En todas las ciudades europeas y norteamericanas se han producido a lo largo de los dos últimos años multitudinarias manifestaciones en contra de los recortes que los distintos gobiernos han ido imponiendo a base de decretazos. Manifestaciones y huelgas que no tenían eco en el pasado, con cifras estratosféricas de participantes. Es más, incluso se han gestado movimientos de la multitud, de la ciudadanía en el más amplio sentido de la palabra, completamente nuevos que han configurado un nuevo reto para toda la política tradicional y para el propio Estado moderno. El 15M en España u Occupy en Estados Unidos y Reino Unido han transformado nuestra gramática y parecen tener una gran proyección de futuro.
La calle ha sido clara pero no parecía concretarse con resultados electorales notables. La separación entre instituciones caducas guardianes del viejo orden y los nuevos movimientos ciudadanos no ha dejado de agrandarse. Presxs de nuestra propia path dependence veíamos con cierta impotencia la falta de alternativas en el marco institucional vigente. Las protestas no han sido capaces de parar los distintos programas -mal denominados- de ajustes ni de revertir la dramática trayectoria sistémica. Pero, aun así, la ciudadanía europea y mundial está demostrando una gran madurez democrática y podemos empezar a vislumbrar un atisbo de esperanza con los resultados en Alemania, Grecia, Francia e Italia.
En efecto, la crisis se ha llevado por delante a todos los gobiernos que han intentado gestionarla (siempre obedeciendo los dictámenes de los poderes financieros), desde los social-liberales hasta los de derechas. De hecho, lo común a todos estos gobiernos ha sido seguir las exigencias de la ortodoxia económica liberal. Austeridad, recorte del gasto público, subida de impuestos…Daba igual si era el PSOE de Zapatero, el PS de Sócrates, el PASOK de Papandreu o el Partido Conservador de Cameron. Y lxs ciudadanxs han ido mostrando su rechazo a los distintos planes de reestructuración financiera (dinero público a la banca), de programas de reformas regresivos y de recortes al estado del bienestar. A modo de ejemplo, en España, el PP ganó con mayoría absoluta gracias a la hecatombe socialista (merecida por su nefasta gestión de la crisis y de su traición a cualquier principio socialdemócrata). Es decir, lxs ciudadanxs han demostrado su rechazo a las políticas emprendidas, tanto en las calles como en las urnas.
La guindilla a este rechazo se produjo ayer, cuando un candidato como François Hollande ha podido superar la agresiva campaña que ha sufrido en su contra para ganar unas elecciones en las que se ha presentado con un programa muy progresista (cercano al de IU en España) y como abanderado de la política del crecimiento (de las políticas de estímulo económico). Puede que nos decepcione y que todo su discurso no sea más que una mera escenificación pero le daremos un voto de confianza (al menos los 100 días).
Todavía más esperanzador es el caso griego. Los dos partidos tradicionales y únicos defensores de los planes de rescate impuestos por la troïka se llevaron el varapalo más sonado que se recuerda. El primer bipartidismo que cae en la UE. Y es normal, esperemos que esta actitud se extienda para ganar más democracia en el resto de Europa. Los griegos han sufrido un gobierno de ND, estafó a propios y extraños con las cuentas públicas, se dio entonces un voto de confianza al PASOK y éste decepcionó todavía más (por traicionar sus propios principios y hacer un gobierno de concentración con la extrema derecha representada en LAOS y con ND). Si en el 2009 ND y el PASOK obtuvieron el 80% de los votos, hoy, en el 2012, se desploman hasta el 33%. En otras palabras, un 67% de los votantes griegos ha RECHAZADO de raíz los planes de ajustes que tanto están asfixiando la ya mermada economía helénica. La izquierda entra con mucha fuerza (30% de los votos entre SYRIZA, la IU local, KKE -el PCPE griego- e Izquierda Democrática -que sería un ala izquierdista del PSOE).El auge de la extrema derecha no deja de ser una expresión más del descontento griego y de los draconianos y suicidas planes que se le van imponiendo a su población.
Por su lado, Angela Merkel no deja de cosechar derrota tras derrota allí donde se celebran elecciones.
La política económica que se está llevando a cabo en Europa no solo está suponiendo un sonoro fracaso en cuanto a resultados macroeconómicos (la cosa no para de empeorar año tras año) se refiere sino que no cuenta con el consentimiento de la mayoría de la ciudadanía. Ésta, muestra su descontento de distintas formas (unas más novedosas, transgresoras y emancipadoras como podrían ser el 15M u Occupy y otras más tradicionales a través del voto en las urnas o los canales habituales de protesta sindical) aunque los mercados no dejen de penalizar dichas actitudes. El divorcio entre capitalismo y democracia ha quedado bien reflejado en diversas ocasiones con las reacciones de las bolsas ante los resultados electorales que se producían en los distintos países (Perú de Humala, Grecia hoy o Francia son algunos ejemplos), en continuos ataques a las soberanías nacionales.
Por eso debemos continuar movilizándonos, crear nuevas formas de biopoder (en las plazas, en las calles) e intentar seguir buscando la alternativa institucional y no institucional a este sistema. Y para ello es necesario reivindicar más democracia, más política. Alejarnos de corporativismos y luchar por un mundo más justo por y para el 99%. La superación de este sistema lleva consigo la liquidación de las obsoletas estructuras de poder que lo mantienen y por ello se debe y se producirá un curioso juego entre la política real, la de lxs ciudadanxs en las calles y la puramente institucional (que ofrecerá muchas resistencias al cambio). Tenemos una cita muy importante al respecto los próximos días 12-15 de mayo para seguir edificando el nuevo sistema.
Sin embargo, no podemos perder el oremus. Todo esto va para largo y el plan B del capitalismo, del 1%, es la dictadura (Monti y Papadimos han sido el primer aviso). La escalada represiva en el estado español y el preocupante auge de la extrema derecha son el segundo aviso. Deberemos mantenernos alerta.