CT o un LIBRO FUNDAMENTAL

Guillen Martínez: “La cultura de la Transición existe para neutralizar el conflicto”

Enric Llopis en "Crónica Popular"

No sólo es acrítica, sino que también es desproblematizadora y se come el conflicto, lo neutraliza. Así define el periodista y coordinador del libro “CT o la Cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española”, Guillem Martínez, la cultura democrática en España. Subraya asimismo que la “sentimentalización”del conflicto ha sido “una opción muy lúcida de la CT en toda su existencia”. ¿Algún ejemplo? “Catalunya es el epicentro de la CT actual”, responde Martínez. El gobierno de Mas “es el unico que está accediendo a la postdemocracia -el cambio de democracia por deuda-, con una sociedad y una cultura que le aplaude”.

https://i0.wp.com/www.cronicapopular.es/wp-content/gallery/2012_noviembre/12_ct.jpg Guillem Martínez colabora en el diario “El País” desde 1996 y ha publicado libros como “Franquismo Pop”, “Pásalo” o “La canción del verano”. “CT o la Cultura de la Transición” (Ed. DeBolsillo) es una reunión de pequeños ensayos con aportaciones de la escritora, Belén Gopegui; el pensador y activista, Amador Fernández-Savater; la periodista de Diagonal, Irene García Rubio; el crítico cultural, Ignacio Echevarría o el ingeniero y técnico en comercio exterior, Pep Campabadal, entre otros.

En primer lugar, ¿Cómo marcha la difusión del libro?

Muy bien. La semana pasada alcanzamos la tercera edición. Es un libro muy reseñado -hemos contabilizado más de 40 reseñas en la red-. El libro, y el concepto Cultura de la Transición (CT), ha entrado en el debate académico, por supuesto fuera de España. En el último número de Hispanic Review -una referencia en el campo filológico-, dedicado a la crisis y la cultura española, aparece el concepto de manera llamativa. En Diciembre, se hablará del libro y la CT en un encuentro en Boudeaux, universidad en la que, por cierto, se edita Boletin Hispanique, otra revista fundamental. Por otra parte, el concepto ya es una normalidad en debates de la izquierda y en análisis cultural en la Península y en varias lenguas peninsulares. La función del lbro -explicar un concepto y despenalizarlo, ofrecer una herramienta cultural-, creo que se ha cumplido.

¿Qué es la “Cultura de la Transición” (CT) y qué marcos culturales y discursivos impone? ¿Qué sería lo culturalmente correcto?

Básicamente, es la cultura democrática en España. Es la descripción de un producto cultural -un libro, una canción, un artículo, un discurso, una película…-, para que sea reconocido como producto cultural y no como una “frikada” marginal. No es lo políticamente correcto. O, al menos, no es sólo eso. Es la definición española de cultura, vigente durante 35 años. Cualquier producto español debía ser o CT, o mercado, para ser reconocido como tal. Lo CT no es necesariamente, tampoco, el mercado. Es una convención cultural. 

¿Qué poderes políticos y económicos promueven la “Cultura de la Transición”? ¿Qué papel desempeñó la izquierda? 

La CT es la aportación, básicamente, de la izquierda. En un momento de transición democrática, en el que, al parecer, prima más la intensificación de la estabilidad que de la democracia, las izquierdas aportan, para poder participar, la desactivación de sus únicas bazas, la movilización social y la cultura. La cultura no sólo queda desproblematizada, sino que adquiere, precisamente, ese rol. Crea cohesión, da razón al Estado y elimina problemáticas. Hasta el punto de que la cohesión social en España no está sustentada en la economía o los derechos, sino en la cultura. En construcciones culturales. Es decir, en propaganda. 

¿Podrías citar ejemplos de personajes o producciones señeros de la CT, plenamente integrados en la misma? 

No. De eso hablo en artículos que firmo, no en entrevistas. La razón: lo no-CT devuelve la capacidad a las personas de decidir por sí mismos sus gustos, de no obligar a nadie a un listado de gustos bajo la amenaza de que eso crea cohesión. A lo no-CT le importa un pimiento la suma o la resta de cohesión social a través de la cultura. Devuelve libertad perdida.Te puedo decir cómo se ha creado la cohesión a partir de la cultura y cómo se ha perdido libertad: a partir de productos cuyos límites no superan los límites del Estado, que dan la razón al Estado o que, al menos, no se la niegan, y que no buscan problemas, sino que los solucionan. Ejemplos: artículos periodísticos que utilizan la Transición y la Constitución como límite a todo, novelas sobre la guerra civil en las que no hay problema ideológico, sino sentimental, etc… 

¿Y mencionar algunas excepciones, personas con posiciones críticas que hayan conseguido salirse de la CT? 

La CT es la cultura en los últimos 35 años. No es CT todo lo que chirría -muy poco-, si bien todo lo elaborado ha tenido que insertarse en la CT para poder ser reconocido como cultura. Las excepciones más notorias, los nombres no-CT más llamativos, en ese sentido, no los conocemos. Son personas que o bien desaparecieron, o bien no llegaron a producirse. Lo no-CT propone, en ese sentido, reformular el canon cultural de las últimas décadas. Lo que hoy a la CT le parece la bomba, son novelas, películas, periodistas que no existirán ni serán recordados en breve, dado su escaso interés artístico o social. 

¿Qué rol desempaña el periódico “El País” en la CT? 

Los medios de comunicación son básicos en la creación de los marcos CT. Y EL País, en su momento, fue la referencia. Creó, en muy poco tiempo, los límites de la CT. Ante la ausencia -esto se debe de señalar también-, de propuestas culturales alternativas y atractivas por parte de unas izquierdas y una cultura sin demasiadas ganas de lo contrario. 

Se te podría criticar que en otros países, que no han vivido la transición, se ha llegado a situaciones similares: pensamiento único, hegemonía del mercado y consensos bipartidistas. 

En Occidente la culturas optan por lo lúdico desde el 68. Es una decisión practicada desde la cultura. La originalidad española es que la cultura no decide nada. Es una decisión de Estado, que es el lugar en el que se decide desactivar la cultura. Esa es la originalidad española. Sobre el mercado, se ha de decir que no es necesariamente lo CT. Lo CT, de hecho, son productos inexportables, que sólo satisfacen una necesidad política española. 

¿Es absoluta la hegemonía de la CT o pueden destacarse algunos elementos de ruptura, por ejemplo, el 15-M? 

Si. “Cacharros” como lo ocurrido tras el 11M, cuando una sociedad se saltó a sus políticos, a sus medios y a sus intelectuales para poder informarse de la realidad, o lo del 15M,  un fenómeno imposible de explicar en prensa a través de las fórmulas CT, son pequeñas-grandes sentencias de muerte a la CT. 

La “cultura de la transición” existe para comerse el conflicto, para presentar como conflicto lo que al Estado le parece bien presentar como conflicto – los nacionalismos -, y para evitar que nazcan conflictos que no le interesan – la pobreza, el reparto de la riqueza, la corrupción, el déficit democrático.

Amador Fernández Savater señala en su artículo que la CT es “consensual” (en torno al sistema de partidos y al mercado) y “desproblematizadora”. Pep Campabadal se refiere al “punto medio”. ¿Qué ocurre con el conflicto y con las voces críticas? 

La CT existe para comerse el conflicto. Es decir, para presentar como conflicto lo que al Estado le parece bien presentar como conflicto -yo qué sé: los nacionalismos -, y para evitar que nazcan conflictos que no le interesan -yo qué sé: la pobreza, el reparto de la riqueza, la corrupción, el déficit democrático-. El intelectual que quiera recibir honores, subvenciones o, simplemente, existir y seguir trabajando, debe colaborar en su proyecto de cohesión. Dándole la razón o, al menos, no quitándosela. Ejemplo: atentados del 11M. Las dos únicas opciones que ofreció la CT fueron a) darle la razón al estado -ha sido ETA, y ETA es quién la oxigena, es decir, todo el mundo salvo el PP-, o no quitársela. Para no quitársela, la opción más recurrida fue la sentimental, hablar del dolor de las víctimas. De  hecho, en los días siguientes al atentado, los medios, para no opinar ya directamente en contra del Gobierno -algo inusitado en la CT-, recurrieron a publicar biografías sentimentales de todas las víctimas. La “sentimentalización” del conflicto ha sido una opción CT muy lucida en toda su existencia, en fin. 

¿Qué queda de la CT en el presente, por ejemplo, en la Cataluña independiente que propone Artur Mas? 

Catalunya es, curiosamente, el epicentro actual de la CT. En Madrid hay un gobierno sin iniciativa. Es decir, sin capacidad cultural de hacer caer, verticalmente, sus mensajes. Carece de la posibilidad de establecer agenda y de que su agenda sea celebrada. La CT, en fin, no le pita. En Barcelona, por primera vez en la historia, sucede lo contrario. Existe un Gobierno que domina un grueso grupo mediático, pero que también ha conseguido que su discurso sea percibido como cohesionador. Sus emisiones carecen de crítica y de control desde la cultura. Es CT pura. Puede hacer lo que quiera. De hecho, es el único gobierno del Sur de Europa que hace lo que quiere. Es el unico que está accediendo a la postdemocracia -el cambio de democracia por deuda-, con una sociedad y una cultura que le aplaude. O, al menos, que carece de la posibilidad de criticarle sin dejar de ser, en ese trance, catalán. Durante el aznarato, recuerden, era imposible la crítica sin perder el calificativo de español de bien, o algo así.  

Por último, ¿Avizoras un “pacto de estado” PSOE-PP, como precisamente ha propuesto Cebrián en las páginas de El País, para buscar una supuesta salida a la crisis? ¿También sería una derivada de la CT? 

Nuestras clases políticas, intelectual y periodística están formadas en la CT. Las soluciones a lo cotidiano en la CT son pactos en las alturas, que bajan verticalmente a la sociedad avalados como cultura. No sólo no saben hacer otra cosa, sino que son incapaces de describir otra cosa o de pensar en otra cosa. Y parece que esa cosa no se podrá producir, de manera exitosa, en esta edición. Es el fin, tal vez, de un sistema político. Y el fin, fijo, de una cultura y de varias generaciones de sus sacerdotes.

¿Qué hay detrás de «Manos Limpias»?

Héctor Juanatey | en "En Contraportada"

Que el llamado sindicato de funcionarios públicos Manos Limpias, de clara ideología ultraderechista, quiera cargarse al juez Baltasar Garzón no es nada nuevo. Su lucha permanente por conseguir la inhabilitación del juez empezó ya hace más de 13 años. Según el propio archivo de denuncias del sindicato, del que no se conoce ningún afiliado más que su presidente, Francisco Jiménez Luis, y su secretario general, Miguel Bernad Remón, Manos Limpias denunció al magistrado en las siguientes ocasiones:

Denuncia contra Baltasar Garzón por prevaricación y usurpación atribuciones. (24/10/97).

Denuncia contra Baltasar Garzón por dilación en la tramitación denuncia EXPO 92. (8/9/99). Comisión Disciplinaria.

Denuncia contra Baltasar Garzón y Ministro de Asuntos Exteriores Abel Matute por filtración informe médico de Augusto Pinochet. (21/2/00).

Denuncia contra Baltasar Garzón por no abstenerse en el sumario caso Gal y fondos reservados.

Denuncia contra Baltasar Garzón, ante el C.G.P.J. por artículo en el País. (Marzo 2003).

Denuncia contra Baltasar Garzón, por participar en un mitin contra la guerra de Irak, estando de guardia en la Audiencia Nacional. (Abril 2003).

Recusación a Baltasar Garzón en la denuncia contra Telesforo Rubio. (Agosto 2006).

Querella contra el Magistrado Baltasar Garzón, por prevaricación en el caso del informe de los peritos. (Octubre 2006).

Denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial, contra Baltasar Garzón, por falta muy grave, al no abstenerse en la denuncia del “chivatazo”. (Octubre 2006).

Denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial, contra Baltasar Garzón, por falta muy grave en la instrucción del sumario de los informes policiales. (Octubre 2006).

Denuncia ante la Inspección de la Universidad Complutense, contra Baltasar Garzón y Matías Cortés, por ser profesores que perciben retribuciones sin acudir a su puesto de trabajo. (Octubre 2006).

Denuncia contra el Juez Baltasar Garzón, por ensalzar al Presidente del Gobierno. (Diciembre 2006).

Denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial, contra Baltasar Garzón, por entrevista a Rodríguez Zapatero. (Febrero 2007).

Denuncia contra Baltasar Garzón, ante el Consejo General del Poder Judicial, por entrevistar a Felipe González. (Marzo 2007).

Denuncia contra Baltasar Garzón, ante el Consejo General del Poder Judicial, por artículo en El País. (Marzo 2007).

Denuncia contra el juez Garzón por imprudencia en el embargo de herriko-tabernas. (Abril 2007).

Denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial contra Baltasar Garzón, por instruir la causa general de los desaparecidos en la guerra civil. (Septiembre 2008).

Denuncia contra el Magistrado Baltasar Garzón ante la Sala 2ª del Tribunal Supremo, por presuntos delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos. (Octubre 2008).

Denuncia contra el Magistrado Baltasar Garzón ante el Consejo General del Poder Judicial, por faltas muy graves en la instrucción de la denominada “causa contra el franquismo”. (Octubre 2008).

Solicitud ante el Consejo General del Poder Judicial, de suspensión cautelar de funciones del Magistrado Baltasar Garzón. (Noviembre 2008).

Denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial, contra el Magistrado Baltasar Garzón por impartir clases particulares en la Audiencia Nacional. (Diciembre 2008).

Querella contra el Magistrado Baltasar Garzón, por prevaricación. (Enero 2009).

Denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial contra Baltasar Garzón, por paralización expediente chivatazo y nueva reclamación sobre las clases de Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional. (Febrero 2009).

En total, Manos Limpias presentó 19 denuncias, una recusación, dos querellas y una solicitud de inhabilitación -y aseguran no tener nada en contra del magistrado-. No debe sorprender, sin embargo, el elevado número de denuncias, pues tal y como asegura Miguel Bernad en la web, “intentamos hacer realidad lo que dijo Antoni Di Pietro, fundador del movimiento Manos Limpias en Italia: Allí donde exista un delito, debe haber alguien capaz de denunciarlo”. Donde exista y donde no, también. Si leemos todas las denuncias presentadas desde el año 1997, se pueden advertir acusaciones tan absurdas como una denuncia por no permitir los billetes de 200 y 500 euros en las estaciones de servicio, la clasificación de la película El Cónsul de Sodoma, una guía sexual del Ministerio de Educación o una denuncia contra el programa Los Lunnies por mostrar una boda homosexual. Por no hablar de que, movidos por su afán de denunciar, en el caso del Prestige, acusaron tanto a Nunca Máis como a los responsables políticos de solventar la situación.

Volviendo al caso de Baltasar Garzón, no fue hasta la llegada de Luciano Varela, juez supuestamente progresista encargado de llevar la causa abierta a Garzón por prevaricación al investigar los crímenes del franquismo, cuando Manos Limpias, apoyada por las querellas que también presentaron el partido político Falange Española de las JONS y la asociación Libertad e Identidad, ambas de ultraderecha, consiguió por fin sacar adelante una denuncia contra el magistrado. Por desgracia, en esta ocasión, la suerte, por no hablar de una mala decisión del juez Varela, cayó del lado de la ultraderecha -no sé por qué no me extraña- y el único magistrado que se atrevió a abrir una causa para investigar las desapariciones del franquismo, se sentará en el banquillo de los acusados. Iluso de él, Garzón pensó, como lo hicimos muchos, que España había realizado con éxito una transición. Todos nos equivocamos.

Pero profundicemos más en el sindicato del que no se conocen afiliados concretos, Manos Limpias. Como ya dijimos, lo preside Francisco Jiménez Luis y su secretario general es Miguel Bernad Remón. Es muy difícil de creer que la persecución a Garzón no responda a motivos puramente ideológicos, por mucho que quieran negarlo. Veamos por qué. Basta con escribir sus nombres en cualquier buscador y las respuestas llegan solas. En el portal Infonacional, web de ultraderecha, el 19 de julio de 2006 se publicó una crónica con fotografías de un conocido acto franquista en el que, entre otros, dicen, participó Francisco Jiménez Luis. Si seguimos indagando, en otro portal de ultraderecha, Acción Juvenil Española, podemos ver al presidente de Manos Limpias, que inclusó publicó un libro titulado Franco y su obra: Desarrollo de los 27 puntos de F.E. y e las JONS. Reforma Agraria, en un acto homenaje al conocido líder ultraderechista Blas Piñar.

Sin embargo, el cargo de Jiménez Luis no es más que un puesto honorífico, pues el verdadero peso de Manos Limpias recae sobre Miguel Bernad Remón, el llamado delfín de Piñar, del que admira, entre otras cosas, no haber abandonado su ideología franquista tras el fin de la dictadura, como sí lo hicieron otros. Su admiración por el ultra Piñar lo llevó a convertirse en su mentor en la organización política fascista Fuerza Nueva, siendo posteriormente secretario general del partido político filofascista Frente Nacional hasta que fundó Manos Limpias en 1995. Sin embargo, sus vinculaciones a los grupos de ultraderecha todavía perduraron, ya que, por ejemplo, y según una información del diario El Mundo, cuando la Frente Nacional se instaló en Madrid, compartió sede con Manos Limpias en las oficinas capitalinas de Quintana, 20, en el barrio de Moncloa.

Conociendo todo esto, es difícil pensar entonces que el único objetivo que buscan desde Manos Limpias es el cumplimiento de la ley (por no hablar de que la Ley de Memoria Histórica exige la exhumación de las víctimas del franquismo, algo que buscaba Garzón). Manos Limpias tiene mucho en contra de Garzón, mucho. ¿Y nos quieren hacer creer que sus vinculaciones con el franquismo no tienen nada que ver?

El periódico británico The Independent publicó hace unos días una información sobre el tema con un titular que resumía perfectamente lo que ocurre:

Baltasar Garzon vowed to see Spain’s fascists in court. But not this way

(Baltasar Garzón juró ver a los fascistas españoles ante los tribunales. Pero no de esta forma)