorganizarse y nuevas formulas para volver a defenderse. Desde Seattle a Portoalegre surgió una nueva rebeldía, con nuevos cánones, nuevas propuestas y nuevas formulas organizativas, contando además con un importante aliado (por ahora) en la Red.

La respuesta política está presente por parte de los pueblos y así del Caracazo a los piqueteros argentinos, Génova, de las revueltas del agua de Cochabamba a la defensa de las pensiones francesas, de la revolución tunecina a la egipcia, de las plazas de Catalunya, el Carmen, las setas o Sol a la plaza Sintagma, todo es parte de una lucha global frente a la agresión mundial contra las personas y la madre tierra. Todo nació en la City, la Universidad de Chicago o Wall Street. Todo comenzó a tener respuesta entre los y las oprimidas de los barrios de Caracas, Buenos Aires, o las personas con dignidad de Europa, África, Asia. Todas nos abrazamos en Portoalegre y comenzamos a caminar, respetando los tiempos, las fuerzas y las posibilidades de cada cual, así como su inventiva, su propio origen, tan diverso como plural.

En mi opinión todo se contagia y el virus de la red ha sido decisivo, pero ojo, también sin él se ha reaccionado. Algunas os preguntareis a que viene esto con el título; pues viene a que tenemos armas mentales e ideas para rebatirles, no solo las ideas centrales, sino también lo cotidiano y que el neoliberalismo es un gran fracaso. Es la historia de una gigantesca estafa mundial.

Estos días en el estado español el debate es el gasto público, también la nueva estafa, ADVIERTO. Es la excusa de una nueva batalla entre las distintas fuerzas políticas y económicas que detentan el poder en el estado español y yo me pregunto ¿Por qué la discusión es cuanto gastan los gobiernos locales, autonómicos y el central y no cuanto y de donde ingresan fondos para mantener los servicios y prestaciones públicas? La excusa de los coches oficiales es un engañabobos. Pensad que un camión de bomberos, una ambulancia, un camión de la basura o un autobús de línea pueden ser coches oficiales (de hecho en su inmensa mayoría lo son), el problema es si se gasta bien o no, y si se recauda con justicia y de forma redistributiva o no.

La transparencia en el gasto exige democracia participativa, es su única garantía y aún así… Luego o se cambian las reglas del juego o a estas alturas ya nada es de fiar. Durante años el PP y el PSOE, desde el gobierno, han rebajado impuestos que han beneficiado a las grandes fortunas y transnacionales. Hemos participado y participamos en guerras neocoloniales costosísimas, que no nos podemos permitir y hemos vivido gobernados de facto por los bancos privados y oligarquías tradicionales en el reino de España. Ha sido el imperio del frentismo.

¿Qué es lo que se nos está inculcando?, Pues la disminución de la salud, la educación, las pensiones públicas y despidos masivos en el sector público. Esa es la traducción de todo y cuando uno de los gritos más coreados en las marchas y manifestaciones de las personas indignadas y activistas sociales ha sido “esta crisis no la pagamos” el llamado techo de gasto es la nueva fórmula, para que si la paguemos y encima a gusto. Todo con la excusa de sanear las cuentas públicas, que ciertamente hace falta, pero como y a costa de quienes.

¿Cuándo se van a exigir cuentas a los bancos y banqueros privados? ¿Cuándo se perseguirán a los operadores privados con operaciones en Paraísos Fiscales? ¿Cuándo se suprimirán las SICAV? Y finalmente ¿Quién pide un techo de gasto para tanto delincuente financiero? Los y las tertulianas no se ocupan de ellos. Que no nos engañen más.

Los mercados contra la ciudadanía europea, ¡evitemos la debacle!

Comunicado de ATTAC España.

Los recientes acontecimientos económicos y financieros están poniendo de manifiesto que las políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos europeos no sólo no están contribuyendo a salir de la crisis sino que, por el contrario, están agudizando las condiciones críticas en las que se encuentra la economía en su conjunto y, muy especialmente, las clases populares y las pequeñas y medianas empresas creadoras de empleo.

Desde ATTAC venimos insistiendo desde hace años en que tales medidas, empaquetadas hoy en los llamados planes de ajuste estructural y que ya demostraron ser un fracaso en los años ochenta y noventa en América Latina, deben ser amplia y contundentemente rechazadas. Consideramos que es urgente cambiar el rumbo de la política económica de los gobiernos europeos, y entendemos que para ello es imprescindible asimismo que la ciudadanía sea conocedora de las alternativas existentes. Con estas últimas sobre la mesa, la presión social tiene que ser el instrumento con el que lograr el cambio que necesitamos como sociedad.

Es muy probable que ante las políticas globales guiadas por los mercados, las de carácter superficial tomadas por los gobiernos sean inocuas y la recesión se abra de nuevo, esta vez con más fuerza y se produzca si no se cambia el rumbo, una depresión económica y social de consecuencias impredecibles. Para poder reconducir la situación y salvar la economía de la debacle, ATTAC propone adoptar medidas contundentes para regular y controlar los mercados financieros, estas medidas urgentes son:

1. Resistencia activa ciudadana ante los planes de ajuste y defensa a ultranza de los servicios públicos.

Los planes de ajuste neoliberal deben ser considerados en sus verdaderos términos: el resultado de un chantaje que las grandes empresas y la banca privada están empleando para ampliar sus ya enormes cuotas de poder. En efecto, los planes de ajuste tienen lugar en un contexto de dominación política y económica de los llamados mercados financieros, que han gestionado la política económica de los gobiernos en su beneficio propio y a espaldas de una sociedad a la que se le han arrebatado sus derechos democráticos más fundamentales.

Pero además, la aplicación de tales medidas de inspiración neoliberal conllevará un empeoramiento muy acusado de la prestación pública de servicios esenciales como la sanidad, la educación, los servicios sociales a las familias, los suministros y el transporte. Lo mismo sucederá con los subsidios y pensiones públicas. De esta forma se profundiza en un camino que lleva al dominio de la esfera privada también en esos sectores, con consecuencias dramáticas para la mayoría de la ciudadanía que desde ese momento dispondrán de peores servicios públicos y a precios más altos, o bien habrán de acceder a estos servicios públicos pagando al ser privatizados. Es el camino del empobrecimiento social por la vía de la destrucción de los pilares restantes del ya insuficientemente desarrollado Estado del Bienestar. Por eso nosotros pedimos a la sociedad que una sus fuerzas en una resistencia activa ante los planes de ajuste y que se pongan todas las fuerzas posibles en impedir el proceso neoliberal de deterioro y privatización de los servicios públicos.

2. Auditoría de la deuda pública de todos los estados europeos.

El creciente peso de la deuda pública está provocando un lastre financiero en las cuentas públicas. La aplicación de los planes de ajuste que exigen la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, para alcanzar el mito de la estabilidad presupuestaria, deteriora el crecimiento económico y dificulta la recaudación de dinero por parte de los estados. Estos se ven obligados a endeudarse continuamente en los mercados financieros. Pero dicho endeudamiento conlleva asumir cargas de deuda cada vez mayores y para cuya devolución hay que volver a endeudarse, en un proceso vicioso que llevará necesariamente a un estado de ajuste neoliberal permanente, que es lo que se persigue con estas políticas.

Además, dicho proceso se acelera debido a los ataques especulativos que se producen cada día en los mercados de deuda y que tienen como consecuencia más inmediata el encarecimiento de la financiación de los estados, es decir, el crecimiento del pago de los intereses por parte de los estados. No obstante, mucha de esa deuda contraída por los estados responde a contratos establecidos con la gran banca que ha recibido a su vez el dinero en mejores condiciones. Es decir, gran parte del dinero que los bancos utilizan para comprar la deuda de los estados, obteniendo substanciosos beneficios, es dinero público que el banco central europeo prestó anteriormente a los bancos a interés bajísimo del 1%.

Después de haberse hecho cargo los estados la deuda privada vía bancaria, convirtiendo esta en deuda de toda la ciudadanía en su conjunto, la crítica situación de las arcas públicas hipoteca el futuro de esta y futuras generaciones y exige que se establezca una auditoría independiente que determine qué tipo de contratos son ilegítimos y por lo tanto deben ser impagados o reestructurados. Con tal proceso se conseguirá reducir la carga de la deuda y desactivar de forma simultánea el chantaje de los mercados.

3. Regulación del sistema financiero europeo e imposición de un Impuesto a las Transacciones Financieras

No es posible acabar con los procesos especulativos si no se atajan desde la raíz, por lo que una medida fundamental es regular fuertemente la banca y las operaciones financieras. Es necesario prohibir prácticas especulativas como las operaciones al descubierto, así como también es necesario prohibir los productos y vehículos financieros más propensos a la especulación como los Credit Default Swap (CDS) o Hedge Founds. Para desincentivar la especulación e incrementar la recaudación fiscal es necesario también establecer un nuevo impuesto a las transacciones financieras que disuada todo tipo de transacciones financieras que especulan en el corto plazo, que son las responsables de la crisis actual y de que por cada euro que circula actualmente en la economía real, lo hagan más de 60 euros en la economía virtual, habiendo convertido el Mundo globalizado en un casino financiero. Las finanzas deben estar al servicio de la economía productiva, y eso requiere restringir toda posibilidad de que puedan funcionar de forma relativamente autónoma y descontrolada, enriqueciendo a unas minorías a costa de las mayorías y provocando graves crisis en todo el mundo.

4. Creación de una agencia pública de calificación.

Es también necesario defenderse del omnímodo poder de las agencias de calificación crediticia privadas, regulando y restringiendo su acceso a la calificación de los mercados de deuda pública y creando una agencia de calificación alternativa de naturaleza pública. Sólo así será posible permitir que los mercados financieros cumplan su función esencial, impidiendo que empresas privadas, aliadas de los grandes grupos financieros, como las agencias de rating puedan determinar las políticas de los estados al mover el mercado con la facilidad, poco rigor y arbitrariedad con el que lo vienen haciendo.

5. Promover la armonización fiscal de Europa.

Hay que incrementar el presupuesto de la Unión Europea y democratizar sus instituciones hasta que sean plenamente legítimas y estén subordinadas a los deseos de la ciudadanía, ello nos llevaría a largo plazo a la necesaria refundación de la actual Europa neoliberal, en sus tratados, y la la apertura de un periodo constituyente auténticamente democrático. Con ello presente, por el momento hay que presionar para que se establezca un sistema fiscal progresivo que permita la transferencia de rentas desde los muy ricos hacia las clases populares de los diferentes países miembros, para lo cual es necesario recuperar el impuesto del patrimonio, sucesiones y donaciones y otros impuestos que gravan la riqueza, subir los tipos impositivos de las clases más acomodadas, incluir nuevos tramos en los impuestos de la renta y de sociedad, subir los tipos impositivos al capital y prohibir las transacciones financieras con los paraísos fiscales. En definitiva, hay que promover una Unión Europea que se defina como un espacio de autosuficiencia fiscal y financiera con plena capacidad para imponer controles de capitales y que prohiba la competencia fiscal entre países, algo que sólo se logrará con la armonización y justicia fiscal y la prohibición de transacciones con paraísos fiscales.

6. Es urgente abolir, de entrada, los paraísos fiscales en el entorno europeo

En Europa, incluso en el seno de la UE, existen diversos estados y territorios que son de facto centros offshore extraterritoriales o paraísos fiscales. Es patente que éstos constituyen una poderosa herramienta de los poderes financieros globales en aras del dominio absoluto de la economía y ello socava continuamente el poder de decisión de los gobiernos y la democracia.

Las autoridades Europeas han de actuar para acabar con el secreto bancario que distingue a estos territorios, que hace practicamente imposible la persecución del fraude, corrupción y del delito fiscal y financiero.

Por medio de los paraísos fiscales el poder financiero dispone de dos armas de destrucción financiera y fiscal masivas que utiliza impunemente en su beneficio: La opacidad que impide el control de la evasión, fraude y delincuencia fiscal y financiera, así como la competencia y el dumping fiscal que estos territorios promueven con su existencia y que hacen competir a la baja a los Estados para atraer capitales y evitar que emigren.

La impunidad y el vacío legal en que operan estos territorios hacen que la banca y grandes empresas abran sucursales y filiales bancarias en ellos y que se constituyan grandes fondos como los hedge founds que han sido los mayores responsables de la crisis financiera actual al operar especulativamente desde los paraísos fiscales en los mercados globales, constituyendo todo ello una base segura de lo que se viene denominando banca en la sombra.

Estos territorios son los responsables del gran fraude fiscal de las grandes empresas. En concreto las compañías multinacionales por medio de mecanismos como la transferencia de precios y otros derivan las ganancias hacia estos territorios en donde no existe fiscalidad. Hay que hacer pagar a las corporaciones por los beneficios que obtienen en cada estado, pero la existencia de los paraísos fiscales lo hace imposible.

7. Creación de una banca pública ética a partir de las cajas de ahorro

La banca privada comercial, se confunde cada vez más y actúa como banca financiera y ha perdido gran parte de su función inicial de intermediación entre el ahorro y los proyectos económicos territoriales. No está cumpliendo con su cometido de financiar la actividad productiva, golpeando muy duramente a las pequeñas y medianas empresas y de esa forma al empleo (las pequeñas y medianas empresas crean en torno al 70% del empleo en España). Por lo tanto, es urgente reaccionar y constituir una banca pública a partir de la reestructuración de las cajas de ahorro. Dicha banca pública tiene que tener un objetivo esencial que no será otro que contribuir en el desarrollo de un nuevo modelo productivo, para lo cual deberá proporcionar líneas de créditos especiales a los sectores tales como las energías renovables y las nuevas tecnologías. La banca pública tiene que estar bajo control político pero subordinada a unos objetivos concretos de promoción del desarrollo y la creación de empleo, siempre desde una perspectiva ética y de respeto al medio ambiente.

8. Nuevo estatuto del Banco Central Europeo

El Banco Central Europeo tiene que dejar de preocuparse únicamente por la inflación y debe definir como objetivo prioritario la creación de empleo. Además, debe dejar de ser independiente del poder político y deberá rendir cuentas ante las legítimas instituciones de la Unión Europea. Con una adecuada coordinación salarial de la Unión Europea, en la que se permita a los salarios recuperar el terreno perdido en los últimos treinta años, también debe contribuir a resolver los profundos desequilibrios comerciales existentes hoy en día en la Unión Europea. El Banco Central Europeo deberá tener, además, la potestad de emitir títulos de deuda pública europeos con los que poder financiar a los países miembros en dificultades.

Sabemos en ATTAC que estas medidas no suponen necesariamente por sí mismas un paraíso social, pero desde hace bastantes años venimos avisando de su necesidad para combatir la avaricia y la dictadura de los mercados financieros sobre nuestra economía y nuestra sociedad. La aplicación de los planes de ajuste acabará definitivamente con la democracia y sentará las bases de la depresión, la inseguridad y los movimientos europeos hacia la xenofobia y los totalitarismos. Es imprescindible cambiar el rumbo de las políticas neoliberales que nos han llevado hasta aquí y orientar de nuevo el rumbo de Europa y el Mundo hacia las políticas de carácter social y del bien vivir. Para ello hay que comenzar por aquí y la ciudadanía ha de levantarse para exigirlo.

CARTA AL SEÑOR RATZINGER

Antonio Aramayona – ATTAC Aragón.

Tengo entendido que usted tiene intención de volver a España el 18 de agosto. En nuestro país recibimos unos 53 millones de turistas al año, que contribuyen a nuestra economía con lo que van dejando en hoteles y chiringuitos. Esos turistas pagan de su bolsillo sus vacaciones y viajes de negocios, por lo que no entiendo que su viaje cueste más de 50 millones de euros y usted no pague un solo céntimo, pues 25 millones lo pagamos todos los españoles a través del dinero público del Estado y el resto es aportado por empresas privadas, con las consiguientes desgravaciones. En otras palabras, señor Ratzinger, usted tiene el mismo derecho que cualquier otro turista a visitar España, pero debería pagarlo de su bolsillo o abstenerse de viajar de gorra.

De hecho, señor Ratzinger, muchos españoles no han podido viajar este verano por la sencilla razón de que su economía no se lo permite. En nuestro país hay cinco millones de parados, 300.000 familias han perdido sus casas en los últimos tres años y planea diariamente la zozobra sobre la cabeza de muchas familias. Usted vive en palacios de otro planeta y viste ropajes de otro eón, pero debería cortar con esa mala costumbre de que sus viajes sean costeados también con el dinero de toda esa gente. ¿Le parece aún poco que el catolicismo español reciba anualmente más de 10.000 millones de euros de los presupuestos generales del Estado? ¿Tiene usted alguna noción de qué es un pobre cuando lo declara bienaventurado? La ostentación de tanta riqueza en un solo día es un insulto para muchos españoles, señor Ratzinger.

Si me lo permite, haga llegar de mi parte a los organizadores del evento que se les ha colado un gazapo, porque en realidad deberían haberla llamado Jornada Mundial de la Juventud Católica, en lugar de Jornada Mundial de la Juventud, a secas, pero es que ustedes tienen la manía de pensar que su mundillo es el universo entero, por lo que muchos de los que no estamos en su sintonía nos quedamos asombrados ante su carencia de tino y matización.

Otra cosa que me llama la atención es que, cada vez que viene usted a España, nuestros representantes políticos e institucionales esconden en un cajón la Constitución. Mal que les pese a usted y a sus hijos dilectísimos, España es constitucionalmente aconfesional y ninguna confesión tiene carácter estatal. Sin embargo, seguramente los más altos cargos de los tres Poderes institucionales de España están ya preparando sus mejores galas para recibirle, dando la espalda así a toda la ciudadanía que no tiene nada que ver con sus creencias y sus ritos. De hecho, en ese próximo viaje que no paga usted y sí pagamos todos los españoles están implicados la Jefatura del Estado y los máximos representantes del Gobierno, Parlamento y Poder Judicial. Probablemente, si su maestro Jesús de Nazaret levantara la cabeza, todos ellos y usted a la cabeza saldrían bien calientes y avergonzados de todo ese mercadeo de poderes y prebendas.

Llama la atención además que su visita requiera la presencia de diez mil agentes de seguridad, amén de otros miembros del ejército y de la legión rindiéndole honores de Jefe de Estado. Voy a descartar que usted sea un sujeto tan peligroso como para concitar a tanta policía junta, pero, insisto, si su maestro Jesús de Nazaret hubiese contado con semejante cantidad de gendarmes y soldados a su vera, el catolicismo no contaría con el símbolo de la cruz, pues en vez de crucificado, Jesucristo habría muerto en la cama, como tradicionalmente hacen todos ustedes.

Como a usted y sus secuaces todo les parece poco, van a disponer gratuitamente de polideportivos, centros públicos de enseñanza y personal de la Administración para acoger a los “peregrinos” que viajan para verle a usted y asistir al evento, pero sus obispos y adláteres van a cobrar de 10 a 18 euros por turista devoto por dormir en esos locales que han recibido gratis. Creo que ustedes van a instalar también confesionarios en el Parque del Retiro. Puestos, pueden poner confesionarios también en la casa de Campo, donde encontrarán hombres y mujeres algo ligeros de ropa que les informarán muy bien de lo que es realmente la vida.

Me parece además vergonzoso, entre otras muchas cosas, que usted haya condenado el uso de anticonceptivos en países subdesarrollados con millones de personas enfermas de sida, que sea el jefe supremo de una institución netamente misógina y homofóbica, que aún no ha suscrito la Carta Universal de los Derechos Humanos. ¿Por qué no se ha opuesto nunca expresamente a las guerras preventivas? ¿Ha vendido algo de sus tesoros para paliar la actual hambruna en el cuerno de África?

Aún está a tiempo, señor Ratzinger. Vaya a una agencia de viajes y cómprese un billete como todo quisque, amén de un frasco de crema protectora, que en la playa pega el sol de lo lindo.

Un saludo

CRISIS II: Las Mentiras de la Crisis

«Una crisis de verdad y muchas mentiras como respuesta»

Juan Torres López*

El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz titula los capítulos cuatro y cinco de su libro sobre la crisis Caída libre. El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial de forma bien significativa: «El fraude de las hipotecas» y «El gran atraco estadounidense». Me parece que lleva razón porque los engaños y las mentiras continuadas que vienen acompañando a la crisis son su principal característica.
En este texto quisiera referirme a algunas de estas mentiras, a las que me parecen más escandalosas y que más han circulado precisamente porque eran las más efectivas para lograr el fin que se pretendía divulgándolas: la desmovilización ciudadana ante el reforzamiento del poder de los de siempre. Algo que sólo se puede conseguir si se le oculta a la gente lo que de verdad sucede y si al mismo tiempo se desvía su atención de los asuntos capitales a los más intrascendentes o si se crea un clima de shock, de temor y de incertidumbre.

Mentira 1
«ESTO ES POCA COSA, UNA SIMPLE PERTURBACIÓN FINANCIERA»
Los dirigentes y responsables políticos y económicos más poderosos trataron de quitar importancia desde el primer momento a la crisis que se venía encima. El presidente del Gobierno español negó durante largo tiempo que hubiera crisis; una desaceleración si acaso, decía. En el mes de junio de 2007, cuando ya se había empezado a mostrar la calamitosa situación de la banca hipotecaria de Estados Unidos, el subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional hablaba de «la favorable situación económica mundial» y el director gerente, el español Rodrigo Rato, afirmaba en agosto que la economía internacional hacía frente a «turbulencias en los mercados financieros» pero que «mantendrá su buena marcha». En octubre de ese mismo año el Comité Monetario y Financiero Internacional de la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional expresaba en un comunicado que la economía mundial «continúa estando respaldada por puntales económicos sólidos» (Las referencias de estas declaraciones y de los datos que ofrezco en este texto pueden encontrarse en mi libro «La crisis de las hipotecas basura. ¿Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada?», 2010).
El Banco de España también difundía este tipo de opiniones. En el Informe Anual de 2007 (escrito a mediados de 2008) todavía se refería a lo ocurrido en el año analizado como un «episodio de inestabilidad financiera» y sólo señalaba «algunas incertidumbres sobre la continuidad del crecimiento de la economía» pero «en horizontes más alejados».
¿Estaban en la inopia los funcionarios mejor pagados del mundo, los economistas más reputados eran simplemente ignorantes e incompetentes o sencillamente mentían? Seguramente sufran una mezcla de todo ello.
Como dice Joseph Stiglitz, es lógico que los banqueros centrales no hicieran un análisis realista de la situación porque sólo leen lo que les da la razón. El análisis diferente al suyo simplemente no existe para ellos. Como tampoco cuenta para los economistas pagados por las grandes empresas y los bancos (como en España ocurre con los 100 famosos que trabajan financiados por ellos en torno a FEDEA, Fundación de Estudios de Economía Aplicada), que no tienen en cuenta más que el pensamiento que les da la razón y nunca el que muestra tesis diferentes a las suyas. Es muy fácil comprobar que hay una doctrina económica oficial que se repite en los centros de poder, en las universidades y en los medios de comunicación sin dar entrada a enfoques que la pongan en cuestión. Eso es lo que explica que esos dirigentes y economistas liberales se hayan acostumbrado a mirar el mundo sólo a partir de sus postulados y que al llegar la crisis no tuvieran en cuenta a quienes, desde otro tipo de análisis más realistas, advertían del peligro.
Pero aun así es difícil creer que se trate sólo de un simple desconocimiento si se tiene en cuenta que insistían en quitar importancia a los hechos cuando esas advertencias eran ya casi un clamor generalizado.

Mentira 2

«NADIE PUDO PREVER LA CRISIS.  SE NOS ECHÓ ENCIMA DE REPENTE»
La crisis se podía prever fácilmente y se previó por muchos economistas por la sencilla razón de que no ha sido un caso aislado ni mucho menos. De 1945 a 1970, cuando había control de capitales y un claro predominio del capitalismo nacional basado en la producción de bienes y servicios, las crisis financieras se pueden contar con los dedos de una mano y sobran. Pero desde esa fecha, y sobre todo a medida en que se fueron liberalizado los mercados financieros para dar plena libertad a los movimientos de capital, las crisis financieras de todo tipo se han hecho casi una constante: los economistas Gerard Caprio y Daniela Klingebiel han contabilizado en un estudio para el Banco Mundial 117 crisis bancarias sistémicas en 93 países desde 1970 hasta 2003, y 113 episodios de estrés financieros en 17.
Muchos economistas adelantaron lo que iba a ocurrir o incluso advirtieron a sus autoridades de lo que se estaba gestando. Pero lo que ocurrió fue que éstas se cruzaron de brazos sencillamente porque lo que buscaban no era servir a los intereses públicos sino a las grandes empresas y corporaciones financieras que sólo querían cada vez más libertad de movimientos y menos control y supervisión, es decir, que las autoridades miraran a otro lado. Dos casos individuales pueden servir como prueba de lo que digo para no tener que mencionar docenas de referencias bibliográficas.
El primero es el de Brooksley Born, que fue presidenta de la Commodity Futures Trading Commission de Estados Unidos a finales de la década de 1990. Compareció numerosas veces ante el Congreso de Estados Unidos para reclamar la regulación de los llamados productos derivados (como las hipotecas basura que se iban transformando en sucesivos productos para los mercados especulativos) por considerar que estaban resultando excesivamente peligrosos para la estabilidad financiera. Pero no obtuvo nada más que negativas y votos en contra de los dirigentes económicos conservadores de las administraciones de Clinton y Bush. Era mujer y sensata y la despreciaban: «Greenspan dijo a Brooksley que ella esencialmente no sabía lo que estaba haciendo y que podía causar una crisis financiera», reconoció más tarde uno de los directivos de esa Comisión, según hemos narrado Lina Gálvez y yo en nuestro libro «Desiguales. Mujeres y hombres en la crisis financiera» (2010).
El segundo caso es el del gobernador del Banco de España nombrado por el Partido Popular, Jaime Caruana, y del ministro español de Economía Pedro Solbes. Ambos negaron en su momento que los problemas económicos que aparecían en el horizonte tuvieran excesiva gravedad a pesar de que, según se ha sabido después, los dos habían sido advertidos del peligro nada más y nada menos que por los inspectores del Banco de España. Es cierto que éstos no les anunciaron expresamente una crisis como la que poco después se produjo pero ¿qué otra cosa se podía esperar cuando se estaba produciendo lo que ellos denunciaban?: la «complaciente actitud del gobernador del Banco de España ante la creciente acumulación de riesgos en el sistema bancario español derivados de la anómala evolución del mercado inmobiliario nacional durante sus seis años de mandato» (El Mundo, 21 de febrero de 2011).
Curiosamente pocas semanas después de que los inspectores denunciaran ese comportamiento de Caruana, éste fue sustituido y destinado al Fondo Monetario que ya dirigía Rodrigo Rato. ¿Porque ninguno de los dos se enteraba de nada o porque ambos sabían demasiado?

Mentira 3

«ESTAMOS DECIDIDOS (…) A ALCANZAR LAS REFORMAS NECESARIAS EN LOS SISTEMAS FINANCIEROS MUNDIALES»
La frase aparece en el documento de conclusiones de la primera reunión del G20 sobre la crisis. Parecía muy firme pero lo cierto es que también los líderes mintieron entonces cuando se mostraban tan decididos a actuar porque casi dos años y medio después las reformas necesarias brillan por su ausencia.
En aquella primera cumbre del G20 dijeron: «Las instituciones financieras deben cargar asimismo con su responsabilidad en la confusa situación actual y deberían asumir la parte que les corresponda para superarla, lo que incluye reconocer sus pérdidas, aumentar su transparencia y mejorar sus prácticas de gobierno interno y gestión del riesgo».
Un año después el propio Fondo Monetario reconocía que la mitad de las pérdidas de los bancos no habían aflorado. Tras la cumbre, y en lugar de aumentar la transparencia de la banca, las autoridades permitieron que valorase sus activos deteriorados a precio de adquisición y no al actual de mercado, lo que supone un engaño gigantesco a sus clientes y al conjunto de la sociedad. Los cambios acordados para dar algo más de solvencia al sistema bancario pero sin cambiar su modus operandi se han dejado para dentro de algunos años, si es que se llegan a adoptar; y, como todo el mundo sabe, en lugar de hacer que los bancos cargaran con su responsabilidad se adoptó el criterio de que había que salvarlos. Los líderes que dijeron a la sociedad que estaban decididos a poner fin a «la era de la irresponsabilidad», palabras de Obama, terminaron por «no tocar nada» (según una persona tan poco sospechosa como Felipe González) y dar billones de dólares y euros a los irresponsables que han terminado por endeudar a los Estados y por «incubar una nueva crisis dentro de cinco años», según el ex presidente socialista (El Economista, 28 de octubre de 2009).
En su discurso sobre el estado de la Nación de 2009 Obama afirmaba con grandilocuencia: «No podemos volver al statu quo. Tenemos que poner fin a la especulación irresponsable». Año y medio más tarde los especuladores siguen practicando terrorismo financiero (la expresión es del presidente de la Junta de Andalucía), han puesto contra las cuerdas a naciones soberanas y los organismos internacionales denuncian que de nuevo provocan en los mercados de materias primas subidas especulativas de precios que darán lugar a millones de muertes adicionales por falta de alimentos. Pero siguen campando a sus aires sin que las autoridades hagan nada para pararles definitivamente los pies.
El G20 también prometió «erradicar los paraísos fiscales», en palabras de Rodríguez Zapatero al iniciarse una de las cumbres, y «acabar con la era del secreto bancario». En lugar de hacerlos desaparecer lo que se ha conseguido es suavizar la definición más estricta de paraíso fiscal que elaboró la OCDE en 2000 mientras que el secreto bancario sigue practicándose sin problemas.
Era mentira que esos líderes estuvieran decididos a acabar con la «irresponsabilidad» de la banca, de las grandes empresas y de los especuladores. Lo que han hecho ha sido justamente lo contrario, han trabajado para ellos y el resultado está a la vista: todo sigue prácticamente igual y sus beneficios se disparan mientras que bajan los salarios y aumenta y se encarece la deuda que habrán de pagar las personas corrientes por su culpa.

Mentira 4

«HAY QUE SALVAR A LOS BANCOS»
El origen más inmediato de la crisis y su desarrollo es bien sabido. Aprovechando la burbuja inmobiliaria y para obtener cada vez más recursos para seguir creando deuda, que es el negocio de los bancos, éstos vendían los contratos hipotecarios. Pero lo que se inició como un negocio bueno y seguro que daba rendimientos extraordinarios a inversores de todo el mundo comenzó a cambiar cuando los bancos empezaron a colocar en los mercados millones de hipotecas muy arriesgadas de personas que dejarían de poder pagar las si cambiaba a peor su situación. Cuando esto ocurrió, las iniciales hipotecas y los sucesivos productos que se iban creando a partir de ellas se convirtieron en basura financiera que arruinaba a quien hubiera invertido en ellas como les pasó a miles de bancos e inversores.
En lugar de dejar que los bancos que habían actuado irresponsablemente quebrasen, como le suele ocurrir a cualquier empresa, las autoridades cedieron a su poder y los salvaron: les proporcionaron cientos de miles de millones de euros para que resolvieran lo que decían que era un problema pasajero de liquidez y pudieran volver a ofrecer crédito a las empresas y consumidores. Pero eso era un diagnóstico equivocado o, mejor dicho, concebido sólo para hacer lo que convenía a los bancos. En realidad éstos no tenían una carencia temporal del liquidez sino que habían perdido en la ruleta financiera todas sus apuestas, estaban quebrados y el dinero que recibían de los gobiernos y los bancos centrales caería en saco roto, sólo serviría para tapar de forma parcial el agujero gigantesco que tenían y siguen teniendo, y no se destinó a financiar la creación de actividad y empleo. Eso provocó que miles de empresas cerraran y que aumentara el desempleo en todo el mundo, una situación que en España se agravó porque la falta de financiación y de demanda hizo estallar la burbuja inmobiliaria y que se perdiera gran parte del empleo que se había creado en el sector de la construcción y en actividades afines.
Cuando salvar a la banca (a los banqueros que habían provocado la crisis) no sólo resultó insuficiente sino que agravó el problema de falta de actividad y desempleo, los gobiernos no tuvieron más remedio que poner en marcha programas masivos de gasto para evitar el colapso de las economías. Con ellos se frenó su caída pero, al ser insuficientes y no estar acompañados de la recuperación del crédito bancario, ni de controles del capital especulativo, ni de las reformas financieras necesarias, no lograron que la actividad volviera a los niveles anteriores a la crisis. Es más, se provocó así un problema adicional: una nueva explosión de la deuda, es decir, un nuevo meganegocio bancario.
El incremento del gasto público para salvar a la banca, por un lado, y para evitar el colapso, por otro, añadido a la pérdida de ingresos públicos como consecuencia de la menor actividad económica, produjeron un incremento extraordinario del déficit y de la deuda pública. Los Estados recurrieron a fuentes de financiación igualmente extraordinarias.
En Estados Unidos y Reino Unido sus respectivos bancos centrales, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, se dispusieron enseguida a financiar a sus gobiernos, proporcionando créditos de diferentes tipos, comprando su deuda o simplemente creando más dinero. El Banco Central Europeo, dominado por tesis mucho más torpes, fundamentalistas y cómplices con los bancos privados, no lo hizo y obligó a que los gobiernos tuvieran que resolver esa circunstancia extraordinaria recurriendo a los mercados, es decir, a los mismos bancos y fondos financieros que provocaron la crisis y que, al contrario que los gobiernos, tenían barra libre en el Banco Central Europeo para disponer de liquidez. Sólo cuando la presión especulativa había hecho caer a Grecia e Irlanda, y Portugal y España estaban amenazadas en firme, decidió intervenir el Banco Central Europeo comprando deuda, aunque de forma tardía, tímida y vergonzante.
Con la abundante liquidez que recibían de los bancos centrales al 1 por ciento los bancos y los fondos especulativos pudieron disfrutar de una posición de privilegio y de poder frente a los gobiernos y eso les permitió imponerles condiciones para suscribir su deuda. Los obligaron a abandonar los programas de rescate de la economía y a que en su lugar aplicaran las medidas liberalizadoras que venían esperando conseguir desde hace años a pesar de que no tenían nada que ver con los problemas que habían originado la crisis: o se aplicaban nuevas reformas del gasto público recortando derechos sociales, del mercado de trabajo para facilitar la posición y el beneficio de las grandes empresas, de las pensiones para incentivar al máximo la presencia de los bancos y seguros privados, o de los servicios públicos para ponerlos a disposición del capital privado o no habría financiación. Y si no la daban ellos, se tendría que recurrir al Fondo Monetario que la prestaría pero con las mismas o peores condiciones.
Al final ha quedado demostrado que la idea de que era necesario salvar a los bancos para poner a salvo a la economía era otra mentira. Con ello no se iba a garantizar que se recuperase la actividad y el empleo sino sólo que se reforzara el poder financiero y político de los banqueros y los especuladores que era lo que éstos buscaban y lo que finalmente se ha conseguido. Cuando lo han recuperado con la ayuda de los gobiernos y con el dinero de la gente, han vuelto a las andadas, renovando sus ataques especulativos e imponiendo a los gobiernos nuevas medidas de reformas y sometimiento.

Mentira 5

«PARA SALIR DE LA CRISIS Y CREAR EMPLEO HAY QUE REFORMAR EL MERCADO DE TRABAJO, LIMITAR EL GASTO PÚBLICO Y REFORMAR LAS PENSIONES»
Otro engaño que acompaña la crisis consiste en decir a la población que lo que hay que hacer para superarla es llevar a cabo las reformas orientadas a recortar los derechos sociales que se vienen realizando.
Es mentira que haya que disminuir el gasto para salir de la crisis porque los déficit y la deuda no se han producido porque los gobiernos sean unos manirrotos y el gasto social sea excesivo, como suele divulgar la opinión neoliberal predominante. En España había superávit presupuestario antes de que estallase la crisis y nuestro gasto social está casi veinte puntos por debajo de la media de los países de nuestro entorno. Es al revés, para salir de la crisis hace falta más demanda, más capital social y más gasto orientados, eso sí, con equidad y hacia una actividad económica y un modo de vida sostenibles.
Es también mentira que la reforma laboral que se aprobó siguiendo las propuestas de la gran patronal y la banca sea conveniente para disminuir el paro y salir de la crisis.

Puede ser que a una empresa en concreto le convenga que el coste del trabajo (salario y cotizaciones sociales) sea más reducido. Pero para todas las empresas en su conjunto la caída de la masa salarial es perjudicial porque el salario se transforma prácticamente en su totalidad en demanda para las empresas, de modo que cuanto menor sea menos ventas y menos beneficios tendrán.
A diferencia de lo que sostienen los economistas neoliberales financiados por la banca y la gran empresa, es mucho más razonable asumir que por mucha reforma laboral que se haga para abaratar el despido o para facilitar la negociación a las empresas o la contratación, si las empresas no disfrutan de demanda, si no venden lo que producen porque no hay poder adquisitivo suficiente, no crearán empleo alguno. Las grandes empresas pueden encontrar demanda en mercados internacionales y por eso apuestan por bajar la masa salarial en España pero las pequeñas y medianas (que son las que crean prácticamente la totalidad del empleo) resultan en realidad perjudicadas cuando se beneficia a las grandes con este tipo de reformas porque ellas necesitan un amplio mercado interno para salir adelante.
Además es mentira que el problema del empleo en España esté en el mercado de trabajo. Está en el modelo de crecimiento, en el predominio de actividades de bajo valor añadido y dependiente, en el tamaño tan reducido de las empresas como consecuencia del gran poder que tienen las más grandes que operan preferentemente en mercados globales, en la falta de formación de gran parte de la población y en la escasez de capital social que pueda dinamizar la formación y la innovación y que permita competir por una vía diferente a la de abaratar la mano de obra, en la gran oligopolización de los mercados, o en el excesivo poder político de la banca que le permite imponer condiciones favorables a sus beneficios pero letales para la creación de riqueza productiva, entre otros factores. Los problemas que hay que plantear para poder crear empleo son éstos y no los del coste salarial o del despido.

También se ha aprovechado la situación de amenaza de los mercados para sacar adelante nuevos recortes en el sistema público de pensiones, siempre con el objetivo de disminuir su poder adquisitivo y así hacer más necesario el ahorro privado que controlan los bancos.
Detrás de los argumentos que de forma habitual oímos para recortar las pensiones hay también numerosas mentiras que se quieren convertir en verdades sólo a base de repetirlas.
Es cierto que el gasto público en pensiones aumenta normalmente a medida que envejece la población porque depende del número de pensionistas, que suele ser mayor cuanto mayor sea la longevidad de la población, y de la cuantía de la pensión que reciban, lo que suele venir de la mano del desarrollo social. Pero también ocurre, aunque esto se lo suelen callar quienes difunden el alarmismo demográfico, que a medida que se va dando este proceso de desarrollo aumenta también la productividad, de modo que un volumen de personas empleadas cada vez menos numeroso puede sostener con su actividad a mayor número de personas inactivas.
Se engaña a la gente cuando en lugar de contemplar esas dos circunstancias de manera conjunta (aumento del gasto y de la productividad) se insiste en la primera como el origen de un futuro desastre financiero afirmando que el envejecimiento continuado de la población hará que llegue un momento (ahora dicen que en torno a 2050) en el que el gasto público en pensiones (dado el número de pensionistas y la «generosidad» de nuestras pensiones) será insoportable, deduciendo entonces que no queda más remedio que empezar ya a reducir la cuantía de la pensión (ampliando el periodo de cálculo) y el número de pensionistas (aumentando la edad de jubilación).
Se miente porque, si de verdad se quisiera garantizar el equilibrio financiero del sistema público de pensiones, que depende tanto de sus gastos y de sus ingresos, no se deberían poner sobre la mesa sólo propuestas para la reducción de los gastos sino también otras dirigidas a incrementar los ingresos del sistema. Lo lógico sería hablar también de los factores de los que dependen estos últimos: cómo aumentar el empleo y sobre todo el de la población femenina, cómo aumentar el peso de los salarios en la renta total para que así haya más capacidad de aportar cotizaciones sociales, o cómo incrementar la productividad. O incluso, aunque es un mecanismo de financiación de las pensiones públicas a mi juicio menos adecuado, cómo mejorar el sistema fiscal para hacer ingresos al sistema por la vía de los Presupuestos Generales del Estado.

SE MERECEN QUE LES DIGAMOS ¡BASTA!
Todas éstas no son las únicas mentiras. Las autoridades y los financieros mintieron antes de la crisis cuando afirmaban que los mercados serían capaces por sí solos de hacer frente a cualquier riesgo financiero.

Mintieron las agencias de calificación al calificar como buenas las hipotecas basura que difundían sus clientes.

Mienten los líderes políticos y los economistas que trabajan financiados por la banca y las grandes empresas cuando dicen que hay que privatizar las cajas de ahorros para salvarlas, cuando han sido los bancos privados los causantes de la crisis y lo que hay que hacer, por el contrario, es disponer de una banca pública que no reproduzca sus irresponsabilidades.

Mienten los que no han acertado nunca haciendo previsiones ni adelantándose a la crisis y ahora nos dicen que saben lo que pasará con las pensiones dentro de cincuenta años o lo que hay que hacer para salir de ella.

Mienten sin parar.

Pero no han sido sólo los poderosos los que han engañado. Se han engañado también a sí mismas todas las personas que permanecen impasibles frente a tanta mentira creyendo que sólo se trata de un incidente, de una mala noche en una mala posada, del que nos sacarán los gobiernos como lo han hecho en otras ocasiones porque, al fin y al cabo, nunca pasa nada y siempre se termina volviendo a vivir como antes. Pueden cerrar los ojos y seguir engañándose pensando que a ellas no les va a afectar o que sus problemas se solucionarán pronto. Pero más les vale ser realistas y darse cuenta de que tienen que reaccionar porque lo que ocurre es que se nos está viniendo encima el edificio que ingenuamente creímos que era confortable y seguro.

Vienen a por todos nosotros y no van a parar hasta que lo tengan todo si no les hacemos frente.

Las mentiras y el fraude están claros así que lo que conviene hacer también lo está: dar la vuelta a lo que nos vienen diciendo. Es decir, frenar el poder político de la banca impidiendo que acumule privilegios económicos y que se adueñe de medios de comunicación y de universidades.

Hay que poner firmes a los banqueros y someterlos al poder representativo, es urgente someter las finanzas a la voluntad ciudadana y a las necesidades sociales, primar la creación sostenible de riqueza tasando las transacciones financieras y controlando los movimientos especulativos del capital, imponer principios imperativos de justicia fiscal global y someter todas las decisiones económicas al debate social auténticamente democrático y participativo. Hemos de reclamar que se investigue el comportamiento y la responsabilidad de los banqueros que produjeron la crisis y que engañaron a miles de clientes y el de las autoridades, como el mencionado Caruana, que ocultaron lo que se gestaba y permitieron que la economía se viniera abajo para que los bancos y las grandes empresas siguieran saliendo a flote. Hay que impedir que miles de familias sigan perdiendo sus casas y sus patrimonios por la avaricia y los engaños de la banca y hay que poner fin a las políticas de recortes de derechos porque no es verdad que nos vayan a sacar del hoyo donde nos han metido los multimillonarios y los grandes capitales, sino que nos van a hundir más aún. Hay que salir a la calle a reclamar justicia y poner fin a tanta mentira.

Aún está usted a tiempo. ¡No se deje engañar más y reaccione de una vez!

*Juan Torres López es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla. En la Universidad de Málaga ha sido director de Departamento, vicedecano en dos ocasiones, decano de la Facultad de Derecho y vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado. Ha ocupado también el cargo de secretario general de Universidades e Investigación de la Junta de Andalucía. Es miembro del Consejo Científico de ATTAC España. Sobre la crisis actual ha escrito los libros Desiguales. Mujeres y hombres en la crisis financiera, con Lina Gálvez Muñoz, y La crisis de las hipotecas basura. ¿Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada?, y más de un centenar de artículos descubriendo y divulgando sus entresijos. Además de publicar otros libros y numerosos artículos científicos y de divulgación y análisis político, ha impartido clases y ha dictado conferencias en diversas universidades e instituciones y colabora de forma habitual con sindicatos y organizaciones sociales y políticas de todo tipo.
Blog. Ganas de escribir: http://www.juantorreslopez.com
 
 
Publicado en «REACCIONA»

LA TASA TOBIN

¿QUÉ ES EL IMPUESTO A LAS TRANSACCIONES FINANCIERAS (ITF)?

Se trata de un impuesto. Es el nombre actual para denominar a la Tasa Tobin propuesta por ATTAC desde su fundación; ambos tienen el mismo contenido. Reivindica el papel de los impuestos en la búsqueda de la justicia económica, tanto en su función reguladora como redistributiva de la actividad económica.

Se aplica a las transacciones. Esto quiere decir que grava a las operaciones de compra y venta.

Se dirige exclusivamente a las transacciones financieras, nacionales y extranjeras; aquellas que suponen la compra-venta de activos financieros. Debe ser global porque los movimientos de capitales son globales.

¿Qué no es el Impuesto a las transacciones financieras (ITF)?

  •  No es un impuesto a las inversiones financieras; no grava por tanto al patrimonio invertido en activos financieros.
  • No es un impuesto a los beneficios financieros; no grava los rendimientos del capital financiero.
  • No es una tasa cobrada a los bancos; se trata de un impuesto a los instrumentos financieros, no a las instituciones financieras.

 

¿Qué transacciones quedan fuera del Impuesto a las transacciones financieras (ITF)?

El ITF no incluye las transacciones financieras en las que participen familias y empresas; se limita a las transacciones entre instituciones financieras.

  •  Se excluyen las operaciones de contado, para no distorsionar la economía real.
  • Se excluyen los préstamos interbancarios que dotan de liquidez al sistema en su conjunto y que suponen enormes movimientos de dinero por razones coyunturales de desequilibrios bancarios.
  • Se excluyen las operaciones entre bancos centrales que se llevan a cabo en función de las respectivas políticas monetarias de los diferentes países…..

Ante las deudas ilegítimas ¡¡Hay que nacionalizar los bancos!!

Comunicado de ATTAC España sobre los ataques especulativos al euro

El 9 de mayo de 2010 ATTAC España emitió un comunicado con el título “Ciudadanía griega somos todos y todas” [i]. Mientras el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y su ministra Elena Salgado inauguraba la letanía de que “España no es Grecia”, que con las variantes de Irlanda y Portugal se mantiene todavía, ATTAC España ponía de manifiesto que la cobardía y la sin razón de la ideología neoliberal eran y son ineficaces para frenar a los especuladores financieros internacionales. Estos tienen nombre y rostro. La denostada y demonizada agencia de calificación Moody´s es en la practica el multimillonario Warren Buffet a quién Esperanza Aguirre puso la sanidad pública de la Comunidad Autónoma de Madrid a sus pies, y la propia Ministra Salgado fue a visitar en un claro signo de pleitesía a EE UU. La crisis del euro es el traspaso de los servicios públicos como la sanidad y bienes de propiedad social como las Cajas de ahorros a manos de estos mismos especuladores financieros internacionales, que todo lo quieren para ellos. Hasta quieren apropiarse de las islas griegas y el Partenón, todo un símbolo de la cuna de la democracia.

La actual situación de Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Letonia, etc. pone de manifiesto la inutilidad de la Europa neoliberal para defender a su ciudadanía de los efectos letales de la crisis del capitalismo financiero, agudizados ahora con los ataques especulativos contra el euro. La pequeña, aislada e indefensa Islandia crece en PIB y crea empleo. También promueve una nueva Constitución antineoliberal creciendo igualmente en Buen Vivir.

Los ideólogos neoliberales de la Comisión Europea y la ministra Elena Salgado con su equipo creen que la austeridad produce confianza, y que la confianza produce crecimiento. Pero la austeridad frena el desarrollo, empeorando la situación fiscal del gobierno, se socava la confianza y pone en marcha una espiral descendente, como pone de manifiesto la bajada de perspectivas sobre Grecia hecha pública por el FMI este 13 de Julio.

Lo que está ocurriendo en Grecia, en toda la zona periférica del euro y en la mayoría de países de la OCDE, es que la disminución de los ingresos del estado, consecuencia del descenso muy marcado de la actividad económica y la bajada o eliminación de la tributación directa a rentas y patrimonio, ha causado el crecimiento del déficit. Lo que callan es que el problema del déficit se basa más en la redistribución tributaria a favor de las clases altas, bajando los ingresos de los Estados, que en la subida del gasto. Lo que callan es que estamos ante una verdadera batalla por el Poder. La inestabilidad del sistema financiero internacional que actualmente vivimos anula todas las políticas de reequilibrio fiscal de los Estados. Por eso podemos decir que la crisis de la deuda es una crisis artificialmente provocada.

La Comisión Europa y el FMI no rescatan a los países ni a la ciudadanía. Rescatan a la banca alemana, francesa y a otras en menor medida, que son poseedoras de la deuda en bonos soberanos de los Estados sin querer modificar ninguna de las causas estructurales que nos han abocado a esta situación. De ahí que se nieguen a hacer público su riesgo en deuda soberana. Cada “rescate” traspasa deuda de bancos y aseguradoras privadas a deuda pública de los Estados, que abocados a la quiebra arrastran tras de si al propio Banco Central Europeo. La barra libre a la banca privada, avalada por los propios Estados a través de la garantía a los depósitos bancarios, hasta 100.000€ en el caso de España, y la deuda de los propios Estados con el BCE arrastra a este en caso de quiebra de cualquiera de ellos en un efecto dominó. La deuda total pública y privada de Grecia, Irlanda y Portugal, asciende a más de 900.000 millones de euros, de los que tan sólo la cuarta parte son de los Estados soberanos. En España a 31 de mayo pasado sólo 566.000 millones eran deuda pública, en torno al 18% del total.

El crecimiento incesante de los intereses de los bonos nos lo trasladan para que lo paguemos a la ciudadanía para cumplir con el Pacto de Estabilidad vigente en la Europa neoliberal. Lo que se nos dice es que tenemos que ser más austeros, vivir con menos transferencias y servicios públicos y reducir los beneficios sociales y laborales. Todo ello para que se pueda pagar a los bancos privados sus escandalosamente altos beneficios basados en mera especulación.

Esta política de reducción del gasto público es suicida, pues acentúa más la recesión y dificulta la recuperación en todos los países de la eurozona y no sólo en los países mediterráneos e Irlanda, sino también en los países centrales, incluida Alemania.

El Poder soberano de emisión de monedas corresponde en exclusiva a los Estados que en la eurozona se ha delegado, sin ningún tipo de control político, al Banco Central Europeo, a la vez que se le prohíbe dar préstamos a los Gobiernos directamente. La aberración de esta medida está en la raíz de los problemas actuales. Y la consecuencia más directa es la debilidad de los Estados y la fortaleza de los bancos privados.

ATTAC España manifiesta que hay otra forma de enfrentarse a los mercados financieros especulativos en defensa de la ciudadanía. Tan sólo hace falta que los Jefes de Estado acuerden modificar la norma que impide al Banco Central Europeo dar directamente prestamos a los Gobiernos al 0% o al 1% como se ha hecho y se sigue haciendo con los bancos privados.

ATTAC España solicita que no se reconozca y pague la deuda soberana de ningún país de la eurozona sin que previamente se haga una auditoria de esta depurándola del exceso de la especulación. Hay que salvar para la ciudadanía el necesario e imprescindible sistema financiero, pero no el sistema especulativo privado ni a los delincuentes financieros. Es la oportunidad de volver a crear un fuerte sistema financiero público. ¡¡Hay que nacionalizar los bancos y gestionarlos como un bien público!!

ATTAC España constata que los planes de austeridad no son el camino, como ha demostrado la realidad y advertíamos hace más de un año. Nos envuelve en una espiral de más miseria. Que la solución pasa por incrementar los ingresos y que esto puede hacerse ya desde el BCE, estableciendo urgentemente un impuesto a la especulación financiera con deuda soberana de los países del euro, como hizo Lula en Brasil en 2003.

La salida real y definitiva a la crisis para la ciudadanía existe, es posible y está al alcance de nuestras posibilidades, pero necesariamente ha de encaminarse hacia el desarme de los especuladores internacionales y la regulación del sistema financiero. No se conseguirá nada cediendo, intentando “calmar a los mercados”, sino enfrentándonos a ellos.

ATTAC España manifiesta que tan sólo con una movilización solidaria y conjunta de toda la ciudadanía europea se podrá vencer a los especuladores y sus cómplices de la Comisión Europea.

El establecimiento de un impuesto a las transacciones financieras especulativas verdaderamente disuasivo, el control real de toda transacción con los Paraísos Fiscales, una política firme de lucha contra la economía sumergida y delictiva, unida con una política de más Europa política y social y fuerte política de renta que creen demanda en el mercado interior es el camino para atajar el déficit fiscal de los Estados, y encauzar la salida de la crisis para las personas, enfrentándonos con un mínimo de posibilidades de éxito a los especuladores internacionales, que son entre otros los propios bancos privados de la zona euro. En concreto ATTAC España plantea:

1º Auditoria de la deuda Pública de cada estado miembro.

2º Reestructuración de la deuda, y cesación inmediata de toda deuda pública dolosa, ilegítima u odiosa.

3º Acuerdo que obligue al BCE a emitir a bajo precio para cualquier estado que lo necesite para sanear su deuda pública legítima.

4º Armonización fiscal en toda la zona euro, que incluya:

a) Descenso de impuestos indirectos y un incremento de los impuestos directos y progresivos, especialmente a las rentas del trabajo más altas y a las rentas del capital, tanto empresariales como mobiliario e inmobiliario.

b) Impuesto a las Transacciones Financieras especulativas (ITF) contundente.

c) Erradicación de los Paraísos Fiscales (PPFF) en Europa y prohibición de cualquier transacción financiera y/o productiva con cualquiera de los restantes en el mundo.

ATTAC Europa da la bienvenida a la REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

Comunicado de ATTAC Europa:

El pasado 15 de mayo, justo a una semana de las elecciones a ayuntamientos y comunidades autónomas, decenas de miles de estudiantes, distintos grupos sociales en desempleo, trabajadores y ciudadanos de toda edad y condición, tomaron la calle en las grandes ciudades españolas como gesto de protesta contra el progresivo y constante deterioro del clima social, consecuencia de las medidas de austeridad realizadas por el Gobierno, y contra las políticas favorables a los bancos y a la corrupción. Reclamaban una Democracia real ya.

Esta iniciativa, convocada vía redes sociales (facebook, twitter, etc.) por plataformas ciudadanas y apoyada por muchas organizaciones, entre ellas ATTAC España, originó una manifestación insospechadamente masiva, que se diferenciaba explícitamente de partidos políticos y sindicatos por su incapacidad de dar respuestas a una situación de crisis económica, medioambiental, social y democrática.

Al acabar la manifestación e inspirados por las revoluciones de los países árabes, un gran número de jóvenes (los principales afectados por la crisis con una tasa de desempleo del 45%) decidieron instalar un campamento en el lugar más importante de Madrid, La Puerta del Sol. La iniciativa fue apoyada por un amplio sector de españoles descontentos con la situación actual, y enseguida otras muchas plazas importantes de todo el país (Barcelona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, etc.) fueron ocupadas por gente que pedía y pide un cambio democrático y social.

A pesar del riesgo de ser violentamente desalojados, los indignados (en referencia al libro de Stephane Hessel) comenzaron a autogestionar la acampada, que lleva ya más de dos semanas desarrollando sus demandas a través de asambleas. Muchos de los eslóganes contienen reclamaciones alterglobalistas, como la exigencia del ITF y la condena de las medidas de austeridad: “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”. Otros denuncian la gestión de la crisis: “Esto no es una crisis, esto es una estafa”.

Pronto se habló de una auténtica Spanish Revolution que pone en cuestión las formas tradicionales de movilización y que, de acuerdo con su tamaño, alcance y contenido, es un gran acontecimiento social no solo desde el punto de vista alterglobalista, sino también por el movimiento en sí. Tal como es, es más que bienvenido por la Red Europea de ATTAC, la cual expresa todo su apoyo a los que se movilizan justamente para exigir una auténtica democracia y derechos sociales en España, en Grecia y en toda Europa; y condena cualquier forma de represión contra ellos, especialmente la violencia policial durante la evacuación de la plaza de Cataluña en Barcelona.