Interesante crítica desde dentro, mientras curiosamente se centran los esfuerzos en el arte de… «CÓMO EMPOBRECER Y FACILITAR EL DESPIDO DE TRABAJADORES»

«Los bancos habrían desaparecido si no los hubiéramos rescatado»

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet critica la actitud de los bancos y de algunos gobiernos, que «fueron extremadamente poco fiables durante meses y años»

EFE, BERLÍN 19/06/2010 13:02

Jean-Claude Trichet.

El presidente del Banco Central Europeo, el francés Jean-Claude Trichet, ha criticado con suma dureza a los bancos por su comportamiento tras la crisis financiera.

«Habrían desaparecido todos si no los hubiéramos recatado. Lo tuvimos ante los ojos», afirma Trichet en declaraciones adelantadas este sábado por el dominical alemán Welt am Sonntag, en las que subraya su incomprensión ante el hecho de que muchos ejecutivos crean que pueden actuar como antes de la ruina de Lehman en otoño de 2008.

El presidente del BCE critica especialmente los excesivos salarios, bonificaciones y beneficios alcanzados a corto plazo sin relación con la economía real, que «no concuerdan con nuestros valores democráticos fundamentales».

Asimismo defiende la decisión del BCE, fuertemente criticada por Alemania, de adquirir a partir del 9 de mayo pasado deuda pública de países en crisis como Grecia, Portugal o Irlanda.

«La situación era demasiado dramática. Europa era en ese momento el epicentro de la crisis», explica Trichet a los reporteros del rotativo dominical que le acompañaron en su trabajo a lo largo de varias jornadas.

Trichet considera que los gobiernos alemán y francés tienen una apreciable responsabilidad en la crisis financiera de los Estados, que, explica, se inició hace seis años cuando Francia y Alemania violaron el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

«Me hubiese gustado que la opinión pública alemana hubiese reaccionado con la misma indignación ante la ruptura del Pacto de Estabilidad en 2004 como ante nuestra decisión de comprar deuda pública. Los gobiernos fueron extremadamente poco fiables durante meses y años», señala finalmente Trichet.

Miguel Angel Fernandez Ordoñez, gobernador del Banco de España

Hay que tener pocos escrúpulos para atreverse a declarar: «el paro masivo es el mayor peligro para la banca». Esto lo acaba de hacer este personaje, que en su día no se enteró de la crisis que él y otros estaban gestando y ahora da lecciones para corregirla, a su modo claro.

No, no es como creíamos, EL PARO un peligro para el propio parado, para su familia, para su entorno social…,

¡¡EL PELIGRO -SEGÚN ESTE INFECTO PERSONAJE- ES PARA LA BANCA!!


FRANCIA HA PUBLICADO SU PRIMER LISTADO DE PARAÍSOS FISCALES

El Grano de Arena.

Boletín informativo de ATTAC (Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras para Ayuda al Ciudadano)

Francia ha redactado su propia “lista negra” de paraísos fiscales, lo que le permitirá aplicar más impuestos a las empresas francesas instaladas en dieciocho países  según un decreto cuya copia obtuvo AFP (Agencia France Press) En dicha lista  convalidada el último fin de semana por la ministra de economía  Christine Lagarde y su colega ministerial Eric Woerth, publicada en Les Echos y Le Figaro, el gobierno establece, para el año 2010, cuales son los “Estados y territorios no cooperantes” en materia fiscal.
Son considerados “Estado o territorios no cooperantes los países no miembros de la Unión europea que no hayan firmado una convención de asistencia administrativa  que permita el intercambio de  informaciones fiscales con por lo menos doce Estados. Los dieciocho países citados en el decreto son: Anguila (Caribe), Belize (América  central), Brunei (Asia), Costa Rica (América central), Dominique, Grenade (Caribe), Guatemala (América central), Islas  Cook, Islas Marshall (Oceania), Liberia (Africa), Montserrat (Caribe), Nauru, Niue (Oceanía), Panamá (América central), Filipinas (Asia), Saint-Kitts-et-Nevis, Santa Lucia y San Vicente y las Granadinas (Caribe).
Se trata de estados que no son miembros de la UE y que figuran en los listados de la OCDE (Organización para la Cooperación al Desarrollo Económico). Dicha lista incluye veintitrés países más pero París ha excluido de su lista  a los veintitrés países   que ya han firmado un acuerdo de intercambio de información fiscal con Francia, aun cuando aún no hayan concluido los doce tratados que pemiten a los países ser blanqueados por la OCDE.
El Caribe con siete países se halla ampliamente representado como también América central en la que se destacan Costa Rica y Panamá.El sultanato de Brunei, las Filipinas y también Liberia  han sido marcados. El gobierno podrá actualizar anualmente dicha lista en función de la evaluación del adecuado respeto a las convenciones existentes y la firma de nuevos acuerdos.
Esta lista había sido inicialmente confeccionada en la versión rectificada del presupuesto 2009, aprobado en diciembre, en medio de la crisis y de las cumbres del G20 oportunidad en la que los principales países industrializados y emergentes se comprometieron a poner fin al secreto bancario y a los paraísos fiscales. En concreto con el objeto de castigar el intercambio con estos dieciocho paraísos fiscales, París va a establecer un impuesto del 50% (contra el de 0 a 33% anterior) a los dividendos, intereses y réditos pagados por entidades francesas a los destinatarios residentes en esos territorios.
Traducción Susana Merino – Le Monde y AFP

LAS EMPRESAS TOMAN LA DEMOCRACIA DE EEUU

Noam Chomsky *

El 21 de enero de 2010 quedará registrado como un día oscuro en la historia de la democracia de Estados Unidos y su declive. Ese día, la Corte Suprema dictaminó que el Gobierno no puede prohibir que las compañías hagan aportaciones económicas en las elecciones.
La decisión afecta profundamente a la política gubernamental, tanto en el plano interno como en el internacional, y anuncia incluso mayores conquistas de las corporaciones sobre el sistema político de EEUU. Para los editores de The New York Times, el fallo «golpea el corazón mismo de la democracia» al haber «facilitado el camino para que las corporaciones empleen sus vastos tesoros para inundar [con dinero] las elecciones e intimidar a los funcionarios elegidos para que obedezcan sus dictados».
La Corte estuvo dividida, cinco contra cuatro. A los cuatro jueces reaccionarios (engañosamente llamados conservadores), se les sumó el magistrado Anthony M. Kennedy. El magistrado presidente, John G. Roberts Jr., tomó un caso que se podía haber resuelto fácilmente sobre bases más limitadas y maniobró en la Corte con el fin de hacer aprobar un dictamen de gran alcance que revierte un siglo de restricciones a las contribuciones de las empresas en las campañas federales.
Ahora, los gerentes de las compañías podrán, de hecho, comprar directamente comicios, eludiendo vías indirectas más complejas. Es bien sabido que las contribuciones empresariales, en ocasiones envueltas en paquetes complejos, pueden inclinar la balanza en las elecciones y, así, dirigir la política. La Corte acaba de entregar mucho más poder a ese pequeño sector de la población que domina la economía.
La Teoría de inversiones de política, del economista político Thomas Ferguson, ha constituido durante mucho tiempo un exitoso pronóstico de la política gubernamental. La teoría interpreta las elecciones como ocasiones en las que segmentos del poder del sector privado se unen para invertir en el control del Estado. La decisión del 21 de enero refuerza los medios para socavar la democracia funcional.
El trasfondo es revelador. En su disensión, el juez John Paul Stevens admitió que «desde hace tiempo se ha sostenido que las corporaciones están amparadas por la Primera Enmienda [la garantía constitucional de la libertad de expresión, que incluye el derecho a apoyar a candidatos políticos]».
A principios del siglo XX, teóricos legales y tribunales implementaron un fallo de la Corte de 1886 mediante el cual las corporaciones -esas «entidades colectivistas legales»- debían tener los mismos derechos que las personas de carne y hueso. Este ataque al liberalismo clásico fue condenado con rotundidad por la especie en extinción de los conservadores. Christopher G. Tiedeman describió el principio como «una amenaza a la libertad del individuo y a la estabilidad de los estados americanos como gobiernos populares».
En su trabajo de historia sobre la ley, Morton Horwitz escribe que el concepto de personalidad corporativa evolucionó a la par que el desplazamiento del poder de los accionistas hacia los gerentes y, finalmente, condujo a la doctrina de que «los poderes de la mesa directiva son idénticos a los poderes de la corporación». En años posteriores, los derechos corporativos se expandieron mucho más allá que los de las personas, particularmente mediante los mal llamados «acuerdos de libre comercio». Bajo esos acuerdos, por ejemplo, si General Motors establece una planta en México, puede exigir ser tratada igual que una empresa mexicana (trato nacional), a diferencia de un mexicano de carne y hueso que pretendiera en Nueva York un trato nacional o, incluso, los mínimos derechos humanos.

Rivales del Gobierno
Hace un siglo, Woodrow Wilson, en aquel entonces un académico, describió un Estados Unidos en el que «grupos comparativamente pequeños de hombres», gerentes corporativos, «ejercen un poder y control sobre la riqueza y las operaciones de negocios del país», convirtiéndose en «rivales del propio Gobierno». En realidad, esos grupos pequeños se han convertido cada vez más en los amos del Gobierno. La Corte Suprema les da ahora un alcance aún mayor.
El fallo de 21 de enero llegó tres días después de otra victoria para la riqueza y el poder: la elección del candidato republicano Scott Brown para reemplazar al finado senador Edward M. Kennedy, el león liberal de Massachusetts.
La elección de Brown fue presentada como una «rebelión populista» contra los elitistas liberales que manejan el Gobierno. Los datos de la votación revelan una historia diferente. Una asistencia alta de votantes de los suburbios ricos y baja en las áreas urbanas demócratas contribuyeron a la victoria de Brown. «Un 55% de los votantes republicanos dijo estar muy interesado en la elección, en comparación con un 38% de los demócratas», según la encuesta de The Wall Street Journal/NBC. De manera que los resultados fueron, en realidad, una revuelta contra las políticas del presidente Obama: para los ricos, no estaba haciendo lo suficiente para enriquecerlos aún más, en tanto que para los sectores pobres estaba haciendo demasiado en favor de los poderosos.
La ira popular es perfectamente comprensible, dado que los bancos están prosperando gracias a los rescates, mientras que el desempleo se ha elevado al 10%. En el sector de la manufactura, uno de cada seis está sin trabajo: un desempleo en el nivel de la Gran Depresión. Con la financialización creciente de la economía y el desplome en la industria productiva, las perspectivas de recuperar los tipos de empleo que se perdieron son sombrías.

La salud pública
Brown se presentó como el voto 41 contra el programa de salud pública; esto es, el voto que podría socavar el dominio demócrata en el Senado de EEUU.
El programa de atención médica de Obama fue, en efecto, un factor en la elección de Massachusetts. Los titulares están en lo correcto cuando informan de que el público se está volviendo contra el programa. Las cifras de la encuesta explican por qué: porque la iniciativa no llega lo suficientemente lejos. El sondeo de The Wall Street Journal/NBC reveló que la mayoría de los votantes desaprueba el manejo del sistema de salud tanto por los republicanos como por Obama.
Estas cifras están en la línea de otras encuestas nacionales recientes. La opción pública de la salud es apoyada por el 56% de los encuestados y el acceso a Medicare a los 55 años de edad, por el 64%; pero ambas iniciativas fueron abandonadas. Un 85% opina que el Gobierno debería tener el derecho de negociar los precios de los medicamentos, como en otros países; sin embargo, Obama garantizó a las grandes industrias farmacéuticas que no elegirá esa opción.
Amplias mayorías de ciudadanos están a favor del recorte de costes, lo que tiene sentido: el coste per cápita en EEUU por atención médica es aproximadamente el doble que en otros países industrializados y los resultados en términos de salud están en el extremo inferior.
Pero el recorte no puede ser emprendido seriamente cuando se trata con gran generosidad a las compañías farmacéuticas y el sistema de salud está en manos de aseguradores privados prácticamente sin regulación -un sistema costoso, peculiar de EEUU-.
El fallo del 21 de enero eleva nuevas e importantes barreras para superar la grave crisis del cuidado de la salud o para afrontar asuntos tan críticos como las inminentes crisis ambiental y energética. La brecha entre la opinión pública y la política pública es cada vez mayor. Y el daño a la democracia estadounidense es tan grande que difícilmente se puede exagerar.
*Noam Chomsky, distribuído por The New York Times Syndicate.