El juez español Eloy Velasco y el PP recibieron a líder de las FARC Raúl Reyes en el año 2000

Marzo 8, 2010 – 19:15 (orodriguez)

Pascual Serrano desvela la hipocresía de la justicia española para atacar a Venezuela

El juez que implica a Venezuela con el «terrorismo» de FARC y ETA, era director general de Justicia de la comunidad autónoma valenciana cuando el Partido Popular recibió a Raúl Reyes / Nunca una delegación de las FARC de ese nivel ha tenido encuentros con el gobierno venezolano / Serrano denunció «tricornio» de la derecha española

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El reconocido periodista español Pascual Serrano, reveló este lunes en el programa Dando y Dando, de VTV, que el derechista Partido Popular (PP) y el juez Eloy Velasco, que recientemente intentó vincular a Venezuela en una supuesta cooperación con las FARC y la ETA, y quien en el año 2000 fungía de principal responsable técnico de la justicia en la Comunidad de Valencia, recibieron sin problemas al dirigente de las FARC, Raúl Reyes, en la sede del gobierno en esa autonomía en aquella época.

Fue el 21 de febrero de 2000.

Ese día la guardia protocolaria del palacio presidencial daba un reverencial saludo al líder de la guerrilla en el momento de su entrada en el Palacio de la Generalitat para después compartir salón y atrio con Eduardo Zaplana, presidente de la Comunidad Valenciana.

La delegación de la guerrilla estuvo integrada por los comandante Raúl Reyes, Joaquín Gómez, Fabián Ramírez, Iván Ríos, Simón Trinidad y Felipe Rincón, además de Olga Lucía Marín, portavoz internacional y esposa de Reyes. Todos ellos mantuvieron conversaciones con el presidente Eduardo Zaplana, los dos vicepresidentes de la Generalitat y sus consejeros.

Nunca una delegación de ese nivel y tan numerosa ha tenido encuentros con el gobierno venezolano.

Gobierno del PP y Eloy Velasco:

Durante el periodo de 1995 a 2003 Eloy Velasco ejerció el cargo de director general de Justicia, una designación de confianza política otorgada por el gobierno del Partido Popular de la Comunidad Valenciana, que conlleva el mayor cargo jerárquico en esta materia por detrás del consejero.

De modo que, paradójicamente, quien acusa de complicidad de Hugo Chávez con la guerrilla ostentaba el principal cargo que velaba por el cumplimiento de las leyes cuando en el territorio de su jurisdicción se recibía oficialmente a la mayor cúpula de las FARC que ha visitado oficialmente a un gobernante.

Serrano explicó en Dando y Dando, que Zaplana es un personaje en España que ha reconocido estar en política sólo «para ganar dinero», y a Eloy Velasco como un juez a quien la justicia no le importaba nada, pero sí la sinergia que daba pertenecer a un partido como el PP en España, actualmente en oposición al gobierno socialista de Jose Luis Rodríguez Zapatero.

«Al Partido Popular no le interesa la democracia ni los derechos humanos ni en Venezuela, ni en Cuba, ni en ninguna parte del mundo. Lo que sucede es que en la medida en que cree que con eso puede dañar al gobierno de Zapatero, lo utiliza», expresó Serrano a la audiencia de VTV.


Tricornio en España contra Venezuela:

El periodista español llamó la atención sobre lo que bautizó como «Tricornio» de combate que se ha formado en España para atacar a Venezuela y Cuba, y por mampuesto al gobierno español, el cual dijo está integrado por los medios de comunicación de la derecha española, el derechista Partido Popular y, lo que dijo es más preocupante, una determinada rama del Poder Judicial.

«Tal como se ha demostrado en este auto. Es todo un pool de combate de estos tres poderes: oposición de la derecha, medios de comunicación de la derecha más un sector de la judicatura, que se está utilizando como munición contra Cuba y Venezuela».

Dijo que el auto judicial adelantado por el Juez Eloy Velasco para tratar de atacar a Venezuela con una supuesta colaboración con la ETA y las FARC, trayendo a colación la presencia de ciudadanos vascos que están en Caracas desde 1989 producto de un convenio con el gobierno español de la época, es un documento insostenible desde el punto de vista jurídico.

«También le sirve para atacar a Zapatero e implicarlo con la ETA, las FARC, Chávez y, supongo, que en cualquier momento con Al Qaeda», concluyó irónicamente.

(VTV/Pascual Serrano/Rebelión)

LA TRAGEDIA GRIEGA

R. Krätke*

La Unión Europa es una potencia económica mundial que se comporta como si no lo fuese en absoluto, algo que, más que una necedad, es un error. Porque la comunidad de estados de la zona euro no puede permitirse abandonar Grecia a los tiburones de los mercados financieros, ni tampoco a España, Portugal, Irlanda o Italia (los llamados países PIIGS).

Es igualmente imposible expulsar a uno de estos estados o a todos ellos de la unión monetaria. La UE no puede pues más que defenderlas: está condenada a la solidaridad. Tanto da en qué forma se organice la ayuda financiera para Atenas: cuando llegue, el Tratado de Maastricht estará prácticamente condenado a muerte. Se prohíbe el pésame.
Los países de la zona euro ya no siguen más al margen, en la medida en que han de defender la moneda común contra la especulación internacional. Cuando fue introducido el euro en 1999 se establecieron tres dogmas incontestables, a saber: la política fiscal es ineficaz, la inflación vendrá motivada a través de las reservas monetarias y los mercados, cuando lo permitan, corregirán los desequilibrios de manera automática.
Los gobiernos de todo el mundo han retornado a la política fiscal con la crisis económica que estalló en el 2008. Para ocultar el desplome de los mercados financieros, los han sumergido en dinero barato, aunque la inflación no ha cesado. En consecuencia, tampoco en el tercer año de la crisis hay nada nuevo a reseñar. Refutar los dogmas no es por descontado aún una respuesta a la pregunta de cómo debería ser en el futuro la zona euro y, en general, la Unión Europea. ¿Seguirá moviéndose al compás de los mercados financieros que le están agradeciendo tan a su manera el haberlos rescatado de la crisis financiera mundial que ellosmismos han causado? ¿Quieren los europeos ser algo más que un mercado de bienes y capitales con más libertad de movimientos para los ciudadanos europeos?

¿Quién quiere el superestado europeo?

En términos económicos, la Unión Europea es el espacio geográfico más fuertemente integrado del mundo. Más del 60% de las exportaciones alemanas terminan en países europeos vecinos, cuya dependencia del comercio exterior del de la propia Unión Europa apenas se puede diferenciar. A pesar de ello, los países de la zona euro se comportan como si pudiesen seguir desarrollando una política económica, financiera y social exclusivamente nacional. Una ilusión, un dogma, véase como se quiera. No es necesario sacar del armario al fantasma de un superestado europeo para poder concebir un federalismo a escala europea que siguiese el modelo de los EE.UU.
En ningún caso puede la Unión Europa seguir haciendo como si no fuese más que un conglomerado de economías nacionales. Todos los indicios apuntan a que, si se lograse evacuar el nacionalismo de las cabezas de sus países miembros, la Unión de los 27 sería vista como lo que ya es. Es por ello que, en primer lugar, se necesita una reordenación de las finanzas de la Unión Europea. También se necesita un mayor presupuesto europeo y un Banco Central Europeo (BCE) que no esté cortado por el patrón del Bundesbank alemán. Se trata de conseguir un instituto de la política económica europea en vez de esconderse tras dogmas monetaristas. Existen las condiciones para la creación de una Oficina europea única de supervisión financiera y para una legislación única para bancos y bolsas. La City de Londres, por supuesto, se quejará y gritará. El miedo a una regulación europea es en última instancia la razón para que una convaleciente libra esterlina deje de merodear ante las puertas del museo de la historia de la moneda. Y existen, por encima de todo, las condiciones para el fin de la locura de las competencias en materia de impuestos a las que cada país –también la rica República federal alemana– se ve arrojada, un idilio impositivo cuyo fin es cortejar la gracia de los grandes financieros internacionales.

¿Quién salva al estado?

En el discurso de la clase política alemana prevalece la idea de mantener al contribuyente lejos del peligro. Que de ese modo debió percatarse de la política que, con miles de millones de dinero procedentes de los impuestos, ha salvado banco tras banco – y con ello también a sus entidades hermanas en el extranjero. La tragedia griega termina de un modo u otro en el contribuyente alemán. En esta ocasión no son sino los bancos alemanes quienes se encuentran en el filo del despeñadero, por lo que aseguradoras como Allianz han puesto sumas considerables en préstamos gubernamentales a los países PIIGS, que pierden rápidamente su valor. Mientras tanto, se beneficiaron espléndidamente de todo ello las altas finanzas internacionales, a la cabeza de las cuales los bancos de inversión de Wall Street y la City de Londres, a costa de la miseria financiera de unos cuantos miembros de la UE (sólo Goldman Sachs, al menos 300 millones de dólares).
Se debería intervenir tenaz y duraderamente en los “asuntos internos” de los estados de la UE. De ahí la sensación de una unión económica que capitula ante la lógica de la unión monetaria. En el futuro próximo deberemos enfrentarnos al en cierto modo peculiar sistema de pensiones griego, por no hablar del italiano. Habremos de preguntarnos si cada uno de nuestros socios europeos puede permitirse el lujo de formar sus ejércitos nacionales con latinoamericanos. La proliferación de pequeños estados en la gran Europa aparece también como contratiempo y como obstáculo a estos planes. La política común de préstamos del BCE pertenece a la unión monetaria, incluso como política común europea, de la que debería tener cuidado la Comisión europea. Y a día de hoy faltan ambas.
El problema es, sin embargo, no sólo la acumulación de deuda de los estados miembros –los EE.UU. y el Reino Unido tienen cuotas de déficit más altas (alrededor del 13%) que Grecia, Portugal o Italia–, sino una creciente desigualdad económica entre ellos. No debería tolerarse la existencia de hogares pobres, tampoco en Alemania, país que se permite tener la capital de Europa con una mayor población viviendo en la pobreza. Para enfrentarse a estas desigualdades se hará necesaria una igualación de las finanzas europeas, también en una reducción de la autoridad impositiva de los estados nacionales.

Recién acabamos de descubrir al estado como salvador del capitalismo en dificultades. Se habló de un renacimiento del estado: una deliciosa exageración, pues el estado nunca había desaparecido. Ahora, unos pocos meses después, flota en el aire la pregunta: ¿quién salvará al estado de su particular crisis financiera? Los bancos no harán nada, y los mercados financieros van a la caza de la oportunidad del siglo para desplumar a los estados más ricos del mundo. Los estados sólo pueden salvarse por sí mismos o ser salvados por otros estados. La zona euro ofrece como ningún otro lugar las condiciones para ello. Y de no ser así entonces deberían forjarlas y constituir la Unión Europea como una comunidad que se ha liberado del yugo financiero e ideológico de los mercados financieros.

*Michael R. Krätke, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es profesor de política económica y derecho fiscal en la Universidad de Ámsterdam, investigador asociado al Instituto Internacional de Historia Social de esa misma ciudad y catedrático de economía política y director del Instituto de Estudios Superiores de la Universidad de Lancaster en el Reino Unido.
Traducción para http://www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero

¿»Prevarica» el Ayuntamiento de Bilbao con el nuevo San Mamés?

No verdad, no puede ser. Sí eso pienso yo también, pero… ¿cómo hay que interpretar las declaraciones públicas respecto a la cesión de terreno público, la exención de once millones de euros en tasas y el «perdón» de la licencia de obras al nuevo proyecto del campo de futbol del Athletic Club de Bilbao?

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Ya conocemos, mediante declaraciones del alcalde señor Azkuna que el Ayto. va a «capitalizar la licencia y todas las tasas» para convertirse así en accionista de la nueva sociedad «San Mamés Barria», junto al Gobierno Vasco, La Diputación Foral de Bizkaia y la BBK.

Lo que nos presenta un panorama, al menos de dudosa estética, como es el cambalache de cesiones de terrenos y la ligereza en el tratamiento en este caso de unas tasas de obligado complimiento para todos los ciudadanos, sin excepción.
Porque además ya dijo Azkuna «nos dijeron que necesitaban más metros y el Ayuntamiento ha sido francamente generoso con el club»

Y yo me pregunto, ¿quién es el ayuntamiento para mostrarse «generoso» con el dinero de todos los bilbainos ante una entidad privada como es este club?. ¿O es que volvemos al discurso del extinto (políticamente) Alvarez Cascos con aquella meméz de que «el fútbol es de interés general»?

No menos decepcionante, ha sido el papelón del Gobierno Vasco en este asunto. Tanto tiempo deshojando la margarita, dándonos por una vez esperanzas de firmeza ante los devaneos habituales de las instituciones en estos temas rayanos con el populismo, para decantarse finalmente en apoyar este proyecto con la grandiosa y condicionante idea de bombero-torero de hacer una pista de atletismo ¡¡soterrada bajo una tribuna lateral!!

Para finalizar, qué decir de la adhesión inquebrantable a esa enseña nacional que es el Athletic, de nuestro Diputado General de Bizkaia que, ese sí, no ha dudado ni por un momento en utilizar nuestras liquidaciones de IRPF y otras minucias por el estilo que le prestamos para su gestión y ponerlas a disposición «deesteequipodefútbolquenosrepresentaatodos».

Ya, ya se que estas cosas se hacen en todos los sitios, pero… ¡¡tan difícil será entender que el dinero público que manejan estas instituciones, es sagrado!!

SOCIALDEMOCRACIA, FIN DE CICLO

IGNACIO RAMONET en Le Monde Diplomatique

Las ideas también mueren. El cementerio de los partidos políticos rebosa de tumbas en donde yacen los restos de organizaciones que otrora desataron pasiones, movieron a multitudes y hoy son pasto del olvido. ¿Quién se acuerda en Europa, por ejemplo, del Radicalismo? Una de las fuerzas políticas (de centro-izquierda) más importantes de la segunda mitad del siglo XIX, que los vientos de la historia se llevaron… ¿Qué fue del Anarquismo? ¿O del Comunismo estaliniano? ¿Qué se hicieron aquellos formidables movimientos populares capaces de movilizar a millones de campesinos y obreros? ¿Qué fueron sino devaneos? (1)

Por sus propios abandonos, abjuraciones y renuncias, a la socialdemocracia europea le toca hoy verse arrastrada hacia el sepulcro… Su ciclo de vida parece acabarse. Y lo más incomprensible es que semejante perspectiva se produce en el momento en que el capitalismo ultraliberal atraviesa uno de sus peores momentos.

¿Por qué la socialdemocracia se muere, cuando el ultraliberalismo se halla en plena crisis? Sin duda porque, frente a tantas urgencias sociales, no ha sabido generar entusiasmo popular. Navega a tientas, sin brújula y sin teoría; da la impresión de estar averiada, con un aparato dirigente enclenque, sin organización ni ideario, sin doctrina ni orientación… Y sobre todo sin identidad: era una organización que debía hacer la revolución, y ha renegado de ese empeño; era un partido obrero, y hoy lo es de las clases medias urbanas acomodadas.

Las recientes elecciones han demostrado que la socialdemocracia europea ya no sabe dirigirse a los millones de electores víctimas de las brutalidades del mundo postindustrial engendrado por la globalización. Esas multitudes de obreros desechables, de neo-pobres de los suburbios, de mileuristas , de excluidos, de jubilados en plena edad activa, de jóvenes precarizados , de familias de clase media amenazadas por la miseria. Capas populares damnificadas por el shock neoliberal… Y para las cuales, la socialdemocracia no parece disponer de discurso ni de remedios.

Los resultados de las elecciones europeas de junio de 2009 demostraron su descalabro actual. La mayoría de los partidos de esa familia en el poder retrocedieron. Y los partidos en la oposición también recularon, particularmente en Francia y en Finlandia.

No supieron convencer de su capacidad para responder a los desafíos económicos y sociales planteados por el desastre del capitalismo financiero. Si faltaba un indicio para demostrar que los socialistas europeos son incapaces de proponer una política diferente de la que domina en el seno de la Unión Europea, esa prueba la dieron Gordon Brown y José Luis Rodríguez Zapatero cuando apoyaron la bochornosa elección a la Presidencia de la Comisión Europea del ultraliberal José Manuel Duraõ Barroso, el cuarto hombre de la Cumbre de las Azores…

En 2002, los socialdemócratas gobernaban en quince países de la Unión Europea. Hoy, a pesar de que la crisis financiera ha demostrado el impasse moral, social y ecológico del ultraliberalismo, ya sólo gobiernan en cinco Estados (España, Grecia, Hungría, Portugal y Reino Unido). No han sabido sacar provecho del descalabro neoliberal. Y los Gobiernos de tres de esos países -España, Grecia y Portugal, atacados por los mercados financieros y afectados por la «crisis de la deuda»- se hundirán en un descrédito e impopularidad aún mayores cuando empiecen a aplicar, con mano de hierro, los programas de austeridad y las políticas antipopulares exigidas por la lógica de la Unión Europea y sus principales cancerberos.

Repudiar sus propios fundamentos se ha vuelto habitual. Hace tiempo que la socialdemocracia europea decidió alentar las privatizaciones, estimular la reducción de los presupuestos del Estado a costa de los ciudadanos, tolerar las desigualdades, promover la prolongación de la edad de jubilación, practicar el desmantelamiento del sector público, a la vez que espoleaba las concentraciones y las fusiones de mega-empresas y que mimaba a los bancos. Lleva años aceptando, sin gran remordimiento, convertirse al social-liberalismo. Ha dejado de considerar como prioritarios algunos de los objetivos que formaban parte de su ADN ideológico. Por ejemplo: el pleno empleo, la defensa de las ventajas sociales adquiridas, el desarrollo de los servicios públicos o la erradicación de la miseria.

A finales del siglo XIX y hasta los años 1930, cada vez que el capitalismo dio un salto transformador, los socialdemócratas, casi siempre apoyados por las izquierdas y los sindicatos, aportaron respuestas originales y progresistas: sufragio universal, enseñanza gratuita para todos, derecho a un empleo, seguridad social, nacionalizaciones, Estado social, Estado de Bienestar… Esa imaginación política parece hoy agotada.

La socialdemocracia europea carece de nueva utopía social. En la mente de muchos de sus electores, hasta en los más modestos, el consumismo triunfa, así como el deseo de enriquecerse, de divertirse, de zambullirse en las abundancias, de ser feliz sin mala conciencia… Frente a ese hedonismo dominante, machacado en permanencia por la publicidad y los medios masivos de manipulación, los dirigentes socialdemócratas ya no se atreven a ir a contracorriente. Llegan incluso a convencerse de que no son los capitalistas los que se enriquecen con el esfuerzo de los proletarios, sino los pobres quienes se aprovechan de los impuestos pagados por los ricos… Piensan, como lo afirma el filósofo italiano Raffaele Simone, que «el socialismo sólo es posible cuando la desgracia sobrepasa en exceso a la dicha, cuando el sufrimiento rebasa con mucho el placer, y cuando el caos triunfa sobre las estructuras» (2).

Por eso quizá, y en contraste, está renaciendo hoy con tanta pujanza y tanta creatividad, un nuevo socialismo del siglo XXI en algunos países de América del Sur (Bolivia, Ecuador, Venezuela). Mientras en Europa, a la socialdemocracia le llega su fin de ciclo.

Notas:
(1) Jorge Manrique, «Coplas a la muerte de su padre» (1477).
(2) Raffaele Simone, «Les socialistes proposent toujours le sacrifice», en Philosophie Magazine

EL PP PIDE DINERO PARA VITORIA «POR SER LA CAPITAL»

Anque sea un concejal del PP de Vitoria-Gasteiz quien lo pida, por más que este asunto se haya repetido mil veces y por más que la Wikipedia lo recoja y éstos políticos aunque sean bastante jóvenes no lo recuerden personalmente, deberían saber que un tema tan espinoso como la capitalidad de Euskadi nunca se llegó a acordar.

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HIPOCRESÍA Y CASTIDAD

El Gran Wyoming en PÚBLICO

La aparición de los hijos de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, denunciando que fueron violados por su propio padre se une a la larga lista de atrocidades cometidas por este monstruo, y es la consecuencia de una política de encubrimiento sistemático por parte de las autoridades eclesiásticas y de la cúpula de la secta, que habitan en la hipocresía y la mentira.

Sorprende que, a pesar de lo mucho que se ha escrito sobre este prohombre que ha estado a punto de ser canonizado, jamás haya sufrido las consecuencias de sus fechorías –que parecen sacadas de una novela de terror–, y también que su imagen sea venerada en colegios y centros de la secta sin que se haya visto el menor gesto por parte de sus correligionarios para pedir perdón a la sociedad, no por sus atrocidades, sino por su complicidad al negar los hechos.

Dado que ostentan o han ostentado cargos públicos de gran responsabilidad, tampoco estaría mal que Ana Botella o los ex ministros Michavila y Acebes, que son una referencia moral y avalan con su presencia la integridad de los actos de esta secta, pidieran alguna disculpa por si algún niño llevara en su bolsillo un estampita de este violador pederasta. Dirán que desconocían los hechos. Desde luego, los dirigentes de los Legionarios, no. Afirman que los hijos de Maciel pedían dinero a cambio de no denunciar los hechos. Si hubieran tenido un ápice de la moral que predican, los habrían denunciado ellos mismos. Tienen a su lado a la concejala de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid. Tal vez entre sus atribuciones esté perseguir a los padres que violan a sus hijos.

Toda la vida trabajando

ÁNGELES CASO en El País, 08/03/2010

Hacia 1670, la ciudad de Florencia realizó un censo de población. Los pliegos minuciosos de ese catálogo ofrecen un dato que, observado desde los estereotipos de nuestra mentalidad, resulta sorprendente: el 73% de las mujeres de más de 12 años trabajaba.

Más asombrosa aún parece la lista de oficios que desempeñaban, según consta en ese censo y en otros muchos realizados a lo largo de los siglos en las ciudades europeas: esas trabajadoras no eran sólo criadas, bordadoras o costureras, siguiendo la tradición que asocia a las mujeres a las tareas que emanan del ámbito doméstico.

En el París de finales del XIII, por ejemplo, las mujeres participaban en 86 de las 100 profesiones mencionadas en el famoso Livre des métiers (Libro de los oficios). En el siglo XV, el sector de la construcción de Würtzburg estaba dominado por ellas (2.500 jornaleras de albañilería y carpintería frente a 750 jornaleros), y en otras muchas ciudades era habitual la presencia de muchachas fuertes y vivaces golpeando en las forjas o conduciendo las carretas.

La idea de que las mujeres han permanecido durante toda la historia recluidas en sus casas, cuidando devotamente de sus hijos y maridos y ocupándose de la comida y la limpieza, no deja de ser una visión errónea difundida por los patriarcales historiadores del siglo XIX, partidarios como buenos burgueses del mito del «ángel del hogar». Ese mito, que triunfó como ideal de las clases medias alentadas por el capitalismo, fue mantenido durante décadas por una historiografía de visión limitada, que centró su interés casi en exclusiva en los grupos dominantes, es decir, los poderosos y los ricos, y de entre ellos, preferentemente, los varones.

Por supuesto que las damas privilegiadas no trabajaban: las manos finas y suaves, no alteradas por ninguna actividad que significase esfuerzo, fueron siempre símbolo del esplendor familiar. Pero la inmensa mayoría de la población, a lo largo de los siglos, no ha sido ni rica ni poderosa. Y ahí las mujeres trabajaron siempre, por deseo y costumbre y también por necesidad.

Sabemos que en el campo -donde han vivido la mayor parte de los europeos hasta tiempos recientes-, las mujeres se han esforzado tanto como sus maridos. Pero también en las ciudades han ejercido toda clase de profesiones. En la sociedad pre-industrial, donde la producción se basaba en células familiares, a menudo compartían el oficio con sus padres y esposos. Eran taberneras y hosteleras, buhoneras y vendedoras. Eran artesanas de todo tipo. Costureras y orfebres, sombrereras y zapateras. Hilanderas y tejedoras. Lavanderas y planchadoras. Actrices, cantantes y bailarinas. Curanderas y parteras. Celestinas y prostitutas. Y criadas por millones, formando auténticos ejércitos de niñas y mujeres que nutrieron durante siglos -y aún lo hacen- los escalones más bajos del servicio doméstico.

La Revolución Industrial transformó desde mediados del siglo XIX los modos económicos tanto como la sociedad. Las familias dejaron de ser los núcleos básicos de producción y los centros de trabajo se desplazaron lejos de los hogares, obligando a muchas mujeres a elegir -cuando se podían permitir elegir- entre ganar dinero o quedarse a cuidar de los niños y ancianos. Infinidad de jóvenes y adultas desprotegidas se vieron obligadas a trabajar en peores condiciones que nunca, ocupando los puestos menos remunerados de las oficinas, los grandes almacenes y las fábricas. ¿Acaso no conmemoramos hoy, en el Día de la Mujer, la muerte de 140 trabajadoras a principios del siglo XX, durante el incendio provocado de una fábrica textil de Nueva York? ¿Qué hacían esas mujeres trabajando? ¿Por qué no estaban en sus casas, como muchos historiadores y el tópico tan extendido quieren?

No es cierto, como se suele afirmar, que las mujeres se hayan incorporado al mercado de trabajo en tiempos recientes. La inmensa mayoría de cuantas han poblado la Tierra trabajaron toda la vida, deslomándose sobre las huertas y en los establos, quedándose ciegas ante los paños que bordaban para otras, despellejándose las manos en el agua helada, deshaciéndoseles la columna bajo el peso de las cestas cargadas de productos de los que ellas nunca gozarían.

Y todo eso, por supuesto, a cambio de mucho menos dinero que los hombres: como ejemplo con validez universal, el de las albañiles de Würtzburg, que ganaban una media de 7,7 peniques, frente a los 11,6 de sus compañeros varones.

Y, a la vez, obligadas a mantenerse alejadas durante siglos de la sabiduría y el poder, de las profesiones prestigiosas y bien remuneradas: el nacimiento a finales del siglo XI de las primeras universidades europeas, controladas a lo largo de mucho tiempo por la siempre misógina Iglesia, empujó sin miramientos a todo el sexo femenino al extrarradio económico e intelectual de la sociedad, condenándolo a ocupar sus rangos ínfimos o a optar por una odiosa dependencia.

Ése es el camino que hemos recorrido, decidida y firmemente, en las últimas décadas, el de la notoriedad profesional. Pero de trabajar, lo que es de trabajar, que no nos hablen, que de eso sabemos mucho desde siempre.

Ángeles Caso, licenciada en Historia del Arte y escritora.

EL PODER QUE NADIE HA ELEGIDO

NOAM CHOMSKY

Los desplazamientos -actuales o potenciales- del poder en el mundo constituyen un animado asunto entre los estrategas de la política y los observadores. Una de las preguntas es si China desplazará (o cuándo) a Estados Unidos como protagonista dominante global, tal vez junto a India. Este cambio provocaría que el sistema mundial volviera a ser algo parecido a como era antes de las conquistas europeas. China e India han experimentado un rápido crecimiento económico y, gracias a que rechazaron las políticas occidentales de desregulación financiera, han sobrevivido a la recesión mejor que la mayoría de países.

Sin embargo, surgen interrogantes. Uno es el referido a la situación de la población. Una medición estándar de bienestar social es el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, cuyos datos más recientes corresponden a 2008. India ocupa el puesto 134 -ligeramente por encima de Camboya, y debajo de Laos y Tayikistán-, aproximadamente el mismo sitio que ha ocupado durante años. China se ubica en el lugar 92, empatado con Belice, un poco por encima de Jordania y por detrás de la República Dominicana e Irán. India y China tienen mucha desigualdad, así que más de mil millones de sus habitantes caen todavía más en la escala.

Otra preocupación es la deuda de EEUU que, se teme, coloque al país bajo el yugo de China. Aparte de un breve interludio, desde hace mucho Japón ha sido el principal poseedor internacional de deuda del Gobierno estadounidense. Además, el estancamiento de los prestamistas está sobrevalorado.

En una dimensión, la del poder militar, EEUU se yergue completamente solo. Y Obama está imponiendo niveles históricos con su presupuesto militar. Casi la mitad del déficit estadounidense se debe al gasto militar, intocable en el sistema político.

Al considerar los otros sectores de la economía estadounidense, el premio Nobel Joseph Stiglitz y otros economistas advierten de que debemos cuidarnos del «fetichismo deficitario». El déficit estimula la recuperación y puede superarse con una economía al alza, como sucedió después de la II Guerra Mundial, cuando el déficit era mucho peor. Respecto a la deuda, se espera que crezca, debido principalmente al ineficiente sistema privatizado de cuidado de la salud -también virtualmente intocable, gracias a la habilidad de las empresas de superar la voluntad pública-.

Sin embargo, el marco de estas discusiones es engañoso. El sistema global no sólo es una interacción entre estados donde cada uno busca cierto «interés nacional» ajeno a la distribución del poder en el interior del país.

Esto se ha entendido desde hace mucho tiempo. Adam Smith concluyó que los «principales arquitectos» de la política en Inglaterra eran los «comerciantes y manufactureros», quienes se aseguraban de que sus propios intereses fueran «atendidos de la forma más peculiar», sin importar sus «penosos» efectos sobre los demás, incluyendo el pueblo inglés. La máxima de Smith sigue siendo cierta, aunque actualmente los «principales arquitectos» son las corporaciones multinacionales y, particularmente, las instituciones financieras, cuya participación en la economía se ha disparado desde los años setenta.

En Estados Unidos hemos visto un ejemplo espectacular del poder de las instituciones financieras. Durante la última elección presidencial, aportaron el núcleo de la financiación del presidente Obama. Naturalmente, esperaban ser recompensados, y así fue, con los Programas de Alivio de Activos en Problemas (TARP) y con mucho más. Por ejemplo, Goldman Sachs, la firma más dominante en la economía y el sistema político, hizo una fortuna vendiendo títulos respaldados por hipotecas e instrumentos financieros más complejos. Conocedora de la fragilidad de los paquetes que ofrecía, la compañía aceptó apuestas con la gigantesca aseguradora American International Group de que las ofertas iban a desplomarse. Cuando el sistema financiero colapsó, AIG también se vino abajo.

Los arquitectos de la política, gente de Goldman, no sólo negociaron un paquete de rescate para Goldman, sino que también lograron que los contribuyentes salvaran a AIG de la bancarrota, rescatando también por esa vía a Goldman. Ahora Goldman está registrando ganancias históricas y pagando voluminosos bonos. Junto con algunos otros bancos importantes, es más grande y fuerte que nunca.

El pueblo está furioso. La gente puede ver que los bancos que fueron agentes principales de la crisis están prosperando enormemente, mientras que la población que los rescató se enfrenta a un desempleo de casi el 10%. El descontento popular finalmente evocó un cambio de retórica de la Administración, que respondió acusando de codiciosos a los banqueros y formulando algunas sugerencias políticas que a la industria financiera no le agradan (la Regla Volcker y otras propuestas).

Dado que se suponía que Obama iba a ser su hombre en Washington, los principales arquitectos del poder perdieron poco tiempo antes de lanzar sus instrucciones: a menos que Obama se alineara nuevamente, enviarían sus fondos a la oposición política. En pocos días, Obama informó a la prensa de que los banqueros eran buenos tíos, singularizando a los dos principales, JP Morgan Chase y Goldman Sachs: «Al igual que la mayoría de los estadounidenses, no tomo a mal la riqueza o el éxito de la gente. Es parte del sistema de libre mercado» -del modo en que se interpretan los «mercados libres» en la doctrina del capitalismo de Estado-. Ese cambio radical de Obama es una fotografía reveladora de la máxima de Smith en acción.

Los arquitectos de la política también están operando un verdadero cambio de poder: el de la fuerza mundial de trabajo al capital transnacional. Martin Hart-Landsberg, economista y especialista en China, explora la dinámica. China se ha convertido en la planta ensambladora de un sistema de producción regional. Japón, Taiwán y otras economías asiáticas desarrolladas exportan a China partes y componentes de alta tecnología, donde se ensamblan y exportan los productos terminados.

El creciente déficit comercial de EEUU con China ha generado preocupación. Se ha hablado menos de que este se ha reducido marcadamente con Japón y el resto de Asia conforme toma cuerpo el nuevo sistema de producción regional. Las manufactureras estadounidenses están siguiendo el mismo camino, enviando partes y componentes a China para que esta ensamble y exporte, en su mayoría de regreso a EEUU. Para las instituciones financieras, comercializadoras gigantes de venta minorista y los dueños y gerentes de industrias manufactureras, estos desarrollos son celestiales.

Y bien entendidos. En 2007, Ralph Gomory, director de la Fundación Alfred P. Sloan, declaró ante el Congreso que «en esta nueva era de globalización, los intereses de las empresas y los países han divergido. En contraste con el pasado, lo que es bueno para las empresas globales estadounidenses ya no es necesariamente bueno para los estadounidenses».

La riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia de EEUU

Examinemos a IBM. A finales de 2008, más del 70% de los 400.000 trabajadores de la empresa estaba en el extranjero, según la revista Business Week. En 2009, IBM redujo su nivel de empleo en EEUU otro 8%. Para la fuerza de trabajo, el resultado podría ser «penoso», según la máxima de Smith, pero es bueno para los principales arquitectos de la política.

Las investigaciones actuales indican que aproximadamente una cuarta parte de los empleos estadounidenses será extranjerizado en dos décadas, y los que queden se enfrentarán a beneficios y sueldos menores debido a la mayor competencia de los trabajadores reemplazados. Este patrón sigue a 30 años de estancamiento o desplome para la mayoría, mientras la riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia estadounidense.

Pese a que China se está convirtiendo en la ensambladora y plataforma de exportaciones del mundo, los trabajadores del país están sufriendo junto al resto de la fuerza laboral mundial, como sería de prever en un sistema diseñado para concentrar riqueza y poder y para que los trabajadores compitan entre ellos globalmente. En el mundo, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se ha reducido en muchos países -de manera radical en China-, generando una inestabilidad creciente en esta sociedad altamente desigual.

Así que tenemos otro cambio importante en el poder mundial, de la población general a los principales arquitectos del sistema global, proceso asistido por el socavamiento de la democracia funcional en los países más poderosos. El futuro depende de cuánto esté dispuesta a soportar la gran mayoría, y si se puede desarrollar una respuesta constructiva que confronte los problemas en el centro del sistema capitalista de estado de dominación y control. De lo contrario, los resultados podrían ser tétricos, como lo revela más que abundantemente la historia.

*Noam Chomsky, distribuído por The New York Times Syndicate.

TOROS: INTERESANTE DEBATE EN CATALUNYA

Antes de nada confieso una de mis muchas contradicciones: A mí me gusta y acudo ocasionalmente a ver este primitivo festejo  de  los toros, donde el duelo entre toro y torero se salda con la muerte segura del primero y el riesgo del mismo fin para el segundo, pero dicho ésto, también espero llegar a ver la  ilegalización de este ancestral y bochornoso espectáculo en el que «disfrutamos» de la tortura de un animal en el que se falsea -salvo honrosas excepciones- de diversas maneras el riesgo del cuerpo a cuerpo de uno de los contendientes, el segundo.

Tras este preámbulo, me parece digno de atención el sereno debate abierto en el parlamento catalán, a raíz de una iniciativa popular, donde significados defensores y detractores de la fiesta de los toros están presentando sus postulados, ante la reflexión de si se ilegaliza o no esta tradicional fiesta dentro del ámbito territorial de Catalunya.
Vaya por delante que no es la primera comunidad autónoma española que se plantea ésto, siendo Canarias la primera que la ilegalizó al amparo de la ley 8/1991 de 30 de abril en la que bajo el epígrafe de «la protección de los animales domésticos», al no ser salvajes, dieron esta consideración también a los toros de raza brava.

Bien, pero ante algo tan saludable como discutir sobre la licitud o no de esta tradición, sale una vez más doña Esperanza Aguirre «con las patas p’alante» acusando con que «los catalanes no quieren los toros porque son una fiesta española» -que habrá algunos que sí claro-, y entrando en un jardín que no le incumbe, agita el tan rentable para ella sentimiento anticatalanista en Madrid e irrumpe en el debate declarando oficialmente las corridas Bien de Interés Cultural y así blindarlas de iniciativas legislativas parecidas a la catalana.

En fin, como decían aquellos amigos en conversación:
– Donde esté una buena corrida, ¡¡que se quite el fútbol!!
– y… los toros,
replicó el otro.

Con absoluta desfachatez, políticos alemanes recomiendan a Grecia vender islas para saldar deudas

Berlín, 4 mar (EFECOM).-  El liberal Frank Schaffler y el cristianodemócrata Josef Schlarmann han tenido la cara dura de recomendar al gobierno de Grecia desprenderse de algunas de sus islas para hacer frente al grave endeudamiento del país, según recoge hoy el diario alemán «Bild».

«El Estado griego debe desprenderse de forma radical de sus participaciones en empresas y también vender terrenos, como por ejemplo, sus islas deshabitadas», sostiene Schaffler, quien argumenta, además, que la canciller Angela Merkel «no debe prometer ayudas» a Grecia.