EL PEQUEÑO DE LOS ROUCO, SOBRINO DEL OTRO, VIENE ABRIÉNDOSE CAMINO.
El tal Alfonso Carrasco Rouco promete: Acostumbrados como estábamos a las soflamas integristas del tío (Rouco Varela), ahora el sobrinito, predicador multimedia y suministrador también de hostias al detalle, se descuelga como defensor de pederastas (eso sí, si son de los suyos) corrigiendo, nada más ni nada menos que al boss de su multinacional, Benedicto XVI (de soltero Ratzinger) en sus denuncias públicas a los curas irlandeses por su peculiar afición a suspender temporalmente su castidad con niños (porque ellos «saben» que las pajas debilitan la médula).
El pollo este, a la sazón obispo de Lugo (¡qué habrán hecho los pobres!), ha justificado su comprensión con esta ecuménica actividad sexual escupiendo lindezas como «la naturaleza es débil, frágil y tiende al pecado» o también «es más difícil para cualquiera conservar con claridad los principios de la moral cristiana cuando ya está puesta en cuestión por todas partes» para concluir con: «estos escándalos deslucen la imagen de la Iglesia» que como se ve es lo que le preocupa.
Como sabemos, la Iglesia Católica irlandesa gozó de inmunidad durante décadas para ocultar abusos sexuales contra menores cometidos, al menos por sacerdotes de la archidiócesis de Dublín, tal como lo puso en evidencia un informe elaborado por la juez Yvonne Murphy.
Algunas de las conclusiones de aquel documento dejaban en evidencia la connivencia entre la jerarquía eclesiástica y las autoridades del Estado, entre ellas la propia policía y la Fiscalía, que sirvió, según dice el texto, para encubrir los esfuerzos de cuatro obispos dublineses por mantener el «prestigio de la iglesia, proteger a los pederastas y los bienes de la Iglesia (ante las posibles indemnizaciones), y evitar escándalos».
La comisión investigadora examinó las acusaciones de 450 personas (presentadas de entre los miles de afectados, según se estima) contra 46 sacerdotes por hechos ocurridos entre 1975 y 2004, así como su tratamiento por parte de diecinueve miembros de la jerarquía católica.
Ante todo esto, el personaje que nos ocupa ha mostrado la comprensión señalada al comienzo, aunque claro, posteriormente ha querido protegerse y ha manifestado a una agencia eso de …es que no se me ha entendido bien.
Vamos, que encima ¡¡somos tontos de entendederas!!